“Historia social, marginalidad y legitimidad” se denominó el conversatorio online que organizó la Biblioteca Nacional de Chile en el marco de los 30 años del Centro de Investigaciones Barros Arana, en el cual participó el historiador y académico del Depto. de Ciencias Sociales de la Facultad de Educación y Humanidades UBB, Dr. Mauricio Rojas Gómez. En la actividad también se presentó la historiadora y directora del Museo Histórico Nacional, Macarena Ponce de León, y fue moderada por el director del Centro, Rafael Sagredo.
El académico UBB, Dr. Mauricio Rojas, quien tiene publicado el libro “Las voces de la justicia. Delito y sociedad en Concepción (1820 y 1875)”, habló precisamente de ello, justicia, criminalidad y las sentencias, entre otros aspectos. “El delito es una categoría socialmente construida, no es algo inmanente al ser humano, sino que es algo externo, por lo tanto ¿Quién construye lo qué es justo o no lo es? Esto tiene una historicidad”, comentó.
Lo de interesarse por la verdad jurídica, agregó el docente, y no por quién comete o no un delito, se debe a que muchas veces las voces de la sociedad han dejado registro, “pero otras no. Ante eso, el aparato judicial que se va construyendo tempranamente acá en Chile, va dejando registro de aquellas voces que la historia no ha dejado consignada. Las que estaban explícitas en la confrontación que se da entre el juzgado y la persona que transgredió esa norma”. Las temáticas que trabaja e investiga, reflexionó, así como el resto de historiadores, por ejemplo, parten de problemáticas del presente, “el pensamiento historiográfico no es sólo para un afán de erudición, o para demostrar lo culto que somos con un sentido supremacista”, precisó.
Entre los ejemplos que dio el académico de cómo funcionaba el aparato judicial en el 1800, se refirió a la noción que se tiene del papel de la mujer como un sujeto solamente de perjuicio, por ende siendo siempre perjudicada por el sistema legal. Rojas explicó cómo, en algunas situaciones, las mujeres utilizaron a su favor el mismo discurso patriarcal y, muchas veces misóginos, utilizado contra ellas.
“Si había una mujer que mataba a su marido, el procurador de pobres, que generalmente era el abogado defensor, podía alegar frente al juez que la mujer como pertenecía al sexo frágil no sabía lo que hacía, porque era poquito más que un animal. Ese pensamiento era utilizado por la mujer para su defensa y muchas veces quedaban en libertad”, expuso el historiador.
