El programa de Magíster en Historia de Occidente junto a la Escuela de Pedagogía en Historia y Geografía, convocaron al encuentro académico que tuvo como objetivo recordar los 500 años de la Reforma protestante y apreciar las implicancias de dicha coyuntura para la historia de Occidente y del mundo en general. Los académicos Mg. Sergio Olivares Peña, Dr. Luis Rojas Donat y Dr. Mauricio Rojas Gómez, dialogaron respecto de la figura del fraile agustino Martín Lutero y el contexto social, religioso, cultural y político en que se desarrolló este proceso.
El Coloquio, realizado en el Salón Miguel Jiménez Cortés del Campus La Castilla, fue moderado por el académico del Departamento de Ciencias Sociales, Dr. Cristian Leal Pino, y reunió a académicos y estudiantes.
El académico Sergio Olivares Peña, Magíster en Historia Eclesiástica por la Universidad Andrews, EE.UU.; ex director general de la Universidad Adventista de Chile y Doctor Honoris Causa de la misma institución, comentó que Martín Lutero es una figura histórica que marca la historia universal, sin embargo, es necesario poner especial atención a todo el proceso histórico en que se vivió la Reforma, así como también a otras figuras relevantes de aquel tiempo.
Olivares Peña recordó que para entender a Lutero se debe considerar igualmente los acontecimientos de la Edad Media, las instituciones predominantes y que entraron en conflicto como la Iglesia y el Imperio que representaban intereses religiosos y seculares.
“Hay muchas fuerzas actuando. A nivel social hay clases emergentes como la burguesía que tiene sus propios intereses ante un sistema feudal que limitaba su desarrollo. También los cambios culturales pues el Renacimiento vive sus albores. El propio sistema de gobierno de la Iglesia ha pasado por una gran crisis que se grafica en el llamado –cautiverio babilónico- que significó que por más de 70 años la sede papal estuviera en Francia y que en algún momento implicó la existencia de tres pontífices simultáneos”, expresó el académico.
Sergio Olivares recalcó que en historia los fenómenos no se pueden examinar aisladamente, por tanto, Martín Lutero no es un personaje que aparezca independiente de los demás procesos. “Lutero es una especie de detonante que impacta en todas esas otras situaciones. Lutero no está solo frente a todo un pasado y tampoco frente a ese presente. Sus ideas van a influir en la política, la cultura, la economía, etc. La figura de Lutero es importante porque desencadena una serie de situaciones que luego se vuelven incontrolables”, reflexionó.
El Dr. Luis Rojas Donat, profesor titular de la UBB, presidente honorario de la Sociedad de Estudios Medievales y especialista en catolicismo, también hizo alusión a la gran crisis vivida por la Iglesia durante los dos últimos siglos de la Edad Media (XIV y XV) con el traslado del papado al sur de Francia.
Rojas Donat explicó que si bien el papado centralizó su administración y se percibió como una organización coherente, también quedó muy involucrado en todos los problemas políticos de la época, pues ninguno de esos asuntos podía desatender la opinión del papa.
“Algunos intelectuales habían construido una teoría política relativa a que el poder espiritual era superior al poder temporal y por lo tanto, eso obligaba al poder político a estar en cierto modo sometido o controlado por el poder espiritual. Dependiendo del carácter de algunos pontífices esa tuición se convertía en un control verdadero. Ese control sobre los monarcas era especialmente preocupante en lo que hoy es la actual Alemania, porque existía un emperador, y desde hacía muchos siglos para ejercer como monarca se debía contar con la venia del Papa. Es una iglesia muy involucrada en los asuntos políticos”, señaló.
El Dr. Rojas Donat indicó que dicho involucramiento fue acompañado de una corrupción interna muy grave, pues el alto clero disponía de amplias riquezas y poder, en contraposición al clero campesino, mal formado en aspectos doctrinales, que vivía en precariedad y se veía obligado a vender sacramentos para la subsistencia. La Iglesia vive momentos complejos y la idea de una reforma no es ajena, pero no todos coinciden en cómo hacerla, más aún cuando la jerarquía católica rechazaba la idea de cualquier cambio que implicará perder privilegios.
En dicho contexto, Martín Lutero, preocupado por la salvación de su alma, como cualquier creyente, se pregunta si la conducta personal implicará necesariamente una consecuencia al final de la vida. Esto movido por la idea que las obras humanas no son suficientes para la salvación, pues la naturaleza del hombre está dañada.
“En ese momento viene la decisión del Papa de pedirle a la cristiandad que ayude a reparar la basílica de San Pedro, que estaba muy destruida y para eso ofrece la venta de indulgencias. El tema de las indulgencias era un tema antiguo en la Iglesia de manera que el Papa, hace 500 años, no tenía referencia posible para entender que esa decisión causaría un malestar tan grande”, graficó el Dr. Luis Rojas Donat.
A su vez, el Dr. Mauricio Rojas Gómez, profesor titular de la UBB y director del programa de Magíster en Historia de Occidente, enfatizó que el 31 de octubre de 1517, fecha en la que Martín Lutero habría clavado sus 95 tesis en una de las puertas de la catedral de Wittenberg en Alemania, supone un momento muy complejo.
“El poder de Lutero tiene que ser entendido en un proceso de resignificación de Occidente, especialmente en Alemania. Para ello debo remontarme a 1455, fecha de la invención de la imprenta de tipos móviles por Gutenberg. Ese hecho fue sumamente significativo, porque para la Iglesia católica existía una lengua sagrada que era el latín, y el pueblo no entendía latín, hablaba en alemán o en los idiomas vernáculos; el que se haya traducido la Biblia al alemán significaba romper todos los signos y códigos sagrados de ese momento”, precisó el historiador.
Según explicó el Dr. Mauricio Rojas, el descubrimiento de América en 1492 y la posterior precisión de Américo Vespucio respecto de que en realidad se había descubierto un nuevo continente y no las Indias, como se pensaba, también supuso un hecho significativo.
Tras ello, otro alemán, Martin Waldseemüller, elabora un mapamundi donde incorpora el nuevo continente, rompiendo con otro código cultural del catolicismo: la imposibilidad que existiera un cuarto continente pues de acuerdo a la tradición bíblica Noé tuvo solo tres hijos Sem, Cam y Jafet.
“El número sagrado es el 3, por lo tanto el descubrimiento era imposible jurídica y teológicamente, y eso era algo enseñado por la Iglesia católica. Por lo tanto no es una casualidad todo lo que ocurre en esa época. El mundo estaba cambiando culturalmente, no solo de manera espiritual y es en ese contexto que Martín Lutero proclama sus 95 tesis”, aseveró el Dr. Mauricio Rojas Gómez.