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Publicado el 25 de mayo del 2023

Día del sobregiro ecológico

Por Patricio Neumann Langdon
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Con una preocupante tendencia a ser cada año más prematuro, nuestro país alcanzó el día 15 de mayo el denominado “sobregiro ecológico”. Esta noticia, de amplia difusión en los medios de comunicación, es un llamado de atención para que evaluemos nuestros patrones de consumo y el efecto que estos tienen sobre el funcionamiento e integridad de los ecosistemas. De acuerdo con la Global Footprint Network (GFN), el día de sobregiro ecológico corresponde al momento del año en que “la demanda de recursos y servicios ecológicos de la humanidad en un año determinado supera lo que el planeta puede regenerar en ese mismo año”.

Sin embargo, la noticia puede generar suspicacia en algunas personas, considerando que desde hace décadas (al menos desde el año 1971, de acuerdo con la GFN) la humanidad viene “agotando sus recursos” antes del fin del año cronológico: ¿cuánto “crédito ambiental” tenemos, y por qué este no se ha agotado después de tantos años? Dicha suspicacia puede deberse en gran medida a la falta de claridad con la cual se comunica habitualmente esta información.

Para clarificar, es importante mencionar que el día de sobregiro ecológico se calcula en función de la huella ecológica. Este es un indicador global de la demanda de recursos naturales (suelo, alimentos, pesca, y productos forestales) y la emisión de contaminantes a la atmósfera (gases de efecto invernadero), el que es comparado con la capacidad del planeta o país de entregar estos mismos recursos y asimilar los contaminantes.

El problema radica en que no todos los elementos de la huella ecológica contribuyen de igual forma al resultado final. Tanto en Chile como a nivel mundial, las emisiones de carbono representan alrededor del 60% de la huella ecológica total, lo que implica que la mayor parte del sobregiro se debe a que estamos emitiendo gases de efecto invernadero a una tasa muy superior a la capacidad que tiene la tierra de absorber estas emisiones, generando el fenómeno de alteración de los patrones climáticos que conocemos globalmente como “cambio climático”.

Esto tiene 2 implicancias muy importantes. La primera es que uno de los principales problemas ambientales actuales tiene que ver con como afectamos los “servicios ecológicos” (en este caso, la regulación del clima), y no con “el agotamiento de recursos”, que es lo que habitualmente se informa y que puede llevar a confusiones. La segunda es que uno de los cursos de acción más urgentes es la necesidad de avanzar hacia una economía más descarbonizada, por medio del desarrollo de fuentes de energía renovables y/o una disminución en el consumo global de energía.

Considerando que la huella ecológica es un indicador que normalmente se entiende como una condición mínima de sustentabilidad, la situación es realmente preocupante. Si tomamos en cuenta otros factores de degradación ambiental importantes y que no están considerados en el cálculo del sobregiro ecológico (por ejemplo, la escasez hídrica, la contaminación, o la pérdida de biodiversidad), la situación se vuelve aún más apremiante. Es de esperar que como sociedad sepamos entender correctamente la evidencia científica que nos entrega este y otros indicadores, y podamos actuar de manera acorde.

Patricio Neumann Langdon

Dr. Patricio Neumann Langdon, director de la Escuela de Ingeniería en Recursos Naturales de la Universidad del Bío-Bío.

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