Columna de opinión del rector de la Universidad del Bío-Bío, Dr. Benito Umaña Hermosilla.
Asistir a las ceremonias de titulación de las y los estudiantes de las diferentes carreras que impartimos, es una de las actividades que más disfrutamos en la Universidad. Ser testigos de la culminación de un proceso como ese, en donde nuestros jóvenes ven hecho realidad uno de sus sueños que alguna vez imaginaron con sus familias y seres queridos, nos llena de orgullo y satisfacción y renueva nuestro compromiso de seguir adelante con nuestra misión.
Tenemos la convicción de que formar profesionales competentes técnicamente en las diversas disciplinas, con valores sólidos referidos a la forma en cómo se insertan en las sociedades, con ética, responsabilidad social y espíritu de colaboración, es un primer eslabón de una construcción mayor, para aportar al progreso de los territorios.
Cada territorio es un sistema social inserto en una sociedad mayor, que pertenece a un país y al mundo. Cada territorio es diverso en su composición, pero todos comparten un elemento fundamental: Las personas, las que en definitiva somos los agentes que, con nuestra humanidad, creatividad e innovación, damos vida a organizaciones, empresas y/o instituciones que nacen para satisfacer las necesidades del mismo territorio.
Para que este círculo virtuoso expuesto anteriormente sea un real aporte para las personas y familias que componen los sistemas sociales en donde están insertos y contribuyan en la erradicación de problemas sociales como la pobreza, desigualdad e inequidad, no basta con la formación de profesionales. En un mundo globalizado y moderno como el actual, es fundamental la innovación, entendida ésta como un proceso de constante creatividad, en donde exista un permanente cuestionamiento de lo logrado, para introducir nuevos procesos y técnicas que den paso a nuevos resultados, nuevos productos y servicios a disposición de la comunidad.
La innovación en las universidades es un imperativo, que surge desde la investigación científica para poner a disposición de los territorios, nuevas formas de ser y hacer, acordes a sus particularidades, cuestión necesaria para las transformaciones sociales requeridas por los pueblos para avanzar.
Este es otro eslabón de aquella construcción mayor llamada humanidad con el que las universidades contribuimos.
Desde aquí, insertos en los territorios, formamos personas y profesionales.
Desde aquí, desde los territorios, investigamos para contribuir a la ciencia y a la innovación, estando siempre a disposición de los intereses de nuestro país, pues entendemos que, en la colaboración, mas no en la competición, está la clave del progreso y la sustentabilidad del mundo.