Una treintena de obras en acuarela y técnicas mixtas conforman la exposición “Encrucijada, los dos soles” del artista Luciano Venegas Díaz, que a partir de este miércoles 7 de octubre puede ser apreciada por el público en la Sala Marta Colvin del Centro de Extensión de la sede Chillán.
Durante el acto inaugural, presidido por la directora de Extensión de la UBB, Ninón Jegó Araya, se destacó que la Temporada de Arte organizada por la Universidad durante los últimos 5 años, ha acogido mayoritariamente a artistas regionales y nacionales, pero igualmente se ha brindado espacio y oportunidades a expositores ñublensinos, como es el caso de Luciano Venegas.
“Quisimos rescatar y poner en valor la obra de Luciano, ya que Ñuble ha tenido una tradición casi centenaria en la acuarela. Hacia mediados del siglo XX, ya se encontraban produciendo en Chillán, destacados maestros de la acuarela que tomaron como alumnos a actuales representantes de esta tradición tan fructífera en Ñuble. Luciano no se ha quedado en el formato más tradicional, que son los paisajes y las marinas, sino que ha abordado otras temáticas, otros estilos, con resultados realmente notables, que son los que podemos apreciar en esta exposición. Ha sido capaz de generar nuevas búsquedas y nuevos experimentos artísticos, con muy buenos resultados, como son los trabajos de ilustración y de un estilo más cercano al expresionismo”, explicó el periodista del Centro de Extensión, Miguel Lagos.
Carácter dual de la exposición
A su vez, el expositor, valoró el espacio generado por la UBB y explicó en detalle el sentido y propósito de sus creaciones. “La obra del artista se gesta en su taller, en la intimidad, en un espacio donde trabaja, pero la obra no está completa hasta que el espectador no la observa, la disfruta y la interpreta. Quisiera explicitar el carácter dual de la muestra, porque las personas que entren aquí y no tengan la información que daré, pensarán que esta es una exposición colectiva, donde se alberga el trabajo de dos artistas; de ahí el carácter dual y el nombre de la muestra ‘Encrucijada, los dos soles’. Dos soles, dos formas de iluminar una misma realidad, enfrentarse a la tela o al papel de dos formas diametralmente distintas”, comentó.
“Aquí encontraremos al artista de corte más tradicional, que afianza su trabajo y la expresión de lo que hace en el oficio de la técnica de la acuarela. Por otro lado encontramos al otro pintor, al pintor del lenguaje expresionista latinoamericano, un pintor que descubre por necesidad esta forma de arte, no como una suerte de imitación de otros grandes artistas latinoamericanos, sino simplemente por la necesidad de ilustrar, de buscar otra forma de lenguaje de sus textos, de la narrativa”.
“Estas obras que están a mi lado izquierdo (sur de la Sala Marta Colvin), fueron concebidas con la idea de la seriación de la imagen, de transformarse en una imagen que se repetiría cientos de veces, miles de veces, a través de la edición del libro. Fueron concebidas para eso, para la seriación. El mismo objeto artístico, que son las mismas pinturas, en este momento tienen otra connotación, y la connotación al exhibirse frente a ustedes alcanza un carácter como obra única. De ahí que la imagen adquiere una dimensión distinta, como obra única, una obra irrepetible. Este alcance que hago, nos hace reflexionar en lo siguiente; que no importando el objeto artístico, el contexto es el que da la valoración de la dimensión de la obra. En un caso, la obra repetida miles de veces, con una incorporación de elementos tecnológicos, mecánicos, que es la imagen seriada en un libro, y por otro lado, el gran formato que aparece aquí, donde se transforma en la obra única”.
La acuarela como pasión
“La acuarela, lenguaje que me atrapó hace más de 20 años, y que cultivo siempre con la misma pasión, por qué motivo, porque la acuarela es sorpresa, es una constante búsqueda, aparece incluso la parte arbitraria de esta técnica, y que debemos mantenerla así los acuarelistas, porque el artista de la acuarela lo que intenta es controlar esta magia, que son justamente esos movimientos ciertamente arbitrarios de la acuarela, que producen esas manchas que son tan personales. La ecuación exacta del pintor de acuarelas está en un control parcial de la técnica. Si el artista controla demasiado la mancha, transforma simplemente su pintura en una ilustración, y si descuida demasiado la expresión de las manchas, porque la acuarela tiene que hablar por sí sola, se transforma en un caos cromático y de forma. El equilibrio entre estos dos aspectos, es la ecuación exacta”.
“La técnica de la acuarela es una técnica muy especial, muy vivencial, senso-perceptual, de hecho los artistas que trabajan esta técnica, nunca terminan de aprender a pintar… De ahí un sesgo quizás de amargura, de sentir que nuestra obra nunca estará acabada, puesto que es una obra viva; la acuarela es una expresión que va cambiando, en la medida que el artista profundiza en los secretos del trabajo al agua”, concluyó el artista.
