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Publicado el 23 de diciembre del 2016

Revista Quinchamalí dedica último número al padre de las orquestas infantiles maestro Jorge Peña Hen

Por Cristian Villa Rodríguez
Etiquetas: ExtensiónUBB
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El director del Taller de Cultura Regional de la Universidad del Bío-Bío, Dr. Alejandro Witker Velásquez, presidió el acto en que se presentó a la comunidad la edición número 16 de la Revista Quinchamalí, Artes, Letras, Sociedad, dedicado a las orquestas infantiles de Chile, y en forma especial a quien es considerado el padre espiritual de todas ellas, el destacado músico y compositor Jorge Peña Hen.

La velada, realizada en la Escuela de Cultura Artística Claudio Arrau León, contó con la participación especial de su viuda, la pianista Nella Camarda Valenza, y su hijo Juan Cristián Peña Camarda, así como del director de orquesta e intérprete en violín, Américo Giusti Muñoz; el director de la Escuela de Cultura Artística, Juan Pablo Garrido, y la directora del Conservatorio de Música Laurencia Contreras Lema de la UBB, intérprete en guitarra clásica, Isabel Almeyda Durán.

El acto también contó con la participación del alcalde de Chillán, Sergio Zarzar Andonie, quien destacó el trabajo del Dr. Alejandro Witker a través de la Revista Quinchamalí.

Jorge Peña Hen fundó en 1964 la primera Orquesta Sinfónica Infantil de Chile y Latinoamérica, formada mayoritariamente por niños de escasos recursos de las escuelas más vulnerables de La Serena. Asimismo creó una Escuela Experimental de Música donde los niños cumplían su currículum tradicional junto con un fuerte énfasis en la enseñanza musical e instrumental, cuerpo de danza y de arte dramático. En 1961, había organizado la Orquesta de Cámara de Antofagasta, que posteriormente pasaría a ser la Orquesta Filarmónica.

El Dr. Alejandro Witker comentó que la última edición de la Revista Quinchamalí reviste un significado especial, más aún al contar con la presencia de la viuda e hijo del homenajeado Jorge Peña Hen.

“Se trata de poner en circulación nuestro homenaje a uno de los chilenos más grandes, cuya historia no tardará en situarlo en el lugar que le corresponde, cuando la sociedad conozca la magnitud de su obra, que como ha ocurrido muchas veces en la historia de Chile, tarde en reconocerse. El odio quiso sacarlo de la historia, pero fue inútil, su genio lo está devolviendo a la historia”, destacó el historiador.

El Dr. Witker Velásquez explicó que la siembra y el ejemplo de Peña Hen, quien puede considerarse el padre espiritual de las orquestas infantiles y juveniles de Chile, ha germinado en más de 500 orquestas de este tipo en todo el país. “Ellas constituyen un imponente monumento que se va instalando en el territorio nacional, en memoria del visionario maestro (…) Las orquestas juveniles son expresiones del alma, de esa belleza que se reparte estimulando sentimientos y demostrando que el ser humano puede ser mucho más que las miserias que a diario recogen los medios informativos”, aseveró el director de la Revista.

Es por dicha razón que la presentación de Quinchamalí se realizó en esta oportunidad en la Escuela de Cultura Artística Claudio Arrau León, y contó en su apertura con la impecable intervención de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de dicha Escuela, dirigida por Carmen Gloria Mella.

En la oportunidad, el Dr. Alejandro Witker reconoció la labor de la Escuela de Cultura Artística Claudio Arrau León y a los dos estudiantes de piano que ocuparon los primeros lugares en el concurso “Toca el Cielo”, de Radio Beethoven de Santiago. Israel Manríquez (primer lugar) y Cristian Barría (segundo lugar), ambos alumnos además del Liceo Bicentenario Marta Brunet.

“La Revista Quinchamalí ha venido a presentarse aquí como un modesto pero sentido laurel para aplaudir en público lo que se está haciendo en la Escuela de Cultura Artística Claudio Arrau, con un grupo de profesores y estudiantes de lujo, con un director, Juan Pablo Garrido, dispuesto a llevar a esta escuela a la altura de las tradiciones chillanejas y a los desafíos que plantea el Teatro Municipal”, expresó Witker.

A su vez, el director de la Escuela de Cultura Artística Juan Pablo Garrido, agradeció el gesto y reconoció la valía intelectual de quienes hacen posible la circulación de Quinchamalí.

“La palabra revista suena pequeña, escasa, para dimensionar tan magnífico trabajo y aunque en estricto rigor cabe dentro de la definición de revista, es más bien una obra, un tratado de lujo, no sólo por su empaste de primerísima calidad, sino porque Quinchamalí es un preciado producto que tiene por misión resguardar, rescatar, rememorar, hacer justicia histórica a tantos personajes ilustres y egregios, cuya obra y vida no están al alcance de las nuevas generaciones. Cada número es un homenaje a un grande de las artes o las letras, y cada número es una lección de historia del Chile profundo, intelectual, de aquellos personajes que le dieron forma y consistencia a nuestra nación”, aseveró Garrido.

Juan Pablo Garrido aseguró que el presente número tocaba a la escuela que dirige en forma especial, pues al estar dedicado a las orquestas infantiles y juveniles del país, se daba amplia cabida a la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil, y a la Orquesta Semillero dependientes de dicho centro cultural.

“Pero es también el sueño hecho realidad, la semilla germinada y florecida de Jorge Peña Hen, visionario prohombre que en los años ’60 fundara la Escuela de Música de La Serena, un colegio donde los niños aprendían un instrumento al mismo tiempo que recibían sus currículum normal. Así nace la primera Orquesta Sinfónica Infantil de Chile, realizando giras por todo el país, América y Europa, acaparando elogios de la crítica mundial. Hasta que en el aciago año 1973 una burda mentira lo acusa de traer armamento en los estuches de los violines de los niños. El helicóptero de la muerte lo atrapa entre sus garras desquiciadas (…) Las balas despedazaron su cuerpo pero no su siembra maravillosa. 40 años después, esta Orquesta Juvenil, la que ustedes escucharon, como todas las demás, florecen en el surco trazado por Jorge Peña Hen”, comentó Juan Pablo Garrido.

La viuda del maestro Jorge Peña Hen, la pianista Nella Camarda Valenza, también tuvo palabras de reconocimiento y agradecimiento para la publicación y su director, pues se trata de un importante esfuerzo por relevar la figura de Peña Hen, que según expresó, se intentó menoscabar y silenciar tras los sucesos de 1973.

“La primera vez que se habló un poco de él fue en 1991, cuando hicimos la exposición “Vida y Obra de Jorge Peña Hen”, entre mi hijo y yo, y la estrenamos en La Serena, en el Museo Arqueológico con mucho apoyo (…) De ahí en adelante hemos estado empeñados en que su nombre sea conocido, porque la verdad es que no sólo fue enterrado por su terrible muerte sino que fue enterrado su nombre. La aparición de esta revista es un paso muy grande en este sentido. Por eso estamos muy contentos, porque tal como decía Juan Pablo, la revista en realidad es un verdadero libro de arte”, aseveró.

Nella Camarda también se refirió al ideario que inspiró la vida de Jorge Peña Hen, porque la creación de las orquestas infantiles y juveniles obedecía a una visión del maestro que abogaba por la generación de una sociedad más igualitaria, donde el arte y la cultura estuvieran al alcance de toda la comunidad.

“Él tenía 20 años cuando hizo su discurso como presidente del Centro de Alumnos en el Teatro Municipal de Santiago. Su afán era que la música llegara a las masas. Su otro ideal era la formación del hombre integral, y con eso se refería a que la formación que se da a los niños en el colegio debe ser completa, y la música debe estar a la misma altura que la historia, la matemática, la biología, etc. La música modifica al individuo, entrega algo que llega al espíritu y produce un beneficio en el ser humano incomparable”, ratificó Nella Camarda.

En el acto de presentación de la Revista también estuvo presente el maestro Américo Giusti Muñoz, director de orquesta, intérprete en violín y gestor cultural, reconocido por promover un modelo de desarrollo artístico y social bajo su gestión particular en la Orquesta Infantil y Juvenil de Curanilahue y Contulmo en 1996, y que hoy se desarrolla en más de 500 orquestas juveniles e infantiles a lo largo del país.

“Este es un modelo para hacer música y acercar el ideal de la música en la belleza a todos los seres humanos. Si nosotros hacemos un esfuerzo que no tiene que ver con la calidad, con la excelencia, no estamos haciendo nada, es decir, regalamos un instrumento a un chico de una minoría étnica, o que sea pobre, pero no estamos solucionando el problema; el asunto es si hemos podido darle la música como instrumento. El instrumento no toca solo, y sólo podrá llegar a su ideal si detrás hay un profesor. El capital humano es muy importante, ustedes tienen aquí ese capital humano”, compartió el maestro Giusti.

La directora del Conservatorio Laurencia Contreras Lema de la Universidad del Bío-Bío, Isabel Almeyda, también fue invitada a participar en la presentación de Quinchamalí, y en la ocasión pudo compartir lo que la música implica en la formación de un niño o niña y de las posibilidades que abre al desarrollo del espíritu humano.

“Lo que he visto como experiencia es que los niños que tocan en agrupaciones y que estudian música, se comprometen como si fuera el proyecto del más alto nivel, porque tienen metas claras, saben que determinado día deben dar su concierto y que deben hacerlo con la mejor calidad y con cariño, porque además lo dedican a sus familias. Hay un aprendizaje intangible, pero que después se aplica en todas las tareas que cumplirán más adelante, ya sea en su profesión, lo que sea que elijan, ellos serán mejores personas”, comentó.

Igualmente, dio cuenta de la huella dejada por Peña Hen, pues muchos de sus discípulos se encargaron de mantener vivo el recuerdo del maestro, y a través de su trabajo daban cuenta del ideario de aquél artista.

“Reconozco la figura de Peña Hen porque conozco músicos que son profesores del Conservatorio, y ellos tienen la esencia que él traía. Su esposa decía que han tratado de enterrar el recuerdo de su marido, pero yo le acabo que manifestar que no es así, porque en Concepción conocí al menos tres personas que me hablaron de él, de su historia, y ellos lo recordaban con un cariño increíble, y la pasión que él dejó en esos músicos aún se percibe. Esa es una semilla que él dejó en todo Chile, porque estos músicos del norte se repartieron por todo Chile y han hecho escuela en todas las regiones. Su proyecto trascendió y llegó a la cúspide cuando se concretó la Fundación de Orquestas Juveniles Infantiles”, aseveró Isabel Almeyda.

Cristian Villa Rodríguez

Cristian Villa Rodríguez, Periodista. cvilla@ubiobio.cl 042-2463015

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