“Influencia vitivinícola francesa en Chile central; 1850-1900” se denominó la conferencia dictada por el académico del Departamento de Ciencias Sociales Dr. Félix Briones Quiroz, en el II Congreso Internacional de Viñas y Vinos realizado en Porto, Portugal.
A través de su ponencia, el Dr. Briones se refirió a la introducción de las variedades de vid francesa en Chile durante la segunda mitad del siglo XIX, lo que implicó un nuevo sistema de plantación y cultivo, junto con la extinción de la cepa País en los valles que circundan Santiago, puesto que fue precisamente en esa zona, en el Llano del Maipo y en Panquehue, donde se instalaron las nuevas viñas de riego.
El Dr. Félix Briones comentó que en el proceso de introducción de cepas francesas jugaron un rol fundamental el propio Estado chileno, así como los empresarios que habían hecho fortuna en la minería, la banca y la industria, quienes vieron en este rubro una opción para adquirir estatus social y prestigio.
“El Estado chileno fue un protagonista importante. Creó el Instituto Agrícola y Escuelas Prácticas Agrícolas a lo largo del país y contrató a profesionales y técnicos franceses. Además, el Estado emitió 2 decretos para luchar contra la filoxera vastatrix, insecto que afectaba a los viñedos en Europa en ese momento. Un decreto de 1874 prohíbe la internación de vid francesa y en 1877 otro decreto prohíbe la internación de vid extranjera en general. Gracias a estos decretos Chile no fue afectado por este insecto que destruyó los viñedos de Europa”, comentó el académico UBB.
La creación de la Escuela de Artes y Oficios en 1849 también contribuyó a tecnificar la producción vitivinícola y otorgó la base para el desarrollo tecnológico que se vivía en Chile en aquel momento.
La política estatal también consideró el envío de especialistas a misiones o viajes de estudio a Europa así como a Argentina y Uruguay con el propósito de conocer los viñedos y las técnicas que se estaban empleando y los métodos para eliminar la filoxera.
Entre los especialistas destacó particularmente René Le Feuvre quien se desempeñara como profesor y director del Instituto Agrícola que dependía de la Quinta Normal de Agricultura hasta 1903 en la ciudad de Santiago. De Le Feuvre se reconocen más de 100 artículos sobre vitivinicultura.
El rol del mundo privado fue igual de relevante pues aportaron el capital para la creación de las viñas de acuerdo al modelo francés. “Este tipo de viñatero era muy acaudalado. Las viñas Cousiño Macul, Errázuriz Panquehue, Concha y Toro, Santa Carolina o Tarapacá Ex Zavala eran de familias con grandes fortunas. Estas viñas destacan por su tamaño que va desde las 30 hectáreas a las 450 hectáreas”, explicó el Dr. Briones Quiroz.
Los nuevos productores vitivinícolas buscaron exportar sus vinos finos al mercado europeo, pero el alto costo de la producción y la distancia de Chile respecto de los puntos de destino, prácticamente hicieron imposible concretar esos proyectos. Además, los productores franceses, si bien reconocían la calidad del vino chileno, aseguraban que los mostos nacionales eran inferiores a los de origen galo.
“Producir un vino francés en Chile era muy caro porque había que contratar técnicos franceses, se debía importar toda la maquinaria, las herramientas, las botellas, corchos, lacre; las duelas de roble para confeccionar los toneles, pipas, cubas, barriles, se traían desde Estados Unidos o Francia. A eso hay que agregar el costo del transporte y los derechos de aduana. Para los productores chilenos fue un mal negocio”, ilustró el investigador UBB.
Ante este revés, según ilustró el Dr. Félix Briones, los productores chilenos orientaron su producción al mercado del norte del país que vivía una época boyante debido a la riqueza que aportaba la minería del salitre. Los vinos de calidad eran consumidos por la elite minera, los mandos medios, técnicos y profesionales de la industria, mientras que el vino País lo consumía el resto de la población.