La Universidad del Bío-Bío desarrolló una jornada de trabajo junto a la Corporación de Ayuda al Limitado Visual, COALIVI, con el propósito de recibir la orientación técnica de profesionales de dicha institución, quienes compartieron estrategias para apoyar de mejor manera a estudiantes en situación de discapacidad visual. Asimismo, los representantes de COALIVI se refirieron a consideraciones y equipamiento básico necesario en una institución de educación superior, para acoger efectivamente a estudiantes en esta situación. 
La actividad, que contó con la participación de académicos, estudiantes y funcionarios administrativos, se desarrolló en dependencias del Campus Fernando May de la sede Chillán.
La encargada del Departamento de Bienestar Estudiantil de la sede Chillán, trabajadora social Mila Toledo, destacó que la actividad se enmarcó en un proyecto adjudicado por COALIVI ante el Senadis de la Región del Biobío, y que tuvo como actividad previa el seminario denominado “Favoreciendo la inclusión de alumnos en situación de discapacidad de origen visual a la Educación Superior en la Región del Biobío”, realizado igualmente en la sede Chillán de la UBB.
“Primeramente, COALIVI se abocó a conocer el contexto y trabajo que realizan las diferentes casas de estudios de la región para llevar a cabo de mejor manera los procesos de aprendizaje ante eventuales ingresos de estudiantes con baja visión o ciegos a las distintas instituciones. Luego se realizó el seminario, y la última etapa contempló esta jornada de trabajo cuya finalidad fue entregar a académicos y al personal administrativo, algunas estrategias para que nuestra Universidad pueda estar preparada para acoger estudiantes con necesidades educativas especiales asociadas a ceguera o baja visión”, explicó.
La encargada del Programa para la Inclusión de Estudiantes con Discapacidad de la sede Chillán, trabajadora social Jacqueline Angulo, precisó que la jornada brindó importantes lineamientos y estrategias. “En la UBB tenemos un programa de apoyo a la discapacidad hace 8 años, estamos avanzando pero debemos seguir fortaleciéndonos y desarrollándonos. COALIVI nos invita a conocer cuál es la estructura que debería tener la conformación de un equipo profesional y además, cuáles serían los apoyos tecnológicos básicos a considerar en nuestras dependencias; las adecuaciones de infraestructura respecto de la discapacidad visual, y el tipo de formación de profesores y académicos para que ellos realicen una clase con criterios inclusivos”, destacó la profesional.
Del mismo modo, Jacqueline Angulo explicó que la Universidad comenzó su trabajo desde una perspectiva más asistencial, que consideraba modificaciones de infraestructura de sus campus, pequeñas adecuaciones no significativas en el currículo y ayudas técnicas. “Luego pasamos a una etapa más enfocada en la integración, que tenía que ver con los apoyos ya mencionados, más la incorporación de profesionales tales como kinesiólogos, fonoaudiólogos, psicólogo y psicopedagogo, de manera que fuimos ampliando la gama de apoyos a nuestros estudiantes en situación de discapacidad”, aseveró.
Actualmente, y adoptando un enfoque de inclusión, se asume que es la Universidad y la comunidad universitaria quienes deben adaptarse. “Esperamos favorecer la admisión, la permanencia y el éxito académico de los estudiantes en condición de discapacidad. Si algunos de nuestros estudiantes se retira de una carrera, que sea por una reorientación vocacional, pero no porque encontró barreras que generaron una discapacidad, porque la discapacidad en sí se genera cuando hay barreras en el entorno que impiden que el estudiante se desarrolle plenamente en caso de tener una dificultad. Es el entorno no adecuado el que genera la discapacidad a una persona”, aseguró Jacqueline Angulo.
El factor actitudinal
Durante la jornada de trabajo, el psicólogo Christian Frez y la coordinadora técnica de Educación, Irene Medina, junto a la coordinadora técnica de Rehabilitación, Laura Molina, todos representantes de COALIVI, compartieron sus experiencias con los asistentes.
Todos ellos coincidieron en que el punto de partida y eje fundamental para integrar a las personas con discapacidad visual es la actitud que las personas y la sociedad en general asume frente a ellos. “Hay un eje central que es el actitudinal. Como seres humanos debemos desarrollar la empatía y aceptar la diversidad, cualquiera sea esta. Mi actitud, el que yo crea en el otro y en sus competencias es primordial, y creemos que es la base para la convivencia en nuestra sociedad en general”, aseveraron.
Una vez asumido ese primer punto, tan importante como ello es el contar con equipos de profesionales y con el equipamiento adecuado que permita al estudiante acceder a la información de manera óptima. “La Universidad puede tener una política, una muy buena disposición para acoger a personas con discapacidad visual, pero qué hace con las personas con discapacidad una vez que están adentro. ¿Tienen los profesionales para que les entreguen el apoyo?, ¿Cuenta la institución con el equipamiento mínimo? En ese sentido hay que ser responsables con estas buenas disposiciones. Porque cuando ocurre un fracaso también se tiende a pensar y generalizar que la carrera no es apropiada para una persona con discapacidad visual, y quizás no es ese el problema”, describieron.
“La idea es que la Universidad, en todos sus espacios, esté preparada para las personas con discapacidad visual o ciegas, porque los jóvenes necesitan interactuar con sus compañeros a la par. Si en la biblioteca hay computadores, que también haya uno adaptado para una persona ciega o con baja visión y con los softwares que se necesitan para eso. Igualmente, debería haber un lugar donde un alumno pudiera retirar un atril o instrumental necesario para realizar lecturas o asistir a su clase. Debe haber algunos materiales mínimos para que el estudiante se desarrolle”, ilustraron.
Del mismo modo, explicaron que COALIVI está dispuesta a realizar convenios con instituciones de educación superior con el propósito de apoyar en la evaluación de estudiantes con baja visión, e indicar el tipo de equipamiento mínimo a considerar según el tipo de estudiante, siempre con el objetivo de velar porque la educación y rehabilitación de las personas sea de calidad.
