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Publicado el 08 de mayo del 2018

Connotado investigador expuso sobre los desafíos para el estudiante de postgrado en Educación

Por Cristian Villa Rodríguez
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“Desafíos para el estudiante de postgrado en Educación” se denominó la conferencia realizada por el académico Dr. Carlos Calvo Muñoz, en el marco de la clase inaugural del Magíster en Educación de la Universidad del Bío-Bío.

El Dr. Calvo Muñoz, licenciado y docente de Filosofía, es académico de Antropología y Sociología de la Educación en la Universidad de La Serena. Posee un postgrado en Educación y una maestría en Artes y Antropología de la Universidad de Standford (EE. UU.). Es académico postdoctoral de la Universidad de Standford y de la Universidad de Lovaina, Bélgica.

La directora del programa de Magíster en Educación, Dra. Maritza Palma Luengo, se refierió a los logros del último periodo y a la evolución que ha tenido el programa desde que fue creado el año 2003. Destacó la aprobación de un Plan de Estudio renovado, que se implementa a partir de la versión 2018 y da cuenta de las actualizaciones disciplinarias que surgen a partir del desarrollo de las líneas de investigación definidas como: Formación docente y saberes pedagógicos; y Problemáticas educativas contemporáneas.

“A partir de este gran logro también enfrentamos el gran desafío de transitar desde un programa profesional a uno de carácter académico, que articulará con el programa de Doctorado en Educación en consorcio”.

La Dra. Palma Luengo señaló que el programa de Magister en Educación, es un programa reconocido y valorado por la comunidad, y se encuentra abierto a las necesidades de los demás, aportando a la construcción de mejoras frente a las demandas educativa actuales.

CONFERENCIA

El Dr. Carlos Calvo propicia un cambio de paradigma educativo. La escuela, según el investigador, asoma como un espacio demasiado estructurado y rígido que impide las posibilidades de aprendizaje de niñas y niños. La trampa epistemológica de la escuela es creer que aprender consiste en repetir las respuestas del profesor.

“Lo que debemos hacer en un postgrado es permitir que el estudiante haga lo que hacía desde pequeño y que en la escuela se le fue impidiendo: preguntar. La idea es que se haga preguntas y recupere su capacidad de formularse preguntas genuinas, inocentes, aquella pregunta que siendo formulada ya por muchos, es primera vez que el estudiante se formula”, comentó.

Ante el surgimiento de preguntas, el alumno concluirá provisoriamente alguna respuesta, situación que en sí ya constituye un aprendizaje. “Aprender es relacionar, porque establecemos relaciones entre un elemento y otro, independiente de que la respuesta sea correcta o falsa. En la escuela se comete el error de castigar inmediatamente el error con una mala nota, y por eso las personas terminan repitiendo lo que el profesor dice o haciendo un torpedo y copiando”, precisó.

Asimismo, en la escuela también se impediría lo que denomina como “aventura del descubrimiento”, pues al entregar indicaciones a los estudiantes, éstos conocen desde un comienzo la solución y los pasos para llegar a un determinado punto. “Es un error común que los profesores entregan una guía para que los niños hagan un experimento, pero la guía dice desde donde parten hasta donde llegan, y lo ideal es que los niños lleguen a otro lado. El niño debe jugar, debe caerse, pararse, debe ser capaz de hipotetizar y dialogar con el profesor”, explicó.

El académico Calvo Muñoz sostiene que aprender implica establecer una relación, y por tanto, inicialmente las relaciones están abiertas al infinito. Lo posible es posible y por tanto el profesor no puede juzgar que una relación es imposible.

“Lo que uno puede juzgar, con la ayuda de un educando que sigue indagando sobre el tema, es ver si aquello que se dijo es comprobable, para pasar de lo posible a lo probable.  Para eso se tiene que recabar antecedentes; entonces el estudiante va a la biblioteca, a internet, al laboratorio, a indagar para ver si lo que él pensó como posible, es probable. Por ejemplo, alguien puede afirmar que el ser humano sí se puede teletransportar, y como profesor le digo, bueno, ¿qué sería necesario para que alguien se pueda teletransportar? Ahí el estudiante va a la biblioteca y consulta a otras personas para ver si eso es posible. Hasta hace algunos años se decía que era imposible pero hoy lo han hecho con moléculas. Por lo tanto, es posible ¿pero cuán probable?” ilustró el investigador.

El Dr. Carlos Calvo también llamó la atención sobre la pobreza de lenguaje que se evidencia en todos los niveles, aseverando que en la escuela de hoy no se aprende a hablar en propiedad, lo que se vincula con la privación cultural, pues la pobreza de lenguaje implica que las personas no serán capaces de descifrar los códigos que le permitirán acceder a la cultura. “Tenemos que trabajar para superar las barreras lingüísticas, porque de otro modo las personas no pueden comprender. Al faltarnos vocabulario para designar objetos y describir fenómenos nos hacemos más pobres, porque no logramos entender lo que nos explican”, ilustró.

Junto con la conferencia, el Dr. Calvo Muñoz hizo entrega de su último libro denominado “Ingenuos, Ignorantes, Inocentes. De la educación informal a la escuela auto organizada”. La publicación aparecida en 2017 fue coeditada con JUNJI, la Universidad de La Serena y por el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe, CREFAL, con sede en México.

“En el libro yo trato algunos temas como la propensión a aprender del ser humano. Pruebo que los niños aprenden perfectamente, piensan perfectamente, por lo tanto, ir a la escuela a aprender a pensar es un error; lo que pasa es que se aprende a pensar mal y después la escuela trata de corregir aquello. ¿Qué tenemos que hacer? Más que corregir, debemos evitar que los niños aprendan a pensar mal”, aseveró.

La publicación también se refiere a temas como la complejidad de los procesos educativos. “No hay ningún proceso educativo que no sea complejo, pero yo educador tengo que ser capaz de simplificar la complejidad que estoy enseñando y moverme entre lo simple y lo complejo”, indicó.

El Dr. Carlos Calvo sostiene que los procesos educativos son eminentemente caóticos, pero se tienden a ordenar. “Por ejemplo, aprendemos a caminar cayéndonos y aprendemos a caminar mejor en lugares que son irregulares. Se han realizado estudios en parques infantiles y se ha descubierto que mientras más uniforme es el parque infantil, más accidentes ocurren, porque los niños presuponen que está todo ordenado. En cambio, en resbalines donde los peldaños se ubican a distinta altura, los niños suben y bajan con más cuidado, porque saben que es irregular”, ilustró a modo de ejemplo.

Cristian Villa Rodríguez

Cristian Villa Rodríguez, Periodista. cvilla@ubiobio.cl 042-2463015

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