La Dra. Ana Gajardo Rodríguez participó como expositora en el seminario “Interculturalidad y Derechos de niños, niñas y adolescentes” organizado por la Oficina de Protección de Derechos de la Infancia y Adolescencia (OPD) Laja-Diguillín. La actividad consideró la participación de más de 50 concurrentes entre abogados/as, trabajadores/as sociales, psicólogo/as, educadores/as intersectoriales y administrativos/as.
La académica del Departamento de Ciencias de la Educación, Dra. Ana Gajardo Rodríguez, participó en calidad de invitada por la coordinadora de la Oficina de Protección de Derechos de Infancia y Adolescencia Laja-Diguillín, María Riquelme Valeria, en atención a la valiosa colaboración de la académica UB en el primer encuentro realizado el año 2019.
La Dra. Ana Gajardo precisó que en la oportunidad se hizo ver la necesidad de seguir avanzando en la incorporación del enfoque intercultural como un principio guía en el diseño de políticas y programas orientados a la infancia y la adolescencia, de manera que se plasme en las prácticas de intervención de los/as profesionales de las OPD.
“El propósito y foco apuntaba a generar una reflexión con los/as profesionales, porque ellos conocen y están conscientes de los derechos de niños, niñas y adolescentes, y deben salvaguardarlos en los espacios donde trabajan. Por eso se entregaron algunos lineamientos sobre lo que se entiende por interculturalidad y sobre cómo trabajar este enfoque según las labores y roles que cada integrante del equipo desempeña”, aseveró.
Según consignó la académica UBB, los/as participantes señalaron que las OPD ya reciben a niños, niñas y adolescentes provenientes de Haití, Venezuela o Perú. “La mayor brecha para trabajar con niños y niñas provenientes de Haití es el idioma. Y los equipos están conscientes que deben hacerse cargo de esa realidad, y eso implica hacer esfuerzos por aprender el idioma y para comprender la cultura porque hay dinámicas muy distintas. Por ejemplo, las madres y padres haitianos se vinculan más estrechamente con los niños/as a partir de los 3 años, porque la realidad que han vivido les indica que es muy probable que antes de esa edad los niños/as fallezcan. Para nuestra cultura eso puede ser cuestionable, pero de acuerdo a la realidad que ellos viven, es necesario que así sea”, reflexionó.
“Quienes trabajamos en educación y en este caso, salvaguardando los derechos de niños, niñas y adolescentes debemos hacernos cargo. Si a nuestra institución llegan personas migrantes, como ocurre en los centros OPD, hay que aprender y comprender esas culturas porque lo ideal es que se de un diálogo o conversación entre ambas culturas de manera igualitaria. Generalmente, caemos en la crítica al Estado o a los gobiernos, a la gran institucionalidad, pero nosotros/as también podemos hacer un aporte personal y para eso hay que comprometerse con acciones concretas que pueden ir generando un cambio”, manifestó.