En el marco de las XXI Jornadas Nacionales de Historia de Chile realizadas en la UBB, el experto en relaciones internacionales de Chile e historia contemporánea, Joaquín Fermandois Huerta, y el Premio Nacional de Historia 2014, Sergio González Miranda, abordaron las relaciones y litigios fronterizos entre Chile y sus vecinos, con el propósito de aportar luces sobre estos fenómenos.
Durante la conferencia de cierre de las XXI Jornadas Nacionales de Historia de Chile, realizada en la Sala Schäfer del Centro de Extensión de la sede Chillán, el académico Joaquín Fermandois expuso el trabajo “Vecindad y nación: el inquieto caso de Chile”, donde describe, de acuerdo a su interpretación, las razones que explicarían la persistencia en la memoria de los efectos de la Guerra del Pacífico que enfrentó a Chile y sus vecinos del norte Perú y Bolivia. Igualmente se refirió a las diferencias y disputas con Argentina.
“Una razón de esta persistencia es que ha habido pocas guerras de ese tipo entre Estados en la historia latinoamericana y entre las pocas la nuestra (Guerra del Pacífico) fue importante y por lo mismo es más recordada. Fue una guerra importante, profunda, de gran experiencia refundadora; es lo que más unifica a Bolivia pues toda Bolivia coincide en este tema. Y en Perú tuvo un profundo impacto, naturalmente, especialmente la guerra de guerrillas que se dio en la sierra con toda la ferocidad e irracionalidad que la guerra implica. Este estado mental de la guerra, como experiencia refundacional, se ha ido reproduciendo generación tras generación. Y hemos tenido también problemas con Argentina; dos países más o menos importantes en América Latina durante el siglo XX, sobre todo Argentina, sin embargo estuvimos a punto de ir a la guerra en 1978 y parece algo increíble. Todas estas situaciones se han arreglado a último momento con Argentina, pero el peligro ha sido grande. No pretendo dar una respuesta completa porque estas son interpretaciones, pero son elementos que en la medida en que estemos conscientes, podemos diseñar actitudes, pues hay que defenderse de las demandas legales, naturalmente, pero luego debe haber una política que colabore en hacer comprender estas causas. Yo creo que es una manera de superarlas en el tiempo porque no se pasan rápidamente”, aseveró el especialista.
En el caso de la Guerra del Pacífico, Fermandois desestima que el origen del conflicto se deba exclusivamente a la posesión del salitre, precisando que la difusión de esta tesis obedece mas bien a su popularidad. “En muchos sectores se suele reducir al factor económico como causa principal de la guerra. Pienso que esa es una explicación muy popular, pero no hace verosímil la historia, porque si así fuera, todo el tiempo los países estarían en guerra unos contra otros. La propiedad del salitre ocupó un papel, pero creo que el origen de la guerra se da porque Chile percibió que se encontraba asediado y ante la posibilidad de una guerra en tres frentes, por eso cuando vino la expropiación de las compañías salitreras por parte de Bolivia, reaccionó”, comentó.
De todos modos, Joaquín Fermandois se mostró confiado en que luego de la demanda de Bolivia ante el tribunal internacional de La Haya, se encuentren los cauces para descomprimir la relación entre ambos países.
“Estas situaciones han permanecido más de lo que uno hubiera pensado. Mientras dure el tema de La Haya habrá una cierta atención hacia este asunto, luego espero que haya formas de descomprimir esta situación en el alma de los pueblos y de los propios Estados. Creo que la idea de lo irredento ocupa un papel, no sé si eso se transforma en un plan, creo que eso es más cuestionable, pero la idea de que hubo una injusticia, y el derrotado siempre piensa que debió ganar y que es injusto, creo que eso juega algún papel en la mantención de la situación”, ilustró.
Chile-Bolivia: Un diálogo permanente más allá de la diplomacia
Por su parte, el Premio Nacional de Historia 2014, Dr. Sergio González Miranda, expuso sobre el rico entramado de relaciones entre las sociedades boliviana y chilena en torno a la frontera norte, descartando la inexistencia de diálogo, como se pretende aseverar.
“Para analizar las relaciones entre países fronterizos hay que plantear una mirada multi-escalar, y considerar todas las dimensiones necesarias. No hay que centrarse exclusivamente en las relaciones diplomáticas, y menos en los litigios diplomáticos. Debemos ir más allá de las relaciones diplomáticas y pensar en todas las relaciones transfronterizas, donde incluso hay fenómenos que son anteriores al Estado, pues hay poblaciones trashumantes que existieron y siguen existiendo. Es necesario que la historiografía general, y la regional en particular, aporte al estudio de las relaciones fronterizas y las relaciones transfronterizas, y que la diplomacia incorpore estos estudios en sus análisis”, clarificó el académico.
El investigador precisó que en sus trabajos busca hacer referencia a la vida privada y cotidiana de los habitantes de la zona fronteriza, considerando sus percepciones y valoraciones, puesto que la dinámica de la vida de frontera es dinámica y considera múltiples flujos de relación.
“En la frontera hay movimientos de ilícitos como contrabando, narcotráfico, terrorismo, etc. que tanto Bolivia como Chile tienen que controlar en conjunto, pero también hay vida cotidiana, comerciantes, flujos culturales, económicos, comerciales, y las sociedades fronterizas tienen muchas redes familiares que comparten antiguas historias a uno y otro lado de la frontera. La sociedad entiende esto mejor que nadie, lo que no entiende la sociedad es el tecnicismo jurídico que se presenta cuando hay litigios. Los tecnicismos jurídicos resultan un tanto fríos y distantes, y creo que Chile en particular, debe dar a conocer miradas más completas, porque en realidad, esta imagen de Bolivia como país enclaustrado es una imagen completamente distorsionada. Bolivia tiene todo tipo de flujos que se vinculan con Chile; sí tiene acceso a los puertos, y de hecho los puertos de Arica, Iquique y Antofagasta compiten entre ellos en la búsqueda de la carga comercial boliviana”, aseveró.
El Premio Nacional de Historia 2014 recalcó que entre Chile y Bolivia existe un antiguo ideario de integración física, evidenciado en la construcción del ferrocarril, luego en carreteras y más recientemente en los afanes de construcción de corredores bioceánicos
“Bolivia para el norte grande de Chile es fundamental, y el norte grande de Chile también lo es para Bolivia. La integración debe ser el elemento clave en las discusiones y relaciones entre Bolivia y Chile. La historiografía puede ayudar muchísimo en la tarea de otorgar una visión más completa respecto de las relaciones entre ambos países”, complementó.
Por lo mismo, González Miranda sostiene que ambas sociedades jamás han dejado de dialogar, lo que se evidencia en el constante flujo de habitantes del altiplano hacia Chile, ya sea por intercambio económico o incluso por las relaciones académicas, sociales y culturales.
“Bolivia y Chile nunca han dejado de conversar. A veces pareciera que se entendiera que Bolivia y Chile sólo conversan en el plano diplomático, cuando lo cierto es que Bolivia y Chile conversan en muchos planos como el académico, el comercial, el económico, el cultural, el social, es decir, hay varios actores, no existe un solo actor diplomático. Creo que las cancillerías, los estados nacionales, los presidentes, por supuesto expresan la política exterior de Chile, pero esa es una dimensión de las relaciones entre ambos países. Hay profesores y estudiantes bolivianos que están circulando permanentemente por universidades chilenas y ahí se da el diálogo, nosotros tenemos un encuentro académico todos los años entre Chile y Bolivia donde hay diálogo, y puede haber muchos más ejemplos”, valoró.
Considerando lo anterior, el historiador Sergio González sostiene que es la relación diplomática la que presenta mayores dificultades, pero en ningún caso suponen relaciones conflictivas a nivel de sociedades.
“Bolivia interrumpió el diálogo diplomático al romper relaciones con Chile en 1978, pero aun así, los consulados generales de Bolivia en Santiago y de Chile en La Paz son tan grandes como una embajada. Las relaciones son normales, se puede viajar a Bolivia solo con carnet de identidad, sin pasaporte, y lo mismo al revés. En rigor, la vida cotidiana de transfrontera funciona con normalidad. Lo que no está funcionando con la normalidad que quisiéramos son las relaciones estrictamente diplomáticas. Bolivia sí accede al litoral, en Iquique incluso hay un barrio boliviano porque fue siendo habitado por bolivianos; es como una pequeña reproducción de La Paz, y eso ya forma parte del imaginario y de la idiosincrasia urbana de la ciudad de Iquique. Para nosotros en el norte de Chile, un ciudadano boliviano no representa nada extraño”, aseguró.
En el marco de la conferencia de cierre brindada por el historiador Joaquín Fermandois, tanto el decano de la Facultad de Educación y Humanidades, Marco Aurelio Reyes, como el presidente de la comisión organizadora del Congreso, Dr. Mauricio Rojas Gómez, valoraron positivamente el encuentro que permitió discutir acerca de más de 240 ponencias que tuvieron como eje central el concepto de (In) Seguridad, Estado y Transformaciones Sociales.
Las Jornadas de Historia de Chile de la UBB fueron organizadas por académicos del Departamento de Ciencias Sociales, el programa de Magíster en Historia de Occidente y por la carrera de Pedagogía en Historia y Geografía de la Facultad de Educación y Humanidades. Igualmente cuentan con el respaldo del proyecto regular Fondecyt 1140777 denominado “Delito y modernidad: características del sentimiento de inseguridad en las ciudades de Santiago, Valparaíso y Concepción, 1920-1973”, que dirige el académico Dr. Mauricio Rojas Gómez.