“Regulación de la Investigación Científica: Estado Actual y Desafíos” se denominó el Primer Workshop en Bioética de la Universidad del Bío-Bío. El espacio congregó a especialistas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de Chile, Universidad de Santiago, Comisión Nacional de Bioética y de la propia UBB.
“Generar un espacio de conversación reflexiva plural, multidisciplinaria y crítica, en torno a problemas éticos frecuentes dentro de la investigación científica, estimulando el proceso de autocrítica y concienciación entre los estudiantes e investigadores de la enorme responsabilidad que implica investigar en Ciencias”, fue el principal objetivo del Primer Workshop en Bioética de la Universidad del Bío-Bío, organizado a través de la Facultad de Ciencias y el Magíster en Ciencias Biológicas en alianza con la Sociedad Chilena de Bioética
La conferencia inaugural fue dictada por el Doctor en Genética y especialista en Bioética, Manuel Santos Alcántara, presidente de la Sociedad Chilena de Bioética, quien expuso sobre “Concepto y Principios de Bioética” y luego sobre “Aspectos Bioéticos de la Investigación Científica con Seres Humanos”.
Al iniciar la conferencia el Dr. Santos Alcántara precisó que su postura bioética es más cercana a la corriente personalista que principialista, y no concuerda con la corriente utilitarista ni con la transhumanista. Esta definición es fundamental porque existen distintas perspectivas antropológicas sobre este tema.
“Esta es una muy buena iniciativa surgida en la Universidad del Bío-Bío, porque hoy no se puede realizar ninguna investigación científica sin que se respeten algunos requisitos éticos, particularmente, en todo lo relacionado con investigación en seres humanos, animales, plantas, bacterias. El científico tiene una responsabilidad frente a la sociedad respecto a los estudios que pueda hacer con toda forma de vida. En este contexto, quien regula esta normativa sobre cómo hacer investigación respetando la vida en todas sus formas es precisamente la Bioética”, expresó el conferencista.
El especialista comentó que es el investigador Van Rensselaer Potter, en la década de 1970, quien acuña el concepto y definición de Bioética. El científico advierte que la supervivencia de todo el ecosistema se encuentra en peligro debido a la ruptura entre el saber científico y el saber humanístico. Por ello propone establecer un puente entre la cultura científica y la humanista, rol que desempeñaría la Bioética, con el objetivo de enseñar a cómo usar el conocimiento en el campo científico-tecnológico. En su perspectiva, la Bioética debe unir los valores éticos, no sólo referidos al hombre sino a la biósfera y los hechos biológicos, puesto que ello permitiría la sobrevivencia del ecosistema.
El Dr. Manuel Santos Alcántara explicó igualmente que la Bioética considera las áreas de la Biomedicina que atañe a seres humanos y animales de experimentación; Estudios Sociales, referidos a los seres humanos; Biología, donde se considera a microorganismos animales y plantas; y la Ecología.
Los modelos o corrientes de la Bioética se sustentan en las distintas concepciones del hombre, es decir, el modelo ético que se utilizará se sustenta en una mirada antropológica específica. Es así como se identifican los siguientes modelos: Ética Deontológica o Kantiana, Principialista, Relativista (Casuista, Utilitarismo), Personalista, Casuista, Sociobiologista, Ética de la Virtud (Bienes Humanos) y Transhumanismo, según ilustró el Dr. Santos Alcántara.
Acto inaugural
El Workshop se desarrolló en el Aula Magna del Campus Fernando May y consideró la participación de autoridades universitarias, académicos y académicas, estudiantes de pregrado y de postgrado, junto a los conferencistas invitados.
La prorrectora de la Universidad del Bío-Bío, Gloria Gómez Vera, felicitó y reconoció la pertinencia y necesidad de reflexionar sobre el tema que propuso el Workshop. “Efectivamente, podemos decir que los investigadores e investigadoras poseen una óptima formación científica, disciplinar y con toda seguridad, también personal. Sin embargo, ello no impide que en el desarrollo de sus tareas investigativas se vean enfrentados a dilemas, a profundas disquisiciones que nos plantean interrogantes, porque la naturaleza de la cuestión que se analiza es compleja, no se revela con claridad como el blanco o el negro, sino más bien como un área nebulosa o difusa”, aseguró.
Lo anterior, cobra plena relevancia cuando dichas investigaciones se vinculan con las personas, con los seres vivos y el medioambiente, agregó la prorrectora. “Como lo hemos dicho, el poseer una formación científica no siempre es garantía de un proceder ético. La historia nos enseña que con el argumento de la investigación científica, en más de una ocasión se han traspasado límites y se han cometido abusos”, advirtió.
En tanto, el decano de la Facultad de Ciencias, Dr. Fernando Toledo Montiel, citando al Dr. Van Rensselaer Potter, enfatizó que “-a medida que se ingresa a la era del tercer milenio, cada vez estamos más conscientes del dilema formulado por el aumento exponencial del conocimiento, sin un aumento de la sabiduría necesaria para manejarlo-. Se refería (Van Rensselear Potter) con preocupación a la fragilidad del uso de este conocimiento, el cual no necesariamente tiene por objetivo la supervivencia humana o la mejora de su condición”, manifestó.
El decano Toledo Montiel precisó que en virtud de lo anterior, el desafío para las universidades es la adecuada aproximación a los dilemas que conciernen al campo de la Bioética en una visión abarcadora de todas las manifestaciones de la vida.
“Para ello debemos tener presente algunos fenómenos que deben formar parte de nuestra reflexión crítica constante. La globalización, como fenómeno que incide fuertemente en los equilibrios de la vida; la interculturalidad, que reclama nuevos y urgentes esfuerzos de diálogo entre culturas diferentes y la búsqueda de caminos convergentes en torno a problemas que se observan comunes; la rehumanización de la producción del conocimiento, como necesidad de buscar caminos convergentes, orientados a recuperar la capacidad de unir a la sociedad. Y quizás un cuarto punto, nuestra creciente falta de nivel de conciencia sobre el sentido de la responsabilidad compartida, y no ser conscientes, a veces, de que somos parte de una cultura que debe nutrirse de prioridades con sentido para el crecimiento de la sociedad. En suma, no tenemos a veces conciencia de que estamos invitados a promover y a aportar los equilibrios dinámicos sobre los que descansa la vida”, advirtió.
El Dr. Toledo comentó que en este sentido las universidades tienen una gran oportunidad de formación, pues a partir de la valoración de la autonomía moral de los miembros de la comunidad, las interdependencias y convergencias que se generan en torno a valores compartidos, el pensamiento ético emerge como una herramienta fundamental para valorizar la dimensión del diálogo, los consensos y los acuerdos capaces de orientar la toma de decisiones fundadas en la prudencia y responsabilidad, como sello de actuación de las personas que componen una institución.
El coordinador general del Workshop, Dr. Enrique Zamorano Ponce expresó un especial reconocimiento a la Sociedad Chilena de Bioética en la persona de su presidente, Dr. Manuel Santos Alcántara, por confiar y brindar su apoyo a la realización del encuentro.
“Desde que Van Rensselaer Potter acuñara el término bioética en la década de los años 70, esta joven disciplina ha adquirido una importancia gravitante en el desarrollo de diferentes líneas de investigación. Y pese a que la bioética se ha desarrollado en estrecha relación con la esfera sanitaria y ha sido considerada como aquella disciplina que da respuesta a los cuestionamientos éticos generados por el avance de la ciencia y la técnica y su aplicación en la medicina, este no es su único objeto de estudio”, comentó el investigador UBB.
El Dr. Zamorano Ponce precisó que la bioética, como ética aplicada, pretende dar solución a las contrariedades morales que germinan, ya sea en la relación del hombre con el resto de la biósfera y las generaciones futuras; de la relación del sujeto con las instituciones de la sociedad; como de la relación entre los individuos durante la atención sanitaria o la ejecución de un protocolo de investigación.
“Es así que en el ejercicio de la bioética, independiente del ámbito, se identifican los problemas, se formulan principios legítimos y razonables, se especifican los posibles contextos de su uso, y se aplican reglas en casos concretos. Por lo tanto, el modelo de la ética es transdisciplinar, procedimental y dialógico, es decir, un diálogo entre oyentes con distinta formación, experiencias y creencias en condiciones de reconocimiento recíproco, los cuales comparten y contextualizan el significado de los conceptos que utilizan, con el fin de lograr un discurso que sea legítimo socialmente y que permita el entendimiento en una sociedad pluralista que presenta diversos códigos morales”, describió.
El Dr. Zamorano subrayó que la bioética es necesaria para mediar la relación entre las ciencias de la vida y los valores que son esenciales para la sociedad. Asimismo, la bioética es trascendental en el contexto actual y las reivindicaciones relacionadas con el bienestar humano y del medioambiente.
“Nuestros tiempos requieren valores consistentes en el trabajo científico. La Bioética, exegética en su fundamento, es un área multidisciplinaria del conocimiento cuyo objeto de estudio es la vida, su conservación y progreso. Se ocupa de examinar y precisar aquellos elementos que proporcionan una óptima conducta humana con relación a la vida, referida a la humanidad, a la vida animal o vegetal así como del medio en que puedan darse los contextos admisibles para la convivencia”, reflexionó.