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Publicado el 09 de julio del 2014

Universidades estatales requieren nuevo modelo de financiamiento para fortalecer su rol académico y de investigación

Por Cristian Villa Rodríguez
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Académico Luis Améstica Rivas

Investigación de la Universidad del Bío-Bío y la Cátedra UNESCO de la Universidad Politécnica de Cataluña, España, plantea que las políticas públicas de financiamiento a las universidades estatales y privadas del CRUCH, aplicadas durante los últimos 30 años, han generado segmentación económica y territorial, debido a la focalización de recursos económicos entregados históricamente a las instituciones, bajo distintos instrumentos de financiamiento. Artículo publicado en Ingeniare, Revista chilena de ingeniería, (SCOPUS, SciELO), pretende ser un aporte a la discusión académica sobre un tema central del acontecer nacional.

La investigación, liderada por el vicerrector de asuntos económicos de la UBB Luis Améstica Rivas, corresponde a un trabajo conjunto con el director académico de la Cátedra UNESCO de Dirección Universitaria, de la Universidad Politécnica de Cataluña, Xavier Llinas-Audet, y con el rector de la UBB, Dr. Héctor Gaete Feres.

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Académico Xavier Llinas-Audet

La anterior es una de las principales premisas expuestas en la investigación realizada por el académico UBB, quien logra graficar en una publicación de carácter científico y con herramientas estadísticas, una realidad plausible que es motivo de análisis y debates contingentes.  Améstica Rivas, asegura que dichas políticas de financiamiento, han incidido también en la generación de asimetrías y desigualdades entre los centros de estudios superiores, situación que se vuelve más patente en las universidades estatales regionales.

La segmentación económica y territorial a la que se alude, según explica el académico, tiene su origen en la definición del Aporte Fiscal Directo (AFD) del 95%, fijado por el Decreto Fuerza de Ley N°4 de 1980, que genera una desigualdad de inicio desventajosa, especialmente para algunas universidades estatales regionales, con lo que se marca el inicio de una clasificación y segmentación del sistema, que se mantiene hasta hoy.

“Lo que hoy son las instituciones obedece a las políticas de financiamiento que se estructuraron hace más de 30 años, y que han pasado de coalición en coalición de Gobierno, sin que se haya hecho algo para modificarlas. Un análisis de correlación de variables de financiamiento actual, con datos 2011-2012, confirma las asimetrías y desigualdades entre las instituciones, especialmente para las universidades estatales de regiones, constatando sus ‘claras desventajas de inicio’ por la entrega de recursos basales en un sistema de financiamiento a la oferta, destacando el mayor aporte otorgado a las universidades de mayor complejidad, mezclando instrumentos de financiamiento directos con subsidios a la demanda, becas y créditos, en un sistema altamente competitivo, impactando en el posicionamiento, clasificación, reputación y la percepción social sobre el prestigio de los planteles”, aseguró al académico Améstica Rivas.

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Dr. Héctor Gaete Feres

Al respecto, el docente investigador explicó que cada vez que se realiza alguna clasificación, segmentación o diferenciación para aplicar un nuevo instrumento de financiamiento en la educación superior, el cómo se configuró el escenario en 1980 sigue constituyendo el elemento diferenciador inicial, por ello, todo lo que se realiza en materia de financiamiento tiende a replicar y reproducir un modelo inequitativo para las universidades estatales regionales. “Así vemos que el Aporte Fiscal Indirecto (AFI), el Arancel de Referencia promedio ponderado por institución, las donaciones a universidades y especialmente el último instrumento creado el 2012, denominado Aporte Basal por Desempeño, replican las diferencias e inequidades de inicio de las instituciones”, aseveró el académico.

“Algunas universidades están en mejores condiciones para competir y producen, obviamente, exclusión en el acceso a fondos, respaldadas en su trayectoria, capital humano, capacidad investigativa, capital social, infraestructura y madurez institucional. Estas universidades han fortalecido sus actividades y equipos humanos con el tiempo, y por eso acceden nuevamente a mayores recursos que posibilitan continuar su fortalecimiento. Asimismo, gozan de una reputación y prestigio que les permite ser selectivas, lo que repercute positivamente en la situación financiera de estas. Es decir, un círculo vicioso sustentado en una distribución histórica inequitativa, donde el financiamiento estatal basal es un factor determinante de esta segmentación”, complementó Améstica.

El investigador asegura que las alternativas para romper la actual dinámica, deben apuntar a fortalecer a las universidades estatales regionales, sin que ello implique afectar a las universidades de mayor complejidad y desarrollo, que se han visto beneficiadas con el esquema vigente.

“Estimamos que en el actual momento histórico que vive nuestro país, donde se proyecta una Reforma Tributaria que probablemente permitirá contar con más recursos, es fundamental discutir y analizar este tema, porque aunque existan más recursos, si se replica el modelo vigente, ello no supondrá un real fortalecimiento para las universidades regionales estatales”, esgrimió el docente Luis Améstica Rivas.

Cristian Villa Rodríguez

Cristian Villa Rodríguez, Periodista. cvilla@ubiobio.cl 042-2463015

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