Hacia 1920, Chillán se había convertido en un dinámico núcleo de vías férreas interconectadas, a saber: Longitudinal Santiago -Chillán-Concepción (1874); Ramal Rucapequén, Penco (1906); Chillán-Temuco (1912); Ramal Chillán-Recinto (1920); más el ferrocarril urbano Chillán-Chillán Viejo (1884).
La construcción del ferrocarril en Chile fue el Proyecto Modernizador del siglo XIX-XX, provocando el impulso transformador de la sociedad chilena, especialmente en el imaginario colectivo, llevado adelante por el Presidente José M. Balmaceda (1886-1891), Para que “todos los problemas del porvenir de Chile, estén ligados a la construcción de muchas vías férreas”. De hecho, durante su gobierno, las líneas férreas se duplicaron de 2.522 kms a más de 5.000 kms, siendo las más relevantes el inicio del trasandino Los Andes, Mendoza (1887) y la fabulosa obra del viaducto del Malleco (1891). Balmaceda fue el primer Presidente chileno en recorrer el país en un ferrocarril al estilo de los mandatarios de USA (a Chillán llegó a veces, la última cuando percibía la conjura de la marina de la marina). Decía que estas acciones eran para sacudir la tradicional timidez y apatía del chileno, recalcando sus ansias por unir al país. El Presidente Mártir era un visionario incomprendido por el conservantismo imperante. Desde entonces se inicia una cultura ferroviaria que penetraba em el alma nacional. La historiadora Sofía Correa, escribe que más de la mitad de la historia de Chile se encuentra escrita en un vagón de tren hasta su reemplazo en el siglo XX por el avión en la década de 1940 (“El ideal modernizador de la Historia del siglo XX chileno”). También están los sabrosos relatos de las giras presidenciales de Pedro Aguirre Cerda y Juan Antonio Ríos, del gran periodista Tito Castillo, ex_ Director de la Discusión de Chillán y Premio Nacional de Periodismo 2001.
El tren llegaba a Chillán el 29 de marzo de 1874, inaugurado el tramo Concepción -Chillán, como gran acontecimiento histórico, que conmovió a la ciudadanía. Así se completaba el tramo Santiago-Concepción, que quedaba operativo definitivamente en 1877, como acontecimiento cívico. La construcción de esta línea que una “odisea histórica “. No solo estimulaba la economía regional, sino que, por el gran número de trabajadores empleados, especialmente gañanes expulsados de los latifundios y las variadas tecnologías de la Revolución Industrial: Construcción de puertas, túneles y terraplenes. Todo explica además los trágicos sucesos acaecidos en las vías de miles de gañanes reclutados en los campos del Chile Profundo, en el proyecto del Presidente Federico Errázuriz Zañartu.
En 1910, el mundo ferroviario chillanejo se conecta al ramal Rucapequén -Tomé -Penco, destinado a exportar la riqueza agrícola de Ñuble y Linares, destinando el Congreso la suma de 150 mil pesos -020) para los estudios. La Discusión (1916), publicaba el boom de la venta de sitios en Dichato -Tomé y la apertura de hoteles en esta colonización chillaneja del balneario.
El ramal funciono hasta 1970. El sinuosos ferrocarril Chillán-Recinto tardó 17 años en su construcción por las dificultades técnicas, topográficas, administrativas y mano de obra debieron intervenir los militares del Regimiento Ferrocarrilero de Puente Alto) , hasta su apertura en 1920 . Estaba conectado con el proyecto de viabilidad turística de las Termas de Chillán y la producción de Pinto y Coihueco.
Los tranvías eléctricos de Chillán a Chillán Viejo (1884) fueron una historia del proceso modernizador del Chillán de la transición del siglo XIX al XX. Sin dudas fue el desarrollo del ferrocarril provocó enorme impacto de la entonces provincia de Ñuble