La historia ha generado cierto acuerdo en que la primera caricatura que se ha hecho en Chile tiene origen en el año 1818, esta imagen caricaturesca describe a Bernardo O`Higgins con rostro de asno y este a su vez es montado en su lomo por un ebrio San Martin. La imagen que circuló en un texto titulado “Acuerdos de la Logia” es entendida como un documento histórico no sólo como un índice de la imagen política de aquella época, sino además da curso en el uso del binomio texto e imagen, una rareza por la disponibilidad técnica para aquella época, pero que hoy a poco más de 200 años se ha normalizado en su recursividad.
Entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX circuló la denominada Lira Popular o literatura de cordel, este pliego utilizaba también la imagen y el texto de manera de estructurar un mensaje que pudiera ser leído, pero además no excluyera a quienes no sabían leer. Texto e imagen, como advierte el historiador Roger Chartier son artefactos culturales incoercibles entre sí y deben ser considerados en sí mismo a partir de los compromisos particulares que generan y a través de los grupos sociales, culturales y políticos que se dan forma tras de sí. Hoy la visualidad llama la atención de diversas disciplinas, principalmente porque la imagen se ha posicionado de tal manera que prácticamente no existe espacio o intersticio en el cual ésta no esté presente.
Grandes estudiosos sobre todo en el área de la historia, el arte y la comunicación se han preguntado sobre la importancia de la historieta y el reflejo de este recurso de la visualidad en la sociedad. El teórico de origen español Antonio Altarriba, describe a la historieta como una gran manifestación privilegiada para la memoria, fundamentalmente por el impacto y pregnancia de la imagen al momento de construir los recuerdos en ésta, a ello sumamos que la historieta habitualmente se trata de un medio masivo y popular y que por una cuestión discursiva tiene una mayor cercanía con aquella población que principalmente por discriminación ha estado apartada de la política y lo público.
Podría construir un relato señalando las icónicas imágenes de portada que publicaba Topaze, quizás la publicación con mayor asociación imaginaria hacia el humor político en nuestro país. Topaze nace en el año 1931 de mano del dibujante y cineasta Jorge Délano apodado “Coke” y que circula hasta el año 1970. Las circunstancias políticas y la dictadura impiden que continue, pero con el advenimiento de la democracia reaparece en formato de suplemento, esta vez de la mano de un periódico de circulación nacional, la esperada reaparición se da en el mes de agosto del año 1989 terminando definitivamente su circulación en el año 1996.
Topaze no fue la primera publicación que utiliza la sátira en formato de historieta, este honor lo tuvo el periódico “El correo literario” que nace el año 1858 y tuvo dentro de sus ilustradores al insigne Antonio Smith, una de sus tantas cualidades era la agudeza y tino de observar y representar una radiografía crítica de la sociedad de su época.
Sucesivamente han aparecido y desaparecido diversas publicaciones que, con menor éxito que Topaze, han tratado de vindicar el terapéutico arte de reír, ejemplo fue ”Zombies en la Moneda” editada en 1999 y que contó con seis números publicados, estas historietas son en esencia un producto de distracción, pero al mismo tiempo denuncian las situaciones que han generado enorme conflictividad vivida en Chile en los últimos tiempos. Un año antes, en 2008 nacía el quincenario The Clinic, esta revista utilizando una técnica de fotomontaje tan característico en sus portadas, da un giro al tradicional uso de fotografías o ilustraciones, con lo que es el generatriz de lo que hoy podemos denominar “meme”, esta estética se adelanta al menos 15 años a los virales que se comparten hoy a través de diversos espacios digitales.
La caricatura buscaba la risa a través de una verdad que se dijera de forma solapada, así al menos lo manifiesta el filósofo Slavoj Žižek, quien en ese tenor publica en el año 2015 el libro titulado “Mis chistes, mi filosofía”, texto que reúne poco más de 100 chistes del pensador.
Hace algunas décadas, tenía mucha fama un viejo refrán el cual señalaba que “la risa habita en la boca de los tontos”, nada más errado desde la reflexión y el pensamiento, ya que en atención al libro de Žižek, otro filósofo, Ludwig Wittgenstein aludía que una obra filosófica seria e intelectualmente densa debería estar compuesta enteramente de chistes. La risa estrepitosa está presente en nuestra sociedad incluso en el mundo indígena, al menos así lo han señalado los investigadores Maximiliano Salinas, Daniel Palma, Christian Báez y Marina Donoso en un libro titulado “El que ríe último… Caricaturas y poesías en la prensa humorística chilena del siglo XIX” texto que analiza las imágenes publicadas en aquella época. En el siglo XIX en que la risa era vista como algo menor, sin sentido e incluso como carente de inteligencia, el poeta Francés Charles Baudelaire se pregunta por la función e importancia de la caricatura, de hecho, él aseveraba que “la risa tiene una naturaleza satánica, pero luego esta se transforma en profundamente humana”. En la actualidad la historieta es un patrimonio que se ha mantenido en la mayoría de los periódicos del mundo, conjugar texto e imagen es un verdadero arte que más que una carcajada, buscan una reflexión, una detención analítica por nuestra parte para analizar aquella verdad manifestada.
