El reconocido psiquiatra Reynaldo Perrone, brindó el taller “Abordaje breve en terapia. Cambios rápidos y durables: pragmatismo en terapia”, junto con dictar la conferencia inaugural denominada “Agresores y agredidos. Las increíbles derivadas de la agresividad”, materia en la que es considerado un referente mundial.
El IX Congreso Chileno de Psicología que reúne a la Red de escuelas y facultades de Psicología pertenecientes al Consorcio de Universidades del Estado de Chile CUECH, cuenta entre sus expositores al destacado psiquiatra Dr. Reynaldo Perrone, terapeuta de parejas y de familias, ex profesor de la Universidad de Saboya, Grenoble, y director de estudios del Instituto de Formación y de Aplicación de Terapias de la Comunicación (IFATC), Francia.
Tras una destaca trayectoria en Argentina, el investigador culminó sus estudios en Francia, y a la vez entrenó a médicos, psicólogos y asistentes sociales en Suiza y el país galo, en materias de violencia intrafamiliar. Por ello, es un reconocido especialista en terapia familiar y en el terreno de la violencia familiar.
Asimismo, durante el último tiempo ha concitado la atención tras la publicación de su libro “El síndrome del Ángel: las nuevas consideraciones de la agresividad”. En él, Reynaldo Perrone describe y analiza los casos de personas en la situación de no poder defenderse, ya sea porque su entorno resulta altamente agresivo para su capacidad de reacción, o porque habitualmente no pueden reaccionar frente a las personas que las agreden y violentan. Dicha modalidad, definida por el Dr. Perrone como “Síndrome del Ángel”, describe las incidencias de quienes viven sometidos al dominio de otros más fuertes y opresores.
Según se indica en la presentación de este libro, “más allá de la necesidad de comprender el fenómeno de la violencia -y de los violentos- para tratarlo más eficazmente, ahora es necesario entender el de las personas que manifiestan una grave dificultad para expresar la agresividad con fines defensivos. Este déficit causa graves problemas relacionales y en los casos más severos, sentimiento de indignidad y conductas de sometimiento al agresor”, se indica.
Tras la realización de la clase magistral inaugural, el Dr. Reynaldo Perrone compartió nociones generales que permiten comprender el prisma de sus apreciaciones.
“Contrariamente a lo que se podría creer, o bien a lo que se creyó alguna vez, que el hombre es naturalmente bueno y que se vuelve pervertido por el intercambio en la sociedad capitalista, por la televisión o por tantos otros factores que lo desvían de su camino hacia la bondad, nosotros creemos, con un grupo de científicos, que el hombre no es así. El hombre, como reliquia de su pasado bárbaro y animal está equipado normalmente para la lucha. Posee una agresividad de la que tiene que deshacerse para poder vivir en colectividad con los otros individuos, pero este proceso de modelización en el que el sujeto renuncia, tanto sea voluntariamente como por la imposición a su fuerza es improbable, no es seguro”, aseguró.
En concordancia con lo anterior, el Dr. Perrone explicó que desde la antigüedad, todas las expresiones del hombre muestran permanentemente una traza, que evidencia un aspecto bárbaro y brutal en sus relaciones, y que se logra una suerte de exquisita sofisticación, cuando manifiesta comportamientos adecuados de respeto, solidaridad y amor hacia los otros. “Este es el resultado de un proceso de modelización en el que actúan fuerzas que la sociedad ha creado para que él pueda desprenderse de esa libertad que lo vuelve peligroso”, acotó.
Y según manifestó, lo que vuelve peligroso al hombre, en términos genéricos, es el deseo. A diferencia de las especies animales que están reguladas por la necesidad, el hombre tiene otro factor que es el deseo, aspecto que lo vuelve impredecible.
“Es el deseo lo que vuelve al hombre incontrolable, y es este deseo lo que de alguna manera busca controlar la emergencia de la Ley. La Ley busca que el hombre renuncie a su deseo y a que busque satisfacer su deseo utilizando la fuerza. Pero este proceso, como decía, es extremadamente improbable, depende de las condiciones mismas del sujeto para entender algo tan complejo y tan abstracto como la Ley, que se dirige a él. Y por otra parte, depende de tantas variables del contexto, que hacen que el proceso en que él tiene que interiorizar la Ley, está marcado por aberraciones, por malos ejemplos, por descalificaciones, en fin, en la que aquellos que deberían tener un comportamiento ejemplar, están actuando con su deseo, prácticamente anulando todo lo que generación, tras generación, tras generación, se creó para que el hombre pudiera vivir en paz. Esto es lo que pareciera como un análisis macro”, señaló.
El Dr. Reynaldo Perrone describió que dicha barbarie se observa en lo cotidiano, cuando se confirman hechos de hombres golpeadores, jóvenes que martirizan a otros, la manifestación de la violencia a través de delitos, situaciones que dan cuenta de un afán constante del hombre por querer liberarse de lo que lo limita, reivindicando siempre ser libre y hacer lo que se quiere.
“Poco a poco la colectividad ha creado mecanismos de contención, pero a veces esos mecanismos explotan y no son eficaces. Lo que podría presentarse como una esperanza es que muy precozmente se enseñe para qué sirve la Ley a los jóvenes. Frecuentemente, se escuchan comentarios como diciendo -este joven no cumple con la Ley, no entiende lo que es la Ley, está fuera de la Ley-, lo mismo que los adultos. Pareciera que hemos dispuesto mecanismos para que el hombre sea digno de vivir junto con los otros, pero sin tener en cuenta que desde muy precoz se le tiene también que enseñar para qué sirve la Ley, o porqué la Ley está entre nosotros, y de qué manera la Ley protege al sujeto de la barbarie de los otros, y protege a los otros de su propia barbarie. Cuando un individuo llega a este punto sofisticado de interiorizar todo lo que es la noción de la Ley, interiorizarla, y acepta la Ley porque protege al otro de su propio deseo sin control, y al mismo tiempo acepta que la Ley lo protege, en ese momento se puede decir que el proceso más extraordinario del ser humano está logrado, que es la interiorización de la Ley y ya la Ley no es una amenaza que lo sanciona, sino que el sujeto la lleva dentro de sí, y actúa en consecuencia, en una relación de igualdad con los otros”, concluyó.