La instancia denominada “Ñuble y su patrimonio: diálogos entre el mundo académico y popular”, permitió un rico encuentro entre la alfarera de Santa Cruz de Cuca María Vielma, la repostera de Cerro Negro Leonor González y el acuarelista Luis Guzmán, la antropóloga Noelia Carrasco y la diseñadora y académica de la Universidad Católica de Chile, Celina Rodríguez. La iniciativa fue organizada por la Escuela de Pedagogía en Historia y Geografía de la UBB, el Consejo de la Cultura y las Artes de la Región del Biobío y la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad de Chillán, UPA.
Dialogar, reconocer y poner en valor el saber y conocimiento popular, aquél que atesoran los propios cultores y que han adquirido de sus mayores, aparece como uno de los principales objetivos del seminario “Ñuble y su patrimonio: diálogos entre el mundo académico y popular” que dio el vamos a las actividades conmemorativas del mes del patrimonio en Chillán y Ñuble.
La actividad fue organizada por la Escuela de Pedagogía en Historia y Geografía de la UBB, el Consejo de la Cultura y las Artes de la Región del Biobío y la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad de Chillán.
En la oportunidad, el acuarelista y académico UBB Luis Guzmán, compartió con la audiencia parte de su obra, la que grafica diversos parajes de la cordillera, el campo y la costa ñublensina, así como a diversos personajes tradicionales. Igualmente dio cuenta de diversas expresiones de la arquitectura local registradas en dibujos y acuarelas.
“El ejemplo queda en evidencia en las imágenes que mostramos. Pero desde el punto de vista del pensamiento, de la idea, este entorno natural y cultural me vincula con mucha profundidad, y este vínculo me ha permitido asociarlo con un verso del poeta Sergio Hernández, ‘me persigue Chillán’. Esta permanencia de estar en Chillán, no es obligada, sino que surge con mucha naturalidad, es una ciudad a la cual quiero. He tenido la oportunidad de trabajar en universidades norteamericanas, brasileñas y mexicanas, pero temporalmente, siempre regreso. Por eso repito que Chillán me persigue. Mostrar un cuadro de un cochayuyero en Londres, quizás aparecería hasta ridículo, sin embargo, me sucedió una anécdota que se transformó en una satisfacción enorme, pues un hombre de la categoría del periodismo inglés, del diario The Guardian, se interesó por este personaje, y realmente me conmovió. Teniendo presente esas vivencias, es que siempre vuelvo a Chillán, y desde aquí he tenido la oportunidad de hacer más de 50 exposiciones en diferentes partes del mundo y mi temática es no repetitiva, sino que siempre buscamos que sea original”, expresó.
Posteriormente, la alfarera de Santa Cruz de Cuca, María Vielma, comentó lo que ha implicado para ella y su familia el ser portadora de esta tradición que aunque exige sacrificios, siempre le gratifica.
“Yo aprendí esto mirando, todo lo que mi mamá hacía en grande, yo lo hacía en chiquitito, esa es la forma de aprender a hacer las piezas, sólo mirando y practicando con las manos. Para mí siempre ha sido importante que se conozca Quinchamalí, pero también Santa Cruz de Cuca porque ahí está el grueso de la loza utilitaria, que es mucho esfuerzo y trabajo, es muy sacrificado porque no es lo mismo hacer un chanchito que una olla grande o un plato que puede servir para comer… Ese es el gran valor que yo le doy a Santa Cruz, somos mujeres de mucha fuerza porque se requiere de mucha fuerza para levantar una pieza de greda grande. La clave para hacer esto está en respetar el proceso que es largo y lento. Por ejemplo, para que una pieza quede muy firme es necesario pasarle varias veces la piedra, es una de las cosas que yo digo que prensa la greda y eso permite que no se pase el agua; la clave está en no saltarse los procesos, como el bruñido en agua por ejemplo, antes y después del raspado. La artesanía me ha permitido tener una buena situación dentro de lo que puede uno tener en el sector rural, y además darle estudios a mis hijos”, ilustró.
En tanto, la repostera campesina del sector de Cerro Negro en Quillón, Leonor González, igualmente dio claves de lo que le permite distinguirse entre sus pares. “Esta experiencia ha sido muy linda. Uno tiene que saber llegar a las personas, de manera que ellos sumen conocimiento en lo que están aprendiendo. Yo les diría a las personas que les gusta cocinar y que están aprendiendo otras cosas nuevas, que respeten las recetas tradicionales, no sacarle ni ponerle. Las comidas que yo hago son de procesos lentos e implican mucho cariño y sentimiento. La verdad es que disfruto la cocina, así es que si alguien no disfruta el cocinar mejor que no lo haga. Uno entrega mucho cariño, hay mucha gente que ha ido a mi casa, y yo creo que es porque lo que se sirven se lo sirven con alegría, así sea un huevo duro, pero con mucha alegría”, comentó.
A su vez, el arquitecto de la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad de Chillán, Erwin Brevis, se mostró conforme con el diálogo y la interacción lograda entre las participantes. “Estas instancias nos permiten reflexionar y cuestionarnos acerca de la valoración que hacemos de nuestro patrimonio y al conocimiento que tenemos de él. En esta oportunidad desarrollamos la tercera versión de los diálogos sobre patrimonio, que buscan logran una conversación fluida no sólo entre nuestros invitados sino también con el público. Principalmente invitamos a estudiantes porque representan el futuro de Chile, quienes deben tener una nueva mirada acerca del patrimonio”.
En tanto, el académico de la Escuela de Pedagogía en Historia y Geografía, Dr. Cristian Leal, se refirió a lo necesario que resulta realizar este tipo de actividades donde las tareas de difusión e investigación se complementan y potencian.
“Nos interesa que los jóvenes asimilen el concepto de patrimonio, memoria e identidad. La idea es que valoren y respeten este conocimiento para poder preservarlo. Hay tantos personajes anónimos, tantas personas que producen y que es necesario relevar. Cuando alguien degusta una comida en un plato de greda, tiene un sabor muy distinto, y eso nos comunica con siglos de historia, probablemente los primeros quinchamalíes que comieron en un plato de greda deben haber sentido algo muy similar a lo que experimentamos nosotros en la actualidad cuando degustamos algo en esta cerámica”.
Igualmente, Cristian Leal destacó la alianza estratégica lograda con la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad de Chillán, lo que permitirá prolongar en el tiempo la realización de diversas iniciativas. “Hay que unir estos mundos porque no podemos quedarnos en la difusión; en este sentido la Universidad del Bío-Bío tiene mucho que decir a través de la Escuela de Pedagogía en Historia y Geografía y del Departamento de Ciencias Sociales. Creo que en la medida que nos unamos de cara a lograr los propósitos de difusión e investigación, ciertamente vamos a lograr grandes cosas. Ha sido una experiencia muy interesante y por ciento tenemos desafíos. Nos estamos vinculando fuertemente con los establecimientos educacionales, y aquí vemos alrededor de 200 estudiantes de Bulnes, San Carlos, Chillán, del cacerío de Buli, porque queremos llegar a otras comunas de la provincia”, comentó.
Valoraciones de la academia
La diseñadora y académica de la Pontificia Universidad Católica, Celina Rodríguez, calificó como imprescindibles los diálogos entre lo popular y lo docto.
“Estos diálogos entre la academia y el saber popular son importantísimos. Generalmente, la academia trabaja en mundos cerrados, que no tienen relación con la realidad. Esto es lo que necesitamos, porque el mundo real necesita estos diálogos permanentes para saber qué está ocurriendo y qué está pensando el otro. Como país, es algo necesario porque de lo contrario vamos viviendo en caminos paralelos que no se tocan nunca y lo cierto es que nos enriquecemos unos con otros, de otro modo, vivimos en una irrealidad. Entonces, después tratamos de hacer algo en políticas públicas y cada uno ve la realidad de manera distinta, pero no ve la unión y la red que debería existir entre todos los habitantes de un país. Del mundo popular uno lo puede aprender todo. Muchas veces pasa que siendo yo de la academia y trabajando directamente con los artesanos, ellos se sienten intimidados porque yo soy académica, pero la verdad es que es al revés, porque yo aprendo de los artesanos porque tienen una visión y una sabiduría que no vemos o no valoramos, porque quizás desde la academia se tiene la soberbia de creer saberlo todo, y muchas veces el conocimiento está en lo popular, y la academia se nutre de lo popular. Hay que reconocer eso, porque muchas veces se nutre y la academia lo toma como propio. Debe haber un trabajo colaborativo, y se debe poner en valor ambas posturas”, explicó.
Por su parte, la antropóloga Noelia Carrasco, reflexionó acerca de lo necesario que resulta respetar y validar el conocimiento que portan los cultores populares, pues ellos han heredado un saber centenario que nos permite dialogar con nuestros orígenes.
“Respetar y validar el conocimiento popular es indispensable. La comida y la diversidad de opciones que tenemos hoy para alimentarnos, son el reflejo de la diversidad de conocimientos que hoy están disponibles. Entonces, tenemos que saber identificarlos, relacionarnos respetuosamente con ellos, tenemos que ponerlos en su lugar. Y en ese contexto tenemos que destacar el valor que tiene el conocimiento popular, esta sabiduría tradicional, no como algo del pasado, que se quedó en la historia o en el museo, sino como algo marcadamente vivo, y qué más vivo que comernos algo hecho con un conocimiento que ha sido heredado y que está siendo transmitido pudiendo proyectarse a las nuevas generaciones. En eso, además, está el mensaje que los conocimientos no tienen que estar estratificados, en el sentido de que el popular está por debajo del especializado o del científico, muy por el contrario, el saber popular es tan importante hoy en día, como el saber de los chefs que se están formando o como el de las personas que se han especializado en estos temas. El saber popular está en el mismo nivel y hay una mesa de saberes que deberíamos aprender a reconocer y a vivir con ellos”.
En la jornada del sábado 9 de mayo en tanto, el arquitecto de la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad de Chillán, Erwin Brevis, expuso sobre Patrimonio como eje de desarrollo local; en tanto que Augusto González, encargado macrozonal de Patrimonio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, CNCA, se refirió a Herramientas para la gestión del patrimonio.
Finalmente, el profesor Cristian Leal dio cuenta del Diplomado en Gestión del Patrimonio que la Universidad del Bío-Bío pretende brindar a partir de abril del año 2016, lo que supondrá un importante apoyo y sustento a quienes se interesan en estas temáticas.