El prorrector Dr. Fernando Toledo Montiel, precisó que la carrera de Ingeniería en Alimentos y el departamento homónimo, han desempeñado un rol fundamental en el proceso de profundización de la complejidad de la Universidad. Es así como han desarrollado una línea de formación académica desde el pregrado al postgrado, a lo que se suma el notable aporte en términos de investigación, innovación y desarrollo, lo que les ha llevado a cultivar una permanente y notable vinculación con el medio, sabiendo responder a las necesidades de productores y de la industria alimentaria nacional e internacional.
“Son por lo tanto, actores imprescindibles del ecosistema de inteligencia territorial que debe ser capaz de generar nuevos emprendimientos sobre la base del desarrollo científico y tecnológico. Todo lo que ustedes han desarrollado y lo que pueden continuar haciendo, se vincula muy estrechamente con la vocación productiva del territorio de Ñuble y de las regiones aledañas, de manera que este polo posee características únicas que lo convierten en un actor estratégico de la zona centro-sur”, aseveró.
El director de la Escuela de Ingeniería en Alimentos, Dr. Sergio Acuña Nelson, precisó que la conmemoración del Día del Ingeniero en Alimentos 2020, que se recuerda el segundo viernes de octubre de cada año desde 2008, es una ocasión propicia para considerar los efectos que ha causado la pandemia, no sólo desde el ámbito de la salud.
“El sector alimentario no ha estado ajeno a ello, y sin duda, los efectos se verán reflejados por largo tiempo. Si a lo anterior sumamos los grandes incrementos en daño ambiental y el creciente aumento de la población humana, obtenemos un resultado indeseable en cuanto a la producción de alimentos a nivel global, lo que sabemos pronto se volverá insuficiente para alimentar a toda las personas del mundo, que se proyecta aumenten a 10 mil millones en los próximos 50 años. Los efectos del cambio climático están repercutiendo en nuestro país y en nuestra región, donde cada vez se vuelve más necesario contar con programas especiales que apunten a reducir el déficit hídrico de la zona y a potenciar el desarrollo productivo, con énfasis, por ejemplo, en la agricultura familiar campesina”, argumentó.
El decano de la Facultad de Ciencias de la Salud y de los Alimentos (FACSA), Dr. Jorge Moreno Cuevas, valoró igualmente el rol de la profesión. “Como en años anteriores se destaca el rol y la importancia del Ingeniero en Alimentos para el país, la industria y la sociedad, especialmente en el escenario de pandemia que estamos viviendo, y como consecuencia al cambio en nuestros sistemas de vida. Vaya un reconocimiento a todos los profesionales que están dando una lección de responsabilidad y dedicación a la sociedad, en especial a los profesionales de la salud y también a los de la industria alimentaria, en el que se encuentran los ingenieros en alimentos, y de la distribución, que cada día y con su esfuerzo, hacen posible que el conjunto de la población pueda disponer de alimentos variados, saludables y con las máximas garantías de calidad”, señaló.
En la oportunidad, la directora del Colegio de Ingenieros en Alimentos de Chile, exalumna UBB, Solange Brevis, expuso la ponencia “Alimentos y Pandemia: Desarrollando un nuevo rol en la industria y en la comunidad”.
La profesional se ha desempeñado en el ámbito alimentario privado, así como por alrededor de 10 años como Asesor Sectorial de CORFO y actualmente se desarrolla como coordinadora y docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo en Santiago.
En la oportunidad, se refirió a la evolución de la carrera de Ingeniería en Alimentos, considerando como punto inicial el desarrollo de la primera revolución industrial, sus orígenes en la ingeniería de procesos, aproximándose a una concepción de ingeniería más genérica muy vinculada con el bienestar y la salud de las personas.
“Hoy, sin embargo, nos proyectamos hacia una ingeniería más personalizada, considerando la experiencia, la sustentabilidad, un tema muy fuerte, justo ahora con el Covid, una ingeniería en alimentos hacia una población que está necesitada tanto de una producción alimentaria, como de una inocuidad alimentaria en toda la cadena de valor. Es un desafío muy potente, y este año ha sido muy complejo, tanto para la industria como para las mismas universidades. Ha sido muy difícil realizar prácticas para que los alumnos puedan embeberse de esta necesidad de la inocuidad y de los procesos, pero hemos salido adelante con mucha innovación”, aseveró.
