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Publicado el 27 de abril del 2015

Analizan rituales de amor, maledicencia y gratitud en temas de Violeta Parra en clase inaugural de Castellano y Comunicación

Por Cristian Villa Rodríguez
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La Dra. Paula Miranda Herrera, especialista en poesía chilena e hispanoamericana de la Pontificia Universidad Católica de Chile, brindó la clase inaugural del año académico de Pedagogía en Castellano y Comunicación. Durante la ponencia develó el sentido y mensaje de temas tales como “Gracias a la vida”, “Volver a los diecisiete” y “Maldigo del alto cielo”.

La destacada docente Paula Miranda Herrera, académica asociada de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y autora del libro referencial “La Poesía de Violeta Parra”, brindó la clase inaugural de la Escuela de Pedagogía en Castellano y Comunicación.

La actividad fue presidida por la directora de Escuela Dra. Alejandra Hernández Medina y contó con la participación de académicos y estudiantes, quienes pudieron apreciar la riqueza del análisis expuesto en la clase magistral denominada “Rituales de amor, maledicencia y gratitud en ‘Gracias a la vida’, ‘Volver a los diecisiete’ y ‘Maldigo del alto cielo’ de Violeta Parra”.

La Dra. Paula Miranda Herrera se ha desempeñado como académica en la Universidad de Chile y en la Pontifica Universidad Católica de Chile, donde ha tenido a su cargo los cursos de Poesía Chilena e Hispanoamericana.

¿Qué nos dice el análisis de esos poemas, décimas y canciones?

-“Ella se inscribe en una tradición que tiene que ver mucho con la poesía, que es una palabra utilizada en ella, finalmente, para representar mundos, expresar emociones, pero es una palabra utilizada con mucho cuidado poético por la forma, por la belleza, porque allí hay mucho símbolo concentrado y en ese sentido hay poesía. No es una canción muy sencilla ni simple, pero además, lleva a la canción también hacia la zona de lo más poético, canciones más profundas. Tratamos de hacer en la conferencia una reflexión sobre sus canciones que son cantos de rituales, son himnos, son más que canciones, entonces, en esa conjunción entre música y palabra, ella lo que hace es ofrecernos un ritual, una acción sobre el mundo, son canciones que transforman también lo real, estoy pensando sobre todo en Gracias a la vida, Maldigo del alto cielo y Volver a los diecisiete, que son canciones que plantean nuevas éticas de comportarnos, convivir, y que además son empleadas hoy en día como cantos rituales; por ejemplo, en todos los actos públicos con algún sentido humanista estará Gracias a la vida. Entonces, lo que comprueba ese uso que se hace de sus canciones es su gran sofisticación, su estructura muy compleja, su sofisticada composición, y tratamos de demostrar también que estas tres canciones que aparentan ser muy distintas, están hechas bajo un momento de Violeta Parra de gran crisis, pero también de gran iluminación creativa, que fue la del año 1966, en donde tiene prácticamente muy claro lo que va a suceder con ella, en sentido de decidir por sí misma irse de este mundo, pero también tiene muy claro el legado que tiene que dejar. Nos concentramos mucho en uno de sus 35 discos, que son las últimas composiciones, porque finalmente el legado poético musical más sofisticado, más importante, que resume toda su gran trayectoria de tantos años de creación y recopilación, son las últimas composiciones; está presente la tradición pero también transgrediendo la tradición, ese disco es un legado invaluable”.

Se van develando también varias Violetas…

-“Tenemos una Violeta bien creativa desde los 10 años, entonces en mi libro (La Poesía de Violeta Parra), yo recorro cinco periodos fundamentales en Violeta Parra, donde se puede pensar en Violetas distintas, pero que van decantando en la que sigue, todo lo que ella acumuló, lo mejor que acumuló del periodo anterior lo reproduce o lo recrea en el siguiente periodo, y lo que ya descarta queda ahí, pero es una vida-obra, porque en ella no es posible diferenciar la vida de la obra, su vida está dedicada a su obra de recopilación y creación, y su obra además le sirve para vivir mejor su vida. Entonces, hay muchas Violetas porque tenemos una Violeta muy encantada y cercana a la canción del espectáculo, que escribe boleros, canta en las boites, en las quintas de recreo; tenemos otra Violeta que es mucho más ligada al folclor, la folclorista y recopiladora, una que es importantísima, probablemente la más importante de todas las Violetas, pero tenemos también una Violeta anti tradición o anti poética, que es justamente aquella que escribe sus décimas autobiográficas, o sea cuando está tratando de definirse a sí misma, ella lo hace desde una posición más anti que afirmativa, entonces escribe anti cuecas, escribe el gavilán que es súper experimental y es deconstructiva musicalmente, aunque el tema es muy tradicional, que es la muerte de esta gallina por el gavilán, la muerte de amor finalmente; escribe también sus décimas autobiográficas que son transgresión porque nadie había escrito en la tradición del canto a lo poeta una autobiografía, era impensable, porque la autobiografía es del sujeto moderno. Entonces, hay una Violeta muy moderna, y la Violeta que viene después en los 60, es una Violeta muy social, muy de la canción social desde una posición bastante amplia, no confrontacional, no panfletaria, sino que trabaja esa visión de la injusticia social desde una perspectiva muy amplia, obviamente ella es muy anticapitalista, pero lo hace de una manera muy indirecta, amplia, universal, eterna, y en eso se diferencia también de la nueva canción chilena, una Violeta social, pero que no está en el registro de la canción protesta de los años 60. Y una Violeta de la etapa final, que es la de 1965 y 1966. Tenemos entre medio la Violeta viajera, que vive en Europa, expone en el Louvre, también tenemos una Violeta madre, pareja, porque para ella eran muy importantes sus parejas amorosas, y luego entonces una Violeta del final que está muy iluminada creativamente, pero absolutamente deprimida y pesimista en lo vital, y ahí hay una Violeta autodestructiva, de todas maneras. Pero el legado que ella nos deja, más que su forma de irse, que fue el suicidio, es su obra, una Violeta también creadora de proyectos, hizo la carpa de La Reina ese mismo año, entonces, está muy vital, inquieta, y lo decía en una décima, las noches las hacía día para poder seguir pensando y trabajando porque no le alcanzaba el tiempo”.

¿Cómo se divide la poesía de Violeta Parra?

-“Creo que se divide en dos grandes grupos y eso lo planteo en el libro… Son 35 discos más los libros, y se divide en una etapa de recopiladora creativa, una recopiladora muy especial porque reinterpreta, le agrega su musicalidad, su interpretación, su iluminación a veces, le cambia algunas frases que hace que la canción de la tradición que no era muy poética, sea un poco más poética, entonces ella es una recopiladora. El 60% de sus 35 discos son de recopilación, canciones de la tradición, no de ella. Y otra área, que es el 40% restante de canciones de creación, pero a su vez, creación que se basa en la tradición, que dialoga fuertemente, a veces para continuarla, otras veces para transgredirla. Y la que a mí me ha interesado, donde creo que está su poesía verdaderamente, es la de creación original con base en la tradición, y ahí fundamentalmente hay muchas canciones de amor, pero en diferentes tonos, canciones de crítica social, canciones que uno podría llamar folclóricas, y una importante cantidad de canciones que tienen que ver con el registro del canto a lo divino, de religiosidad popular que ella esgrimió y profesó. Lo muy interesante de las últimas composiciones, es que ella organiza 14 temas y cada uno de esos temas, si alguien escucha solamente ese registro, va a saber cuáles eran los grandes temas, los estilos, las tradiciones en las que está ocupada Violeta Parra, y ahí hay 8 canciones de amor, y las restantes canciones son de crítica, y la crítica la hacía a la canción protesta, que es una meta crítica finalmente, y ella dice -las canciones sociales no producen revoluciones-, encuentra que son insignificantes al lado de las injusticias sociales, y se distancia de esa canción protesta como muy combativa. Hay canciones meta poéticas y ahí, estas canciones raras que tienen que ver con una iluminación que le viene de sus contactos con cosas trascendentes, de lo divino y también hay canciones de despedida, muchas canciones de despedida”.

Cristian Villa Rodríguez

Cristian Villa Rodríguez, Periodista. cvilla@ubiobio.cl 042-2463015

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