La obra examina alrededor de 5 mil palabras-conceptos y los perfila en sus 400 páginas, que dan cuenta de 35 años de investigación en las regiones de la Araucanía y Biobío. Según expresó el autor, significó la consulta directa a más de un centenar de informantes nativos. La académica del Departamento de Artes y Letras, Dra. Elizabeth Quintrileo Llancao, destacó la apuesta de Ziley Mora por ir más allá de las palabras y de su significado, intentando rescatar la profundidad de una cultura eminentemente espiritual.
El “Diccionario Mapuche Zungun, Palabras que brotan de la tierra” puede considerarse, según palabras de su autor, como el primero de sus características que se publica en Chile, en cuanto diccionario etnográfico-semántico: “es decir, que vincula y asocia los vocablos y las distinciones nativas de acuerdo al significado ancestral –hoy seriamente amenazado de desvirtuación asimilacionista- para así perfilar mejor la originalidad de una cosmovisión y hacer justicia con ella”, precisó Ziley Mora.
El acto de lanzamiento, patrocinado por la Facultad de Educación y Humanidades, fue realizado en el Salón Andrés Bello del Centro de Extensión de la sede Chillán, y contó con la presencia de numerosos estudiantes, académicos, así como seguidores del autor, quien también se ha desempeñado como docente de la Universidad del Bío-Bío.
La académica del Departamento de Artes y Letras, Dra. Elizabeth Quintrileo Llancao expresó que probablemente, lo que hace diferente el aporte de Ziley Mora es que va más allá de las palabras e inclusive más allá de los significados. “Lo depositado dentro de una lengua, como la riqueza cultural o el conocimiento espiritual, no se puede explicar con palabras, por eso la obra de Ziley Mora es importante, porque intenta rescatar la profundidad de la cultura. Eso lo hace distinto a lo que ha habido, porque la mayoría de las obras se refiere a las palabras, significados, estructuras, pero no hacen hincapié en estos elementos que no son tangibles”, precisó la académica.
“La reflexión de las lenguas indígenas nos sitúa en un escenario que va más allá de lo físico, pues nos lleva a un plano completamente espiritual: Los abuelos Guaraní decían, por ejemplo: “Palabra y Alma” se dice de la misma manera. Ñe’e ë significa palabra y también alma. Si te doy mi palabra, te doy mi alma. Esta es mi palabra, esta, este soy yo. La cultura mapuche, por su parte, también otorga el mismo valor y compromiso que adquirimos cuando damos nuestra palabra. Creo, por lo tanto, que el trabajo de Ziley constituye una evidencia más acerca de un Estado pluricultural. Concuerdo por lo tanto, con Pedro Cayuqueo: -Somos uno de los pueblos indígenas más numerosos del continente, compartimos patrones culturales, una determinada forma de ver el mundo, un territorio al que sentimos como nuestro hogar, y por si fuera poco, una lengua que si bien amenazada, lejos está por lo pronto de desaparecer-. Por lo tanto, agradezco a Ziley esta importante contribución cultural, esperando que este no sea el término, sino el comienzo de muchos trabajos”, detalló la Dra. Quintrileo Llancao.
Reencuentro con el sentido perdido del mundo…
Ziley Mora, etnógrafo, educador, mediador cultural y experto en lengua y cosmovisión mapuche, explicó que se escribió la obra para ir al “reencuentro con el sentido perdido del mundo manifiesto detrás de cada término”.
“Para construir este Diccionario, nuestra opción de enfoque fue hacerlo desde el plano léxico-semántico, que en lo general, estudia los significados de los elementos léxicos y los significados complejos de las construcciones mayores, hasta el nivel del discurso. Por tanto, postergamos y dejamos en la sombra otros planos legítimos para elaborar un diccionario, a saber, el plano fonológico (que se preocupa de describir articulatoriamente los sonidos de una lengua e identificar fonemas) y el plano morfosintáctico, que se preocupa de estudiar elementos básicos constituyentes de las palabras, es decir, morfemas”, aseveró.
“El propósito de este Diccionario es revitalizar el fondo de sabiduría de la lengua; esto es revitalizar los significados profundos, los matices finos, los arcaísmos y términos en desuso, muchos de ellos de tal misteriosa relevancia, que hoy podría realumbrar el extraviado camino del hombre de Occidente [… ] Por tanto, aprender mapuzungun, como lo propone este Diccionario implica re-aprender a pensar, porque exige generar pensamiento colateral, convergente, relativo, circular y circunvolucionador (en espiral) de la realidad; pensamiento no categorial ni taxonómico. El zungun o lenguaje de la mapu, al inspirarse en sus procesos recursivos naturales, estimula el desarrollo de -una menta deslocalizada-, como decía el neurocientífico Francisco Varela, una psiquis holística, análoga, intuitiva, capacitada para la inferencia de lo atemporal y a-espacial”, describió Ziley Mora.
-La palabra, fue lo primero, y en este libro diccionario se explica la palabra.
-“Zungun significa palabra, pero también significa mensaje, discurso, también significa cosa, realidad… Entonces, cuando uno habla, invoca, cuando uno conversa hechiza, cuando uno entrevista hechiza. Entonces, la palabra tiene esa dimensión de concretar lo invocado. Zungun también significa son, vibración, tono, de algún modo música, entonces, el Zungun mapuche es exactamente el equivalente al Davar hebreo o al Logos griego, por eso mi entusiasmo enorme de registrar las voces con más poder en este diccionario. El Zungun mapuche es exactamente ese equivalente de la fuerza antigua de la palabra. No es en absoluto casual que autores chilenos hayan desarrollado el tema de la ontología del lenguaje, porque ya estaba en el Zungún mapuche esa dimensión. Hablar es invocar, hablar es concretar, hablar es hechizar…”
-Resumes que son 35 años de trabajo en este libro.
-“Es una especie de enciclopedia conceptual, semántica, de los conceptos fundamentales de la cultura mapuche. La metodología fue una larga paciencia; investigar en terreno, escuchar mucho, hacer observaciones de campo, preguntar, cotejar, contrastar… En esto me ayudaron mucho alumnos de un liceo semi indígena que estaba en Pucón en la década de 1980, donde yo hacía clases de Filosofía, el Liceo Paulo VI, y también alumnos de la Universidad del Bío-Bío cuando realicé clases en la sede Concepción durante la década de 1990. Ellos se convertían en mis ayudantes de campo, sobre todo en la Provincia de Arauco y en Alto Biobío”.
-“La metodología fue etnográfica, pero con constante recurso a la etimología de las palabras, al fundamento, porque las palabras, también en los idiomas occidentales, tienen una raigambre oculta que son sus partículas esenciales, pero que las olvidamos. En cambio, en el caso mapuche todavía están registrables las raíces de cada palabra. Generalmente son dos o tres radicales, o una palabra pospuesta o un prefijo, van conformando el entramado de cada concepto. En cada palabra mapuche se cruzan muchos mundos, lo visible, lo invisible, se cruzan realidades diversas y eso es lo apasionante de la lengua mapuche”.
-Son 5 mil términos en 400 páginas…
-“Es un trabajo largo y paciente porque había que resumir y sintetizar. Uno de los méritos de este trabajo es que, lo que está repartido en múltiples tesis de grado, o en múltiples libros de investigadores que han hecho su trabajo en la Araucanía, lo sintetizo, los incluyo en este libro de un modo sapiencial, es decir, recoger el dato etnográfico pero desde la perspectiva de la sabiduría, pero desde la sabiduría de hoy, de manera que le sirva a la persona, al chileno de hoy, que reencuentre en este libro las bases de su esperanza, de su futuro, porque postulo que si no regresamos a la estructura de los ecosistemas visibles o invisibles, nuestro país y Latinoamérica, no serán viables, porque nos hemos comprado un paradigma occidental donde ya conocemos el resultado, que ha abusado y destruido el mundo natural”.
Reivindicación histórica y cultural
El decano de la Facultad de Educación y Humanidades, Marco Aurelio Reyes Coca, manifestó que la obra presentada llega en un momento muy especial de la causa mapuche, y da cuenta de la riqueza y belleza cultural de un pueblo y de una lengua atávica.
“Para comprender la situación actual es necesario remontarse a la historia, y analizar lo que significó la asimilación cultural y la chilenización del pueblo mapuche. Eso fue un gran perjuicio y hoy hemos llegado al convencimiento de que el Estado y la nación chilena no entiende al pueblo mapuche, porque tenemos cosmovisiones distintas. El aparataje estatal actúa represivamente sobre ellos, y eso es lo que les ha puesto en un estado de movilización, situación que se desarrolla desde comienzos del siglo XX en adelante. En la historia se hace alusión a la mal llamada ‘Pacificación de la Araucanía’, pero en realidad hubo una ocupación, porque se les quitó las tierras y las leyes posteriores incentivaban la enajenación, es decir, a los mapuches que quedaron con tierras se les impulsaba a venderlas. El pueblo mapuche protagoniza una historia de reivindicación, pero no solo de territorio, sino una reivindicación histórica y cultural”, aseveró el decano.