El Dr. Jorge Frozzini brindó la conferencia titulada “Políticas Migratorias en Canadá: Estructuras, condiciones laborales y precariedad”. En ella dio cuenta de antecedentes históricos y de los cambios de tendencia que se registran en la política migratoria durante los últimos años.
Ilustrar y describir el funcionamiento de las políticas de migración de Canadá, sus últimas transformaciones y la realidad que deben afrontar los inmigrantes, fue el principal objetivo de la conferencia ofrecida por el Dr. Jorge Frozzini, académico de la Universidad de Quebec de Chicoutimi, en la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad del Bío-Bío.
El investigador fue invitado por el académico del Departamento de Ciencias de la Educación, Carlos Ossa Cornejo, en el contexto de un trabajo colaborativo de investigación.
“La idea es conocer qué está sucediendo respecto de las políticas migratorias en Canadá, donde hay una tradición bastante larga respecto de este tema. Esta experiencia es relevante, en instancias que en nuestro país estamos viviendo un proceso de recepción de inmigrantes bastante fuerte, y marcado durante los últimos años. En ese sentido tenemos que aprender muchas cosas, y esas experiencias que se han desarrollado en otros países como Canadá, donde hay un crisol de lenguas muy interesante y notorio, es una buena oportunidad para nosotros”, describió Ossa Cornejo.
El académico Jorge Frozzini explicó que históricamente Canadá ha sido reconocido como un país que acoge favorablemente a la población migrante, y de hecho, posee una política que norma y orienta este proceso, lo que supone una fortaleza importante. Sin embargo, y pese a que aún es un país de amplias oportunidades, durante los últimos años, y especialmente a contar del año 2008, se han producido cambios importantes, con la introducción de programas de trabajadores temporarios, es decir, orientados a personas que van a trabajar en forma temporal al Canadá y que luego deben retornar a su punto de origen.
“El sistema migratorio está cambiando hacia una migración temporal y no permanente. Eso lo estamos observando desde el año 2008 muy claramente. Ahora se prioriza a los trabajadores temporales; si se necesita más trabajadores de algún perfil las opciones se abren y si se necesitan menos también hay menos opciones. Las políticas se van adaptando y reorientando, según lo que se necesita en el mercado”, ilustró el especialista.
Durante la conferencia, el académico Jorge Frozzini precisó que la población de Canadá bordea los 35 millones de personas. Entre el año 2011 y 2016 la población creció 1,7 millones, y de esa cifra 1,13 millones es resultado de la migración. Se estima que los próximos años el crecimiento poblacional estará mucho más vinculado al crecimiento de la migración, puesto que el país exhibe baja fertilidad y mayor envejecimiento.
Jorge Frozzini explicó que el principal origen de la población que migra al Canadá, tomando como referencia el año 2016, es el Asia (48,6%), destacando países como Filipinas, Indonesia y China. Le sigue Europa (28,1%), las Américas (14,7%), África (7,8%) y muy marginalmente Oceanía y otras zonas. Sin embargo, la población migrante de Europa decrece paulatinamente, en tanto que la de Asia y África tiende a aumentar.
El Dr. Frozzini precisó que aún cuando es el Estado quien orienta las políticas migratorias, el sector privado desempeña un rol importante, en el sentido que los trabajadores temporarios deben llegar a Canadá con un contrato, y eso debe hacerse muchas veces a través de una agencia de trabajo. Esta realidad da paso, en ocasiones, a situaciones abusivas o que van en desmedro de los migrantes.
El académico de la Universidad de Quebec de Chicoutimi (UQAC), expresó que este giro hacia una política de migración temporaria ha implicado que las condiciones de los inmigrantes no mejoran en comparación con los canadienses, al menos durante los últimos 9 años. Asimismo, resulta muy difícil lograr el reconocimiento de títulos y la experiencia laboral del migrante, quien debe adecuarse a las opciones que se brindan a través de los programas ya definidos. Se advierte cierta valoración “desechable” del migrante, pues se constata que muchas personas de todas partes del mundo están dispuestas a ir a trabajar temporalmente al país.
“También hay que considerar los profundos impactos psicosociales para los trabajadores y sus familias. Por ejemplo, hay personas que van a trabajar durante 4 años, pero en ese tiempo forman una familia y tienen hijos, y nos encontramos con casos dramáticos en que la persona debe abandonar el país, con todo lo que eso significa. Actualmente son muy pocos los que se pueden quedar, y eso depende del programa al que se acojan. Las condiciones exigidas para lograr quedarse son reducidas”, ilustró el Dr. Frozzini.