“Hoy estamos en una situación de transición y tenemos que tomar las medidas que nos entreguen viabilidad financiera en el corto plazo para poder proyectarnos en el largo plazo”, explica el vicerrector de Asuntos Económicos Dr. Mauricio Gutiérrez Urzúa.
En conversación con la autoridad universitaria, abordamos las medidas que la UBB ha adoptado para enfrentar los desafíos que la realidad económica le impone. Asimismo, el vicerrector se refiere a las expectativas financieras a futuro de nuestra institución. Son positivas, tanto por la aplicación de los nuevos aranceles regulados como por la favorable evolución de las matrículas en los últimos procesos de admisión, entre otros factores, sostiene.
¿Cuál es la situación financiera de la Universidad y cómo han incidido en ella factores como las matrículas, la gratuidad, el contexto económico u otros?
El sistema de educación superior chileno y las universidades públicas, entre ellas la UBB, han experimentado una disminución de sus ingresos. A partir del año 2021, la matrícula de pregrado regular, que es el principal sustento financiero de nuestra institución, ha bajado en alrededor de 1.015 estudiantes provocando, obviamente, una merma en nuestros ingresos. Por otro lado, tenemos una serie de compromisos: remuneraciones, honorarios y las compras, que también se han visto afectadas por la fuerte variación del IPC. Todo ello genera más presiones en el flujo de caja y una mayor necesidad de capital de trabajo.
¿Cómo se encuentra la UBB en relación a otras universidades?
En términos generales, la situación de la UBB no es muy distinta respecto de otras universidades públicas, pero con una gran diferencia. El año 2016, nuestra institución adoptó una política de menores aranceles, lo que posteriormente se complementó con un congelamiento de aranceles, pensando en las características de nuestros y nuestras estudiantes y en que somos una Universidad estatal, pública y birregional. Por lo tanto, desde el punto de vista financiero, tenemos la misma situación que otras universidades, pero con expectativas positivas. El año 2025 los nuevos aranceles regulados beneficiarían a 20 de nuestras carreras y el 2026, a otras 13. En esa línea, hoy estamos en una situación de transición y tenemos que tomar las medidas que nos entreguen viabilidad financiera en el corto plazo para poder proyectarnos en el largo plazo.
¿Qué efectos tuvo la reestructuración de la deuda financiera de la Universidad?
La verdad es que representa un gran logro para nuestra institución. Nos permitió ordenar nuestros pasivos financieros, que se arrastran por mucho tiempo. Ahora, ¿qué significa la reestructuración de la deuda? No significa más deuda, sino que la deuda de corto plazo se trasladó al largo plazo, proporcionándonos mayor estabilidad financiera. Significó además bajar los intereses devengados y pagados período a período y, sobre todo, disminuir paulatinamente el endeudamiento, ya que esta deuda se encuentra programada a 15 años. Esto no implica una liquidez inmediata. Será paulatino y los mayores beneficios se verán, cuando se haya amortizado el 40 por ciento del crédito.
¿Cuáles son los objetivos, cómo se construyó, socializó y qué medidas contempla el plan de ajuste para enfrentar la situación financiera actual?
El plan de ajuste o plan de sustentabilidad financiera se ha construido con la participación de las tres vicerrectorías y ha sido presentado, socializado y complementado con los aportes de las distintas instancias de la gobernanza de nuestra institución. Se encuentra incorporado también en el informe de autoevaluación para la acreditación institucional.
El plan contempla medidas de corto, mediano y largo plazo, orientadas a aumentar nuestros ingresos mediante la creación de nuevas carreras, la renovación curricular y el aumento de cupos en carreras con alta demanda. También y de común acuerdo con las unidades académicas correspondientes, se han discontinuado o reformulado carreras que históricamente han sido deficitarias. En la misma línea, hemos impulsado un mayor control de los honorarios. El 2023 se logró una disminución en torno al 8,5% de los contratos a honorarios totales de la Universidad y seguiremos trabajando en esa misma línea el año 2025. Adicionalmente, se contempla una reducción del 20 por ciento de los gastos operacionales, fundamentalmente aquellos gastos por concepto de alimentación, pasajes, combustible, transportes, fotocopias y gastos varios.
¿Cómo se espera que evolucione la situación financiera de la Universidad?
Lo he dicho muchas veces. Las expectativas financieras de la Universidad del Bío-Bío son positivas. En este sentido me gustaría destacar tres acontecimientos: La matrícula de primer año ha evolucionado favorablemente a partir del 2023 y esperamos que esto se mantenga el 2025. Ello nos permitiría contar con un ingreso total de estudiantes similar al que teníamos el año 2019. Otra buena expectativa tiene que ver con la acreditación institucional. Si logramos un mayor número de años de acreditación esto impactará positivamente en nuestros recursos, ya que cuando aumenta el número de años de acreditación se incrementa tanto el aporte fiscal directo como los aportes institucionales para las universidades estatales y, fundamentalmente, los aranceles regularados de la gratuidad. Por último, el tercer aspecto tiene que ver con la aplicación de los nuevos aranceles regulados.
Debo señalar sí que esto depende del Presupuesto de la Nación, el que fue aprobado el 27 de noviembre, luego de que el Ejecutivo tuviera que ajustarlo en casi 550 mil millones de pesos.
¿Y en cuanto al reajuste de las remuneraciones?
En este punto, hay que recordar que el Estado no entrega a las universidades estatales los recursos para cubrir el reajuste salarial para el sector público y, en consecuencia, éstas deben financiarlo con cargo a su propio presupuesto. Es una situación que se viene advirtiendo hace mucho tiempo y que año a año genera un escenario complejo para las instituciones, al que ahora se suman las dificultades que recién comenté.
¿Qué efectos puede tener la situación económica en la acreditación institucional?
La acreditación institucional es muy importante, no sólo desde el punto de vista académico y de nuestro proyecto educativo, sino también desde el punto de vista financiero, porque puede significar mayores recursos. Sin embargo, hay que ser muy claros: Una parte no menor de los resultados que logremos depende de la sostenibilidad financiera de la Universidad. La Superintendencia de Educación Superior (SES) nos ha solicitado un informe de sostenibilidad financiera proyectado al año 2028. Ese informe debe ser totalmente creíble y compatible con nuestra realidad en términos económicos y académicos. Por eso, junto con agradecer el compromiso de todos y todas con la acreditación, también y con la misma fuerza, queremos señalar que este proceso aún no ha terminado. Falta la parte más importante: Que la SES acoja y apruebe nuestro plan de sustentabilidad financiera.
¿Cuál es el mensaje a la comunidad universitaria?
El mensaje a la comunidad universitaria es de confianza en el futuro. Hoy tenemos que hacer la tarea entre todos y todas, cumplir nuestros compromisos como lo estamos haciendo ahora y lo hemos hecho siempre. En esa línea, se requiere de gran responsabilidad y ajustarse rigurosamente al presupuesto anual, para estabilizar nuestras finanzas y proyectar a la Universidad del Bío-Bío en el tiempo. Por las razones que ya he expuesto: las nuevas carreras, el aumento de cupos, el ajuste de gastos superfluos y factores externos, como los nuevos aranceles regulados, los años de acreditación que obtengamos, que de alguna manera impactarán positivamente a nuestra institución; por todo ello debemos confiar en el futuro de nuestra Universidad.