Estudiantes de carreras de la sede Chillán participaron en jornada de balance y cierre de la Beca de Nivelación Académica otorgada por el Ministerio de Educación, que administra el Programa de Tutores. Jóvenes reconocieron el rol fundamental de los tutores, quienes a través de un permanente trabajo de orientación y guía, contribuyen a la adaptación a la vida universitaria de los alumnos de primer año.
Reflexionar respecto de los aprendizajes y fortalezas desarrolladas durante el primer año de adaptación a la vida universitaria y establecer desafíos para el próximo año académico, fueron los principales objetivos de la jornada de evaluación convocada por el Programa de Tutores, que tuvo como principales protagonistas a los estudiantes beneficiarios de la Beca de Nivelación Académica.
En la sede Chillán son 99 los estudiantes adjudicatarios de la beca que instala tutorías que focalizan su accionar en las necesidades de apoyo académico y de adaptación a la vida universitaria.
La actividad fue guiada por las encargadas de carreras del Programa de Tutores del Campus Fernando May, Paola Saldías Ramos, y del Campus La Castilla, Martha Venegas Villanueva, así como por la sicóloga del Programa, Lesly Bastías Velásquez.
“La idea era conocer directamente de los estudiantes y evaluar en qué medida ellos fueron logrando un mayor grado de autonomía durante este primer año de universidad, puesto que las tutorías buscan acompañar y guiar a los estudiantes pero no desde una perspectiva asistencialista, sino instándoles a que desarrollen su propia autonomía académica. También se pretendió que los jóvenes elaboraran una suerte de compromiso para el próximo año, cuando posiblemente se visualicen como futuros tutores”, explicaron las profesionales.
Si bien los jóvenes demandan habitualmente reforzamiento de tipo académico, el Programa de Tutores también busca visualizar otras necesidades de diversos ámbitos puesto que los mismos estudiantes refieren que no sólo valoran el aporte académico de los tutores sino también el hecho de sentirse acompañados y muchas veces contenidos respecto de sus inquietudes.
“Es muy importante trabajar el tema de la motivación de los estudiantes de primer año para que éstos logren insertarse adecuadamente en la Universidad y no abandonen sus carreras. En este sentido, la Beca de Nivelación Académica y el Programa de Tutores también tributan en la retención de estudiantes durante el primer año”, reconocieron Paola Saldías y Martha Venegas.
Estudiantes de primer año
Karen Montenegro, estudiante de Pedagogía en Educación Parvularia, así como Bárbara Muñoz y Constanza Ramos, ambas de Pedagogía en Castellano y Comunicación, reconocen que la Beca de Nivelación Académica traducida en las tutorías, fue fundamental durante su primer año de vida universitaria.
“Adaptarme al primer año de Universidad fue complejo, sobre todo por los horarios y por las ventanas que se generan entre una asignatura y otra. Me complicó bastante, porque estaba acostumbrada a tener clases en horarios continuados. Entonces, se daba que tenía ventanas extensas y no sabía qué hacer en esos periodos. Las tutorías me han ayudado a aprender a administrar mejor el tiempo”, comentó Karen Montenegro, quien reside en el sector rural de Cato, en la comuna de Coihueco.
“Lo más complicado es levantarse tan temprano para viajar. Estuve viviendo un semestre en Chillán con algunas amigas y eso me hizo madurar en el sentido de no estar siempre con mis papás y ser un poco más independiente. Creo que el hecho de ser más independiente fue el mayor cambio del año para mí. No siento que haya sido tan complejo, pero es necesario ser organizado. Gracias a Valeria (tutora) y otros chicos me pude ir organizado y saber de antemano qué cosas debía hacer en determinadas épocas del mes, saber cómo debía organizar mis materias, mis pruebas y certámenes. Igualmente nos orientaban sobre los estilos de evaluación de los académicos y cuáles eran las materias más relevantes de cada asignatura, de manera que fue una gran ayuda”, describió Bárbara Muñoz de la comuna de San Carlos.
“Viajo de vez en cuando a mi casa (Yerbas Buenas-Linares), y creo que eso fue lo que más me complicó, porque a veces quería estar en mi casa, pero debía quedarme a estudiar. También se me dificultó el tema de las ventanas horarias que tenía algunos días. La ayuda de los tutores nos ayudó mucho para asimilar cómo serían las evaluaciones, cómo poder estudiar y cómo evaluaba cada profesor porque cada uno lo hace de manera diferente”, compartió Constanza Ramos.
La experiencia del tutor
Valeria Torres, alumna de tercer año de Pedagogía en Castellano y Comunicación, y Mauricio Montencinos, estudiante de cuarto año de Pedagogía en Educación Física, se desempeñan como tutores durante 2015. A ambos les interesa contribuir y apoyar a los nuevos estudiantes de la UBB, pero igualmente valoran la experiencia adquirida en el programa.
“La experiencia de convertirse en tutor ha sido muy buena, pues el sólo hecho de tener que enseñar o explicar diversos temas a los estudiantes nuevos me ha implicado prepararme, buscar material y así he aprendido muchas cosas. Creo que es importante generar una relación de confianza con el tutorado de manera de poder realizar actividades de estudio y también de distracción, pienso que esa fue la clave, porque ellos demostraron bastante compromiso y asistían a las tutorías regularmente”, aseveró el tutor Mauricio Montencinos.
Valeria Torres en tanto, estima que para cumplir con el propósito central, sería muy conveniente que las tutorías del área de las pedagogías trabajaran en forma mancomunada, puesto que las necesidades pedagógicas son similares. También vislumbra la necesidad de innovar en algunos aspectos formales. “Generalmente las tutorías se preparan para realizarlas en sala, pero idealmente, para salir un poco de la rutina, deberíamos realizarlas en otros espacios. Igualmente, considerando que muchos alumnos vienen de fuera de Chillán, lo ideal sería darles a conocer el desarrollo de la ciudad a través de diferentes actividades. Pienso que el rol del tutor consiste en ayudar al alumno a adaptarse al mundo universitario; no convertirse en un profesor o un ayudante sino en un amigo cercano, de manera que el tutorado sienta un efectivo apoyo”, concluyó la estudiante.