Esta columna va dedicada especialmente al diseñador gráfico y académico Hugo Cáceres, quien desde hoy deja de leer textos para comenzar a escribirlos, vaya mi reconocimiento a sus años formando generaciones de diseñadoras y diseñadores gráficos de las que yo también formo parte. El pasado mes de abril de 2024, tuvo como centro el mes del libro, pero, además, el 27 de abril fue el día del diseño gráfico, si bien este tradicional reconocimiento año tras año se ve un tanto opacado por el día del carabinero, este año los terribles y deleznables hechos acaecidos en Cañete hacían injustificable aquel día cualquier tipo de mención al diseño propiamente tal.
¿Pero qué es el diseño gráfico? Sin duda encontraremos un millar de definiciones, cada una con mucha pertinencia y basamento teórico, no obstante, si intentamos hacer un reduccionismo un tanto simplista, se puede establecer que diseñar es comunicar. En este aspecto y como una suerte de episteme de la visualidad es un libro un tanto desconocido para quienes estudian y trabajan en diseño, este se titula “La travesía de la Forma” de Verónica Devalle, texto que fulgura como una herramienta pedagógica fundamental para aquellos dedicados a la enseñanza del diseño y la comunicación visual. Este libro, profundamente arraigado en la percepción visual, ofrece un marco teórico robusto que puede aportar una mirada del cómo enseñamos y comprendemos el diseño gráfico en nuestras aulas.
Como señalábamos líneas arriba, en el corazón del diseño y la comunicación visual se encuentra la capacidad de transmitir mensajes claros y efectivos a través de medios visuales. Devalle nos muestra que entender la forma es esencial no solo para crear, sino para comunicar. Su libro propone una exploración detallada de cómo las formas visuales afectan nuestra interpretación y comprensión del mundo que nos rodea, un conocimiento invaluable para los educadores que buscan desarrollar en sus estudiantes una visión crítica y reflexiva. Respecto a esta visión crítica, Devalle establece una relación entre el pensar y hacer, ya que una buena comunicación es necesariamente un pensamiento visual crítico donde se requiere mucho más que el dominio técnico; exige la capacidad de pensar críticamente sobre cómo se reciben y se interpretan los mensajes visuales. Devalle, a través de su meticuloso estudio de la percepción de las formas, ofrece a las y los amantes de la visualidad, de la imagen y de la comunicación un lenguaje común para discutir y analizar el impacto visual. Esta capacidad de articular cómo y por qué una imagen resuena o repela es crucial en la formación de comunicadores visuales competentes y conscientes de un sistema cultural vivo y un tejido que se mueve con los devenires.
«La travesía de la forma» también se convierte en una guía para enseñar sobre la percepción visual, un aspecto fundamental del diseño gráfico y la comunicación visual. Devalle explora cómo las formas pueden ser interpretadas de maneras variadas dependiendo del contexto cultural y social. Al integrar estos conocimientos en el currículo, los educadores pueden preparar a los estudiantes para crear trabajos que no solo sean estéticamente atractivos, sino culturalmente resonantes y emocionalmente poderosos. Uno de los mayores aportes de Devalle es su enfoque interdisciplinario, que va más allá de la teoría para abrazar aspectos de la psicología, la sociología y la cultura visual. En un aula de diseño, esto anima a las y los estudiantes a cruzar fronteras académicas y explorar cómo otras disciplinas impactan y se entrelazan con el diseño gráfico. Este enfoque no solo enriquece su comprensión del diseño, sino que también amplía su capacidad para innovar con un fuerte arraigo sociocultural.
Otro aporte en la enseñanza del diseño es el que propone la periodista, historiadora del diseño y filósofa alemana, Mercedez Bunz en su libro “La Utopía de la Copia”, Bunz se sitúa en el pensamiento propuesto por Walter Benjamin y su idea de “aura en la reproductibilidad” tomando el hacer cotidiano de digitalización, y como ha transformado nuestra comprensión de la copia, desplazándola de un acto de mera replicación a uno de innovación y creatividad. Esta redefinición tiene profundas implicaciones para la enseñanza del diseño, donde el concepto de copia se entrelaza con los procesos creativos y educativos, tanto así que, como para que esta columna se lea, es preciso la copia ad infinitum.
El diseño, que tradicionalmente se ve enfocado en la originalidad, se ve desafiado por la idea de Bunz de que la copia puede ser un acto de creación. En las aulas de diseño, este concepto puede ser utilizado para enseñar que copiar no se trata sólo de la réplica, sino de entender y transformar esas obras en algo nuevo y personal. Esto promueve una mentalidad que valora la adaptación y reinterpretación como herramientas legítimas de aprendizaje y creación. Este enfoque puede liberar a los estudiantes de diseño de la carga creativa de crear siempre algo «nuevo», y en su lugar, animarlos a explorar cómo las iteraciones pueden llevar a innovaciones significativas.
La capacidad de copiar, modificar y distribuir digitalmente abre nuevas vías para la enseñanza del diseño. Los educadores pueden aprovechar estas tecnologías para enseñar habilidades cruciales como el remix y la modificación, preparando a los estudiantes para una industria donde la colaboración y la modificación continua de ideas previas son la norma.
En tanto, en el libro «Filosofía del diseño», del filósofo checo, Vilém Flusser nos presenta una visión profunda sobre la importancia del diseño en nuestra comprensión del mundo. Este libro es esencial para los educadores y amantes del diseño, pues propone que diseñar no es solo una actividad práctica, sino una forma de pensamiento filosófico que cuestiona y redefine nuestro entorno. La enseñanza del diseño, guiada por las ideas de Flusser, puede ir más allá de la técnica y estética, abordando cómo los objetos y sistemas que diseñamos moldean nuestra realidad y nuestra ética. Al integrar esta filosofía en el aula, los educadores pueden fomentar una reflexión más crítica entre los estudiantes sobre el impacto de sus creaciones, preparándolos no solo como diseñadores, sino como pensadores innovadores y responsables.