Discutir y analizar experiencias de políticas públicas alimentarias a nivel nacional e internacional, junto con dar a conocer los resultados preliminares del proyecto FONIS EVS 13I 0016, que lidera la académica Dra. Jacqueline Araneda Flores, fue el principal objetivo del seminario “Políticas Públicas Alimentarias”, convocado por el Grupo Epidemiología Alimentaria Nutricional EPIAN del Departamento de Nutrición y Salud Pública de la Facultad de Ciencias de la Salud y de los Alimentos.
El seminario, realizado en dependencias del Campus Fernando May, consideró la exposición del académico Dr. Patricio Oliva Moresco, quien dio cuenta de los resultados de línea base del proyecto FONIS EVS 13I 0016, que pretende investigar el efecto de un programa educativo basado en desincentivar el consumo de bebidas azucaradas promoviendo una hidratación saludable, y su impacto en el estado nutricional de escolares con sobrepeso y obesidad en las comunas de San Nicolás, Ñiquén, Chillán y Chillán Viejo.
La investigación emplea un diseño controlado aleatorizado, que considera un grupo de escolares intervenido y un grupo de control. La muestra está constituida por 400 escolares de 3° a 6° básico de escuelas de la provincia de Ñuble: San Nicolás, Ñiquén, Chillán y Chillán Viejo, con diagnóstico nutricional de sobrepeso u obesidad.
El académico integrante del Grupo de Investigación Epidemiología Alimentaria Nutricional (EPIAN), del Departamento de Nutrición y Salud Pública, Dr. Patricio Oliva, comentó que la investigación ha sido exitosa en términos de la información que se ha logrado recabar.
“Hemos obtenido información de tipo cualitativa y cuantitativa. En lo cualitativo hemos averiguado aspectos referidos a cuál es el sentir de las personas respecto del consumo o ingesta de bebidas azucaradas, lo que nos ha servido como insumo para la elaboración del manual ‘Aprendiendo a hidratarme para crecer fuerte y sano’, elaborado para colegios y profesores, con el propósito de desincentivar el consumo de bebidas azucaradas. Es necesario precisar que entendemos como bebidas azucaradas a toda la gama de líquidos que contienen azúcar, sean estos lácteos, no lácteos, té, café, infusiones de hierbas, entre otros, y no sólo las bebidas gaseosas. Estos insumos que recibimos de parte de los escolares, así como de sus padres en el sentido del porqué, cómo y cuándo consumen bebidas azucaradas, nos ha permitido elaborar el manual que podrá ser entregado masivamente a los diferentes colegios, para desincentivar el consumo de bebidas azucaradas entre los escolares de enseñanza básica. Con esto lograremos una mejora sustancial en los hábitos de hidratación de los niños, que en el mediano o largo plazo puede traducirse en una positiva evolución de los indicadores del estado nutricional de este grupo etario”, aseveró el investigador.
El Dr. Oliva Moresco explicó que los datos cuantitativos obtenidos en la investigación permiten sostener que la malnutrición por exceso (sobrepeso y obesidad), afecta a más del 50% de la muestra analizada, cuyos datos pueden ser extrapolables a la población general de dicha edad y de los cursos respectivos, dado que se trata de una muestra representativa de la provincia de Ñuble. “Esto es alarmante y coincide con los datos entregados a nivel normativo por diferentes instancias que señalan que la obesidad infantil es un problema que no hemos podido solucionar hasta el día de hoy, pese a todas las medidas que se han adoptado”, comentó el académico UBB.
“Pretendemos crear conciencia en este grupo poblacional para que consuman líquidos puros, sin azúcar y en términos claros y precisos preferir el agua. Este cambio de hábito repercutirá sin lugar a dudas en un mejor estado de salud. Desde el punto de vista del estado nutricional, el consumo de bebidas azucaradas en niños con obesidad y sobrepeso es más elevado, si se compara con niños en óptimo estado nutricional”, clarificó el Dr. Patricio Oliva.
Experiencias en Gran Bretaña y Francia
En la oportunidad, el investigador de Research Asociate, PhD Andrés Silva, brindó las conferencias “Evaluación de Políticas Públicas para una alimentación saludable: Dos experiencias en Europa” y “Desafíos y oportunidades de investigación en Políticas Públicas alimentarias en Chile”, donde dio cuenta de sus experiencias en investigación en Gran Bretaña y Francia.
El investigador es Ingeniero Agrónomo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, PhD in Business Management de Kent Business School, Canterbury, Reino Unido; y Master en Department of Agricultural Economics, Texas A&M University, Estados Unidos.
-¿Qué aspectos de políticas públicas para alimentación saludable, considerando sus experiencias en Europa, podrían replicarse en el caso de Chile?
-“Es complejo replicar políticas públicas de otras realidades. Europa y Chile tienen realidades distintas en términos de cultura, ingreso, oferta alimentaria y eso se ve reflejado en hábitos diferentes. Lo interesante, es replicar formas de trabajo, adaptar metodologías y generar colaboraciones. En este sentido, el sector académico tiene mucho que aportar”.
-Durante su presentación mencionó tres factores importantes a considerar en políticas públicas que quieran abordar este problema: Economía del comportamiento; Campañas informativas; Restricciones a la publicidad en TV en horario infantil. ¿Por qué son tan determinantes estos factores?
-“Incluí cada uno de estos temas porque son relevantes para la realidad chilena y forman parte de mi agenda de investigación con colegas extranjeros. La economía del comportamiento es una disciplina que combina elementos de la economía y la psicología para explicar el comportamiento de las personas. Políticas públicas en base a economía del comportamiento pueden tener relativamente bajo costo y un impacto similar a las políticas públicas tradicionales. Pueden ser cosas tan sencillas, como hacer que los productos saludables sean de más fácil acceso en los supermercados y cafeterías, por mencionar un ejemplo”.
“En Francia, me tocó analizar el impacto de la campaña “5 al día” (para promover el consumo de 5 porciones de frutas y verduras al día). Las campañas informativas son claves a la hora de educar a las personas en sus decisiones de consumo de alimentos. Finalmente, en el Reino Unido, quise mostrar cómo la investigación académica puede ayudar a diseñar una política pública. En este caso, medimos el impacto de restricciones en la TV en hogares con niños de 12, 14 y 16 años. En resumen, hablé de tres herramientas que utilizan distintos enfoques con el fin último de ayudar a generar hábitos saludables”.
-¿De qué manera la investigación académica puede contribuir al objetivo de lograr hábitos de alimentación saludable en la comunidad?
-“Los indicadores de obesidad en Chile son alarmantes. La investigación académica puede ayudar a proyectar impactos de políticas en estudio, a evaluar los impactos de políticas implementadas, y en base a ello, ayudar a la reformulación de políticas públicas cuando sea necesario. Hablo de medir los impactos deseados y no deseados de una política pública. La buena noticia, es que podemos aprender mucho de las experiencias de otros países en términos de metodologías y algunas políticas posibles. Sin embargo, los resultados específicos dependerán de cada realidad”.
“Hace unas décadas, nos teníamos que conformar con hablar de los impactos promedios del país. Sin embargo, hay varios Chiles dentro de Chile, los hábitos alimentarios de una persona de Castro, Iquique y Santiago son distintos, y los impactos de una política pública alimentaria son distintos también”.
“Hoy en día, con las capacidades de análisis de datos, podemos medir el impacto de políticas públicas a nivel de hogar. Así, podemos ver el impacto de las políticas públicas en las desigualdades o en grupos de hogares más vulnerables. De esta forma, empezamos a refinar nuestras preguntas, más que buscar una política pública de alto impacto en promedio, empezamos a buscar una política pública de alto impacto en los hogares objetivo”.
Aporte de EPIAN a Salud Pública
En la oportunidad, la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud y de los Alimentos, Patricia Letelier Sanz destacó el propósito del Grupo de Investigación EPIAN, organizador del seminario, que pretende contribuir al desarrollo saludable de la población chilena a través de la generación, divulgación y aplicación del conocimiento científico en alimentación y nutrición, comprometiendo a nivel institucional una productividad científica sostenida y actividades de difusión de sus resultados preliminares y finales.
“El trabajo desarrollado por este grupo de investigación, así como el de otros grupos interdisciplinares conformados en nuestra Facultad, responden a las líneas estratégicas propuestas en los planes de desarrollo no sólo del Departamento al cual pertenece el coordinador del grupo, sino que están en consonancia con los lineamientos de la Facultad, y estos a su vez, con los de nuestra Universidad del Bío-Bío. Es importante destacar que los proyectos de investigación dan respuesta a las necesidades de conocimiento para la toma de decisiones oportunas e informadas y se constituyen en un insumo fundamental para orientar la toma de decisiones en materia de políticas públicas alimentarias en pos de mejorar la calidad de vida de las personas”, aseveró la Decana.