La Universidad del Bío-Bío, a través de la Facultad de Ingeniería y con financiamiento del Gobierno Regional de Ñuble inauguró la planta piloto ubicada en el Campus Fernando May, destinada al desarrollo y aplicación de la tecnología de Endurecimiento de Suelo (TES), una innovación de fácil aplicación y respetuosa con el medioambiente que busca enfrentar de manera efectiva los problemas de inestabilidad presentes en los canales de riego de la región. La iniciativa se desarrolla en estrecha colaboración con la Junta de Vigilancia del Río Diguillín (JVRD) representada en el acto inaugural por el jefe del Departamento Técnico Sebastián Bastías.
Solucionar los problemas de inestabilidad de suelo naturales o artificiales para evitar problemas como filtraciones, ensanchamientos y socavación local en los canales de riego de la región de Ñuble, es el principal objetivo del proyecto liderado por el académico del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Facultad de Ingeniería Luis Santana Oyarzo. “Su aplicación permitirá mejorar la geometría de los cauces, reducir filtraciones, evitar desbordes y contribuir a la estabilización del lecho y los bordes de los canales”, indicó.
Durante el acto inaugural, la prorrectora Dra. Angélica Caro Gutiérrez destacó que el proyecto dialoga directamente con los lineamientos de la Estrategia Regional de Desarrollo de Ñuble, particularmente con su eje de economía, innovación y capital humano. “Constituye una iniciativa de alto valor por la articulación virtuosa que logra entre la academia, la institucionalidad pública y el mundo productivo y social. Quisiera destacar especialmente la colaboración de la Junta de Vigilancia del Río Diguillín, que administra cerca del 30% del caudal regional de riego y cuya experiencia y participación activa han sido fundamentales para orientar el desarrollo de esta tecnología”, indicó.
En tanto, la gobernadora regional (s) de Ñuble, Claudia Cabrera Torres, señaló que la iniciativa contribuye al objetivo de promover un desarrollo equitativo en los territorios, especialmente en zonas donde persisten brechas asociadas a condiciones de ruralidad y limitaciones económicas. “Somos una región eminentemente rural, y ello incide directamente en nuestro nivel de desarrollo. Por eso, proyectos como este son fundamentales. Ver que se materializa en una infraestructura concreta como la que inauguramos hoy constituye una forma efectiva de avanzar hacia la equidad territorial que inspira la Ley Orgánica Constitucional de los Gobiernos Regionales”, afirmó.
Facultad de Ingeniería y desafíos en Ñuble
El decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Bío-Bío, Dr. Patricio Álvarez Mendoza, subrayó que el propósito último de una institución financiada por todas y todos los chilenos es poner el conocimiento al servicio del país. “En Ñuble enfrentamos desafíos tan relevantes como en Biobío: la ruralidad, la crisis hídrica y una serie de necesidades que requieren respuestas oportunas. Esa motivación es la que nos impulsa cada día a llegar al campus y asumir problemas complejos, sabiendo que al día siguiente volveremos por más”, expresó.
Agregó que la inauguración de la planta piloto no solo representa un logro tecnológico, sino también un mensaje para la Región de Ñuble. “Esta instalación es evidencia del compromiso que la Facultad de Ingeniería quiere seguir honrando. Así como hemos desarrollado esta solución, podemos explorar muchas otras en la medida en que las necesidades del territorio sean expresadas. La Universidad y la Facultad no solo están abiertas, sino deseosas de contribuir. El sentido de la ingeniería es precisamente hacernos cargo de problemas, y esperamos seguir recibiendo desafíos que impacten positivamente en la calidad de vida de las personas”, concluyó.
Planta piloto TES: solo un comienzo
El director del proyecto, ingeniero Luis Santana Oyarzo, destacó que, si bien la tecnología presenta ventajas y desafíos, su potencial va mucho más allá de la mejora de canales de riego o del abordaje de la crisis hídrica.
“Esta planta piloto representa solo el comienzo. La tecnología TES no se limita a intervenir canales: puede contribuir a resolver múltiples problemáticas que afectan a las personas en distintas zonas del país. En cada región donde trabajamos, los desafíos suelen ser similares y se relacionan con lo que llamo la interacción agua–suelo–estructura”, indicó.
El académico precisó que dichas dificultades aparecen en diversos ámbitos, como construcciones emplazadas en zonas inapropiadas, degradación de terrenos o intervenciones que alteran la dinámica natural del entorno. En ese sentido, subrayó que la tecnología TES permite mejorar y estabilizar suelos, pero advirtió que su uso también requiere una responsabilidad ética. “Esta tecnología tiene grandes bondades, pero también la capacidad de modificar profundamente el entorno. Por eso, su aplicación debe ser cuidadosa, respetuosa y controlada”, sostuvo.
Respecto de las proyecciones, Santana resaltó que el objetivo es aportar soluciones que respondan a necesidades reales de las comunidades. “Las proyecciones de esta iniciativa apuntan a transformar el entorno para mejorar la calidad de vida: generar espacios de vivienda digna, mejorar el acceso al agua y abordar adecuadamente los residuos. Lo que vemos hoy es solo el primer paso de cómo un producto endurecedor, una de las fases de esta tecnología, puede ponerse al servicio de las personas. Aún queda mucho por avanzar, y ese camino lo recorreremos con responsabilidad y compromiso”, concluyó.
El seremi de Agricultura de la Región de Ñuble, Antonio Arriagada Vallejos, destacó la relevancia de impulsar soluciones orientadas a fortalecer la eficiencia y la infraestructura hídrica regional. “Todas las tecnologías que contribuyan a mejorar la eficiencia y a resolver las dificultades presentes en nuestra red de canales son de vital importancia, con un carácter estratégico para la región”, afirmó. Agregó que, junto al Gobierno Regional, se ha avanzado en una intervención integral en materia de gestión del agua, lo que incluye un convenio entre la Comisión Nacional de Riego y el Gobierno Regional por 5.600 millones de pesos, además de diversas iniciativas destinadas a optimizar el uso del recurso hídrico.
Ñuble en cifras
La actividad silvoagropecuaria es predominante en Ñuble y la disponibilidad de agua para riego a nivel predial constituye un factor crítico para la productividad agrícola. En este escenario, la JVRD administra cerca del 30% del caudal total de riego regional mediante una extensa red de canales de aproximadamente 3.000 kilómetros, distribuidos en 41 canales y 36 bocatomas a lo largo del río Diguillín. La organización atiende a 3.007 usuarios, de los cuales un 70% corresponde a hombres y un 30% a mujeres.
A pesar de su relevancia, más del 99% de la red de canales se encuentra sin revestir, situación que contrasta con otras cuencas como las de los ríos Itata y Biobío. Esta condición ha favorecido la presencia de pérdidas por conducción, afectando tanto el volumen disponible como la oportunidad del recurso y elevando los costos de mantención por sobre los 0,5 millones de pesos por canal.
Entre los problemas más recurrentes se encuentran el ensanchamiento y la erosión de riberas, filtraciones que pueden alcanzar hasta un 40% del caudal, desbordes en zonas deterioradas, socavación, sedimentación, proliferación de vegetación acuática y daños en obras de derivación o tomas prediales.










