Profesionales del Centro de Atención de VIH del Hospital Clínico Herminda Martín y del Servicio de Salud Ñuble, en coordinación con el Departamento de Salud Estudiantil de la Universidad del Bío-Bío, realizaron un diálogo ciudadano orientado especialmente a estudiantes e integrantes de la comunidad UBB.
La actividad, desarrollada en dependencias del Campus Fernando May, se realizó en el marco del Día Mundial del VIH/Sida que se conmemora el 2 de diciembre.
La enfermera del Departamento de Salud Estudiantil, Carolina Zúñiga Quintana, destacó que hoy la sociedad es más abierta para tratar estos temas, y también es posible encontrar más información que sirva de guía y orientación a quienes presenten dudas. En esta línea, la charla realizada en la UBB
“La idea es sensibilizar a los alumnos y hacerles ver que este tema no es ajeno a ellos, sino que cualquier persona puede estar sujeto a la enfermedad. También se pretende que los y las jóvenes puedan replicar y compartir la información entre entre sus compañeros, familiares y amigos”, aseguró la enfermera Carolina Zúñiga.
El jefe del Centro VIH Ñuble del Hospital Clínico Herminda Martín, Dr. Christian Esveile Abraham, destacó que toda persona con una vida sexual activa debe tener claro que posee algún grado de riesgo de contraer una infección sexual, incluido el VIH.
“Hay una gradiente de riesgo, donde el menor riesgo es para aquellas personas que tienen una pareja única mutua, es decir, los dos componentes de la pareja se respetan y son honestos, y el uno para el otro representan su única pareja sexual. El extremo más riesgoso de este abanico son aquellas personas que tienen relaciones sexuales múltiples y sin protección adecuada con preservativo. Eso es transversal a hombres y mujeres, independiente de su orientación sexual, sean hétero, homo o bisexuales, estén casados o con hijos. Esto tampoco depende del grado de instrucción que tengan las personas, es un problema que ataca a familias y personas que tienen educación básica, media, universitaria completa, incluso funcionarios de la salud”, ilustró el médico.
El Dr. Christian Esveile precisó que en este contexto asoma como muy necesario practicarse el examen de sangre específico que permite saber si se ha adquirido el VIH. Éste se encuentra disponible en todos los Cesfam de la red de salud de Ñuble, así como en los hospitales comunitarios de Yungay, El Carmen, Bulnes, Quirihue y Coelemu, en el Hospital de San Carlos, y en el Hospital Clínico Herminda Martín de Chillán. “Creo que es recomendable para todas las personas que tengan algún grado de actividad sexual, independiente que ellos se sientan seguros”, expresó el profesional.
El Dr. Esveile Abraham comentó que la mortalidad se ha mantenido estable con tendencia a la baja, y no supera las 2,5 personas por cada 100 mil habitantes. Igualmente, explicó que actualmente la principal prevalencia de VIH corresponde a personas menores de 40 años, mayoritariamente hombres, pero con un aumento en mujeres jóvenes. Asimismo, se registra un aumento de la tasa de infección entre los adultos de más de 50 años. “Estos grupos representan un desafío para el tratamiento, porque entre las personas más jóvenes cuesta que logren mayor adherencia y tomen los medicamentos de manera rutinaria. Por su parte, las personas mayores presentan comorbilidad, es decir, muchas otras enfermedades junto al VIH, aumentando el riesgo de tener infarto al corazón, infarto cerebral, entre otro tipo de problemas”, aseveró.
Durante el conversatorio también se contó con la experiencia de Ángel Baeza, persona viviendo con VIH, que ha desplegado un intenso trabajo de sensibilización e información acerca de la enfermedad, y respecto de las situaciones de discriminación a las que se ven expuestas las personas que viven con VIH, al amparo de la Agrupación Renacer de Chillán.
“La actitud de rechazo por parte del equipo de salud, por ejemplo, produce una sensación devastadora, aísla a un paciente, y eso me ha hecho mentir considerablemente porque sientes que te van a tratar distinto, y lo digo con mucha vergüenza, porque no puedes estar mintiéndole al sistema, pero si el sistema te trata mal, muchas veces tienes que engañarlo para poder acceder a alguna prestación”, comentó Baeza.
“No existe una razón para que usted discrimine al otro en virtud de su enfermedad, menos de VIH y menos conociendo las formas de transmisión. A veces, el profesional de la salud tiene un doble pecado; la sociedad ya comete un pecado al discriminar, pero el profesional de la salud comete un doble pecado, que sería la ignorancia respecto de un tema. Y estas son cosas que me ha correspondido vivir”, compartió.
Para Ángel Baeza además de la educación es necesario alcanzar un paradigma mental diferente que sólo se logra mediante la reflexión profunda. “Alguien muere a tu lado y tú que haces. Nadie por gusto adquiere VIH, es una circunstancia de la vida, por desconocimiento. Yo adquirí VIH por ignorancia y desconocimiento, pensado que el amor me había jugado una mala pasada. Cuando llegas a esa reflexión profunda comienzas a mirar distinto al otro, y en vez de cuestionar empiezas a acoger”, manifestó.
Durante la jornada también se consideró la presentación del voluntario de la Fundación Iguales Alen Alegría, quien aportó información sobre conceptos tales como orientación sexual, identidad de género, intersexualidad, entre otros.
Alen Alegría también se refirió a los Principios de Yogyakarta, referidos a la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género. Estos principios tienen por objetivo entregar orientaciones a los Estados sobre los derechos humanos por motivos de orientación sexual e identidad de género. Fueron elaborados por una comisión de expertos a petición de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, en el año 2006, quien fue una de sus coautoras; y fue presentado al Consejo de Derechos Humanos en 2007.