Una novedosa y atractiva idea para la rehabilitación del Mercado Central de Concepción desarrolló en su proyecto de título la egresada de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Bío-Bío Camila Cáceres Lepin. Se trata de una propuesta de recuperación que revaloriza el inmueble, declarado monumento histórico nacional, y plantea nuevos usos para el edificio, conservando su carácter de mercado, destacó el profesor guía, Gonzalo Cerda Brintrup.
El académico indicó que la iniciativa mantiene la bóveda central existente – que según un informe del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación de Estructuras y Materiales, IDIEM, es factible rescatar – y deja espacios para la venta de productos, cocinerías, exhibiciones y otras actividades.
El proyecto de rehabilitación tiene como objetivo reciclar la obra creando un lugar de encuentro e intercambio comercial, social y cultural, explica Camila Cáceres. En este propósito y atendiendo su condición de monumento histórico nacional, agrega, se consideraron los criterios contemporáneos de recuperación patrimonial: Integridad, es decir mínima intervención del edificio original; autenticidad o distinción entre lo viejo y lo nuevo y reversibilidad o posibilidad de desmontarse a futuro.
La iniciativa distingue tres grupos principales en la obra -el comercio perimetral, los locales interiores y la esquina Rengo-Maipú- e introduce modificaciones en todos ellos. Como primera decisión plantea eliminar el comercio perimetral con el fin de homogeneizar la cuadra y crear una relación más sincera con su contexto evitando la segregación interior. “Se logra un borde aporticado que conserva los servicios sanitarios ubicados originalmente a los costados, pero ahora respondiendo hacia el interior y hacia la calle para que cuando se cierre el mercado puedan funcionar de igual manera las 24 horas. Asimismo, se incorporan nuevos usos como estacionamientos de bicicletas y paradas de buses, transformando a la cuadra en un punto de llegada y de partida que conecta la zona con otros centros urbanos del gran Concepción”, señala Camila.
El espacio correspondiente a la bóveda, donde estaban los locales comerciales, en tanto, acogería actividades temporales de todo tipo, como ferias, conciertos y exposiciones. Se propone una estructura que actúa como subcapa permeable y que, además de contener el lugar, permite recorrer el volumen de aire formado por la estructura abovedada preexistente. “Se crea así un vínculo entre el patrimonio y la comunidad que lo visite, no sólo por su carácter de mercado, sino también por su condición de monumento histórico”, expresa la autora del proyecto.
La joven precisa que la estructura que actúa como subcapa se libera en el borde, para observar los arcos desde su fundación, y en el centro, generando un espacio de encuentro que se abre hacia el cielo. Asimismo se montan tres plantas que permiten nuevos recorridos al interior de la bóveda, desde los cuales se accedería a una muestra permanente sobre la historia del edificio y su rehabilitación, así como al tercer piso del inmueble. Este, originalmente cubierto, ahora se plantea como una azotea conectada a dos cafés, a los que también se puede llegar por ascensores ubicados en la entrada principal, en el primer piso.
Para los laterales de la bóveda se conserva el uso destinado a locales de venta de verduras, frutas y otros productos, en el primer nivel, y se crea un segundo nivel para locales comerciales más específicos, como artesanías y vinos.
Camila Cáceres recuerda que la nave central, compuesta de una estructura de hormigón armado con arcos arriostrados por vigas y diagonales, llamó la atención desde su construcción, en la década de los 40, al levantarse por sobre el promedio de altura de la ciudad. Fue diseñada por el arquitecto húngaro Tibor Winer, quien se inspiró en los hangares que se usaban en Europa durante la guerra, pensados para resistir ataques y bombardeos. Ello explica que la estructura haya podido sobrevivir sin mayores daños al terremoto de 8.8 del año 2010, advierte, agregando que todas las estructuras que propone el proyecto son marcos de acero arriostrados que, desde el punto de vista estático y dinámico, actúan independientes a la estructura de hormigón preexistente.
Por último, la esquina Rengo-Maipú albergaría el nuevo espacio gastronómico, al que se le otorga la cualidad de patio interior con llenos y vacíos formados por las cocinerías y sus terrazas. En un primer nivel se encuentran las cocinerías para servicio en barra, aunque también con la posibilidad de permanencia en las terrazas del exterior. En el segundo nivel, las cocinerías tipo restorán, con una zona de niños en el sector principal y comedores aterrazados.