La celebración del día del/la Profesor/a en nuestro país nos da la oportunidad de visibilizar y reflexionar acerca de lo que conlleva esta gran y desafiante labor. La docencia es por hoy una de las profesiones más demandadas, pues se espera que se haga cargo de diversas materias y complejidades que vive la sociedad, como, por ejemplo, las desigualdades sociales, pero la educación por sí sola no logrará equilibrar las brechas que el sistema económico ha generado. Sin duda, la mejor forma de encauzar las problemáticas es por medio de la educación, pero la sociedad en su conjunto debe comprender que el profesorado no lo puede hacer solo.
Para Paulo Freire, gran educacionista brasileño, la educación forma a las personas que transformaran el mundo, con esa esperanza cada docente comprometida/o desarrolla su labor bajo distintas circunstancias, algunas más críticas que otras. Con esta misma esperanza también se forma en las universidades a las nuevas generaciones de profesoras/es, que traen consigo el sueño de aportar al desarrollo para acortar brechas sociales y generar la verdadera movilidad social.
Pero ¿la sociedad le compensa suficientemente al profesorado sus desvelos por cumplir los diversos requerimientos educacionales? Al parecer no, porque aún no se tiene suficiente conciencia de lo esencial y estratégico que es la educación en el desarrollo de las personas y del país. Las y los docentes son actores claves, pero la actual política pública resulta insuficiente para llenar este vacío histórico.
Con políticas educacionales acorde con las necesidades educacionales del país se podría avanzar mejor, si sumamos a este propósito un cambio cultural profundo que valore la profesión docente, que contemple, por ejemplo, el cuidado integral de las y los profesionales de la educación, para no seguir preguntándonos ¿quién protege a las y los docentes que velan por educar a cada niño, niña y adolescente en situaciones de complejidad?, ¿se ha pensado, acaso, en crear mecanismos de contención para que el profesorado pueda seguir empatizando y afrontando las diferentes problemáticas que se presentan en el aula? Para ello se requieren respuestas urgentes y pertinentes.
Para seguir transformando vidas, desde la educación, se necesita un compromiso claro y concreto; por una parte, con el fortalecimiento de las pedagogías que se debe considerar como un desafío estratégico del país, puesto que si continua sin tomar medidas urgentes vamos a tener cada vez un número menor de docentes para cubrir los requerimientos educacionales de las diferentes zonas de Chile, especialmente las extremas; y, por otra, mejorar las condiciones laborales del profesorado en ejercicio, cumplir con la promesa de menos agobio, con una gestión escolar al servicio de la docencia para que se logren mejores procesos de enseñanza y aprendizaje.
Aún con la persistencia de estos déficits, nos asiste la convicción que esta es una profesión hermosa y desafiante, que aporta a progreso de la población y al país, por ello se necesita más compromiso del Estado y mayor reconocimiento de parte de la ciudadanía, expresado en el respeto y colaboración.