El académico del Departamento de Ciencias Básicas, Claudio Mege Vallejo, autor de la iniciativa, precisó que se trata del único equipo de estas características en la ciudad de Chillán, y pretende ser un aporte a la comunidad, para que adopte medidas preventivas ante la radiación ultravioleta, pues Chile es uno de los países más afectados por el agujero en la capa de ozono del Hemisferio sur.
Solmáforo o “semáforo de sol” se denomina el equipo recientemente instalado en el Campus Fernando May, a través de un proyecto elaborado por el académico Claudio Mege Vallejo, que contó con el apoyo del Departamento de Ciencias Básicas y de la Facultad de Ciencias, según expresó el académico.
“El solmáforo mide los niveles de radiación ultravioleta, alertando a la población por medio de un código basado en 5 colores determinados por la Organización Mundial de la Salud, OMS. Los filtros ultravioleta (UV) y sensores ópticos del solmáforo miden el nivel de radiación y entregan la intensidad según una carta de colores establecida por la Organización Mundial de la Salud. Los colores son: verde (bajo), amarillo (medio), naranja (alto), rojo (peligroso) y violeta (extremo). Dicha información está disponible en una tabla junto al solmáforo, de manera que las personas pueden interpretar perfectamente lo que implica cada color”, aseveró el académico Claudio Mege.
El académico comentó que el equipo se encuentra operativo durante las 24 horas del día y se alimenta a través del suministro eléctrico demandando un consumo de solo 15 watts. En particular, monitorean la banda UV-B, que es peligrosa para la vida y la salud humana, que puede provocar cáncer a la piel, melanomas, cataratas y afectar el sistema inmunitario. La región UV abarca el intervalo de longitudes de onda de 100 a 400 nanómetros (nm).
“Este solmáforo es un verdadero aporte a la comunidad. La Universidad debe vincularse activamente con el medio en el cual se encuentra inserta y creemos que a través de este equipamiento, aportamos información relevante, sobre todo para prevenir enfermedades vinculadas con la exposición a la radiación UV”, explicó el investigador Claudio Mege.
De acuerdo a la Guía Técnica de Radiación Ultravioleta de Origen Solar de la Subsecretaría de Salud Pública (2011), “la información científica demuestra que la exposición excesiva y/o acumulada de radiación ultravioleta de fuentes naturales o artificiales produce efectos dañinos a corto y largo plazo, principalmente en ojos y piel, que van desde quemaduras solares, queratitis actínica y alteraciones de la respuesta inmune hasta fotoenvejecimiento, cataratas a nivel ocular y tumores malignos de piel. Frente a esta última patología, en las últimas décadas, a nivel mundial ha aumentado el número de casos nuevos de cáncer de piel, especialmente en las personas de piel clara, siendo hoy el cáncer de piel, el cáncer más frecuente en la población. Este aumento en el número de casos nuevos de cáncer de piel, ha sido estadísticamente muy superior al esperado debido entre otras causas a la exposición exagerada de las personas a las diferentes fuentes de radiación ultravioleta, es decir, radiación solar y camas solares. Por lo anterior, es prioritario regular el riesgo de exposición a la radiación ultravioleta de origen solar y las medidas de control y protección, con la finalidad de minimizar el daño en salud y promover conductas de autocuidado”.