Estudiantes de las pedagogías en Educación General Básica, Parvularia, y Básica con especialidad en Lenguaje y Comunicación, viajarán a Valparaíso para hacer entrega de alrededor de 100 libros, a niñas y niños de la escuela básica David Ben Gurión del Cerro Las Cañas.
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Contribuir a colmar nuevamente de colores, aventuras y cariño, la vida de los niños y niñas que vivieron la tragedia del gran incendio de Valparaíso, ocurrido en el mes de abril, es uno de los principales objetivos del proyecto FADE “Desde Chillán a Valpo: El poder de la fantasía de los libros”, liderado por la estudiante Gabriela Merino Fuentes, de la carrera de Pedagogía Básica con especialidad en Lenguaje y Comunicación, junto a sus compañeras Belén Riquelme y Nicol Solís de Pedagogía en Educación General Básica; Mónica Muñoz y Javiera Flores de Pedagogía en Educación Parvularia; y Bárbara Amaya, también de Pedagogía Básica con especialidad en Lenguaje y Comunicación.
Este grupo de estudiantes, asesoradas por la académica del Departamento de Artes y Letras, María Loreto Mora, incentivaron a sus compañeras y compañeros de Facultad, a realizar con sus propias manos nuevos libros infantiles para los niños y niñas de Valparaíso, quienes vieron alteradas sus vidas en forma trágica tras el gran incendio ocurrido en el mes de abril. Muchos de ellos lo perdieron todo, y si bien han logrado recuperar artefactos materiales, la tarea de componer los afectos aún se encuentra pendiente.
Por ello, las jóvenes se aprontan a viajar a Valparaíso para realizar animaciones lectoras de narraciones infantiles clásicas, valiéndose de disfraces, dinámicas de juegos, y ciertamente, de los libros generados a partir del proyecto. Se busca poner en valor de este modo el poder de la fantasía presente en la literatura para superar situaciones traumáticas.
Los resultados de la convocatoria sorprenden, no solo por el número que asciende al centenar, sino por la factura de cada libro que da cuenta de creatividad, dedicación y sobre todo, de cariño. Texturas, colores y formatos diferentes, llaman la atención e incluso invitan a colorear, de manera que los más pequeños se involucren activamente en la lectura, y vivan el cuento como una experiencia personal.
“Creemos que la calidad de las creaciones se explica por el amor a la pedagogía, a la enseñanza y a los propios niños y niñas. Cuando uno ama lo que hace no importa si está cansada o si se viven frustraciones, pues todo por lo que uno trabaja se hace con amor”, aseguran las jóvenes.
“Es una forma distinta de ayudar a los niños. Han recibido ayuda material, distintos tipos de aportes, pero a través de los libros e incentivándoles la lectura, pueden encontrar un mundo distinto, una motivación diferente”, comparten.
El proyecto FADE elaborado por las alumnas, obtuvo máxima puntuación (7) y cuenta con el apoyo del decanato de la Facultad de Educación y Humanidades, y del Departamento de Artes y Letras.
“Con la profesora comentábamos que se enviaba comida, materiales, pero ¿quién les da a los niños y niñas una contención emocional, quien les da un abrazo?, porque ciertamente, sus padres están preocupados por reconstruirles un hogar. Han pasado tres meses y quizás para las personas en general la tragedia está olvidada, pero ellos siguen viviendo las consecuencias. Por eso, creemos que ahora es muy oportuno llevar este aporte”, explicaron las estudiantes.
Por su parte, la académica del Departamento de Artes y Letras, María Loreto Mora, destacó el compromiso demostrado por los estudiantes de la UBB, y el aporte que significa el incentivar la lectura y comprensión desde edades tempranas. “Es muy significativo que estudiantes de tres carreras se hayan logrado coordinar para realizar este proyecto. También está el trasfondo de la importancia de la animación lectora, la importancia de la lectura en los niños, especialmente en los niños de la Escuela David Ben Gurión, quienes perdieron sus materiales, sus casas, y nosotros pensamos que la mejor manera de ayudarles es desde nuestras especialidades, desde lo que mejor sabemos hacer nosotras, que es enseñar”, detalló.
“Habría sido mucho más práctico, quizás, haber juntado dinero y comprado libros, pero el toque de dedicación, el cariño que se puso en cada libro, los mensajes de esperanza que escribieron los compañeros y compañeras les da un carácter muy diferente. En cada libro hay un pedacito de nuestros compañeros y compañeras. Nosotras esperamos que les guste, que se emocionen y se sientan felices, y que sepan que desde Chillán, de tan lejos, hay personas que se preocupan de ellos y que quieren estar presentes”, aseguraron las estudiantes.