La Universidad del Bío-Bío inauguró el Huerto Comunitario del Campus La Castilla, iniciativa impulsada por CIISETS, inserta en el proyecto “Sembrando raíces, tejiendo vínculos: UBB avanza hacia un Campus Sustentable”, financiado por el Concurso Acción Sustentable Universitaria de la Red Compromiso con el Desarrollo Sustentable del Consorcio de Universidades Estatales de Chile (CUECH).
La prorrectora Dra. Angélica Caro Gutiérrez destacó el trabajo colaborativo del equipo impulsor integrado por estudiantes, académicos y profesionales del Centro de Intervención e Investigación Social de la Escuela de Trabajo Social (CIISETS), que permitió la materialización del proyecto. “Su visión y dedicación reflejan el espíritu que deseamos fortalecer en nuestros campus: una comunidad que aprende, crea y se compromete con el bien común”, aseguró.
Igualmente, la Prorrectora valoró los aportes de los diversos colaboradores tales como la Seremi de Agricultura, la Facultad de Educación y Humanidades, la Facultad de Ciencias, el Proyecto STEM UBB, Bosque endémico UBB, personal de áreas verdes, Casino, Proyecto Pueblos Originarios del Servicio de Salud de Ñuble, estudiantes de pre y postgrado, y comunidad aledaña al campus.
“Esta iniciativa da cuenta de nuestra identidad como universidad estatal, pública y birregional y nos recuerda que la sustentabilidad se teje desde la participación, el diálogo de saberes y el respeto por quienes habitan y cuidan la tierra desde tiempos ancestrales. Pero, sobre todo, nos interpela a formar personas con pensamiento crítico y reflexivo, capaces de dialogar con tolerancia, de actuar con sentido ético y de contribuir decididamente a la construcción de sociedades más solidarias y conscientes de su relación con la naturaleza”, aseveró.
A su vez, la secretaria académica de la Facultad de Educación y Humanidades, Marcela Concha Toro, expresó su satisfacción por el éxito de la iniciativa que fortalece la identidad sustentable del Campus La Castilla, subrayando que el Huerto Comunitario es un aporte concreto a esta proyección institucional. Destacó el esfuerzo desplegado por el equipo ejecutor, valorando las voluntades que hicieron posible el desarrollo del proyecto. Marcela Concha enfatizó la importancia de que este espacio se consolide como un lugar abierto a la participación de la comunidad universitaria y al vínculo de las y los estudiantes con su entorno.
Una idea que trasciende
El académico del Departamento de Ciencias Sociales, Dr. Héctor Vargas, explicó que la iniciativa del Huerto Comunitario tiene sus orígenes en el CIISETS, donde comenzó a gestarse en 2021 en el marco de un trabajo colaborativo con pueblos originarios. Según precisó, el proyecto se inició con la implementación de huertas medicinales, para luego proyectarse hacia un espacio más amplio y diverso. “A través de distintos proyectos fuimos captando recursos para poder hacerlo crecer”, señaló.
El Dr. Vargas destacó que cada año un grupo de estudiantes de Trabajo Social se integra al proyecto como parte de sus prácticas profesionales, lo que ha permitido asegurar continuidad y sostenibilidad.
Junto con ello, indicó que la iniciativa contempla tres componentes centrales. El primero corresponde a la infraestructura productiva, orientada a la producción de hortalizas y al fortalecimiento de prácticas agroecológicas. El segundo componente refiere a la infraestructura recreativa, que considera la creación de mobiliario con material reciclado para habilitar espacios de descanso, encuentro y alimentación al aire libre. El tercer ámbito es el formativo, que permitirá vincular diversas asignaturas con el quehacer del huerto. “Por ejemplo, aquí desarrollaré la asignatura de Economía el próximo año, donde revisamos el ciclo productivo, la gestión de desechos y otros contenidos que dialogan directamente con este espacio”, explicó.
Compromiso estudiantil
En la oportunidad, la estudiante de quinto año de Trabajo Social, Juliana Curiel Sandoval, compartió un testimonio sobre el significado y alcance de esta experiencia colaborativa. “Como habrán escuchado, este proyecto no nació con nosotros, era un legado, un sueño que estudiantes como nosotros, pero de generaciones anteriores, habían comenzado a diseñar. No partimos de cero, llegamos para continuar su camino, para hacer crecer su semilla. Y este crecimiento tomó una forma muy concreta y ustedes lo pueden ver en este preciso momento”, enfatizó.
La joven valoró el compromiso de sus compañeros y compañeras de carrera, cuya dedicación permitió avanzar en cada etapa del proceso. “Quiero agradecer profundamente a cada uno de mis compañeros de carrera. Su esfuerzo, su energía y su compromiso fueron la verdadera fuerza que impulsó este proyecto. Un agradecimiento muy especial para Marco Viveros y Sebastián Vargas (…) Su dedicación fue el alma de este proyecto”, afirmó.
En su intervención, Juliana relevó el valor de las alianzas con diversas unidades y actores locales, que permitieron ampliar el impacto y sentido de la iniciativa. “La colaboración con el casino, (…) la conexión con la escuela La Castilla, con guardadoras de semillas de nuestra región, asociaciones de pueblo mapuche y con otros miembros de la comunidad, nos enseñó una lección invaluable: la sustentabilidad se construye en comunidad. Estas alianzas transformaron el proyecto”, señaló.
Juliana Curiel también compartió las vivencias asociadas a las labores cotidianas del huerto y al esfuerzo involucrado en su puesta en marcha. “Cuando miro ese pedazo de tierra, no solo veo tomates, lechugas o repollos creciendo, veo el esfuerzo. (…) Fue el sudor en la frente y el dolor de espalda al final del día”, recordó. A ello sumó el valor del trabajo constante: “Luego vino la rutina silenciosa, pero fundamental, regar (…) siempre con la convicción de que estábamos dando vida”.
Finalmente, invitó a la comunidad universitaria a sumarse y participar de este espacio que busca fortalecer la vida comunitaria en el Campus La Castilla. “Ya hemos tenido la alegría de realizar algunos almuerzos comunitarios (…) disfrutando del canto de los pájaros y la tranquilidad de este espacio, recordamos exactamente por qué lo hicimos: para crear un lugar de encuentro, de aprendizaje y de vida. Este es un espacio de todos y solo seguirá creciendo con cada persona que se sume”, concluyó.
