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Publicado el 24 de enero del 2023

Ñuble como articulador de la cultura

Por Alejandro Arros Aravena
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A propósito de la merecida incorporación este año 2022 de la alfarería de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca como nueva manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, es que se hace necesario reflexionar sobre la superlativa importancia de la región de Ñuble y su influencia en estas lides creativas.

Sin ir más lejos, otro hito es que el año 2022 deja preseleccionada como obra artesanal en el concurso de “Sello de excelencia a la artesanía de Chile” a Rosa Domínguez Sanhueza, artesana de Ñuble, con la obra titulada “La trilla”, ésta puede ser vista en el catálogo digital disponible en el sitio del Ministerio las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Pero no sólo desde las prácticas del hacer se construye la cultura, el tejido cultural se crea también desde la reflexión tan necesaria como urgente, en esto la mirada académica tiene mucho que decir, por ejemplo, la actual región de Ñuble fue foco del estudio cultural realizado por el reconocido investigador Tomás Lago, quien desde la vitrina académica divulga información cultural en la prestigiosa “Revista de Arte”, perteneciente a la Facultad de Arte de la Universidad de Chile. En una edición doble, (número 11 y 12 de 1958) Lago publica una investigación in situ sobre la alfarería de Quinchamalí.

El investigador señala en aquel texto que el estudio de la estética y del arte chileno no puede dejar fuera las manifestaciones artísticas populares, pues sólo éstas harán germinar el saber superior. Lago, antes incluso, en el año 1945 y a través de un folleto de 8 páginas, releva las principales manifestaciones artesanales chilenas donde Quinchamalí tiene un rol protagónico, pues ilustra la portada el icónico “chancho alcancía” que junto a “la guitarrera” son las imágenes más conocidas cuando se habla de esta alfarería. Tomás Lago siendo, director del Museo de Arte Popular de la Universidad de Chile, alerta sobre la escasa bibliografía y referencias casi inexistentes sobre las manifestaciones artesanales que nuestro país posee, tal podría ser la sorpresa para él que, a casi 80 años de aquella publicación, el panorama de la referencia escrita y la cita no ha cambiado mucho. Hemos de agradecer el tiempo y esfuerzo dedicado por algunas personalidades como la socióloga e investigadora local Julia Fawaz, el artista Luis Guzmán y el gran historiador Alejandro Witker, ellos son referencias y autoridades obligadas en lo que refiere a patrimonio inmaterial y cultural de esta región. Pero la influencia cultural ñublensina va más allá aún, la “invención de la tradición”, como diría el historiador Eric Hobsbawm, de la alfarería en la región de Aysén, es fruto de un artesano que cursó sus estudios en la Escuela Normal de Chillán, me refiero a Pedro Isla Maldonado, quien egresa de esta escuela en el año 1960 e inmediatamente trabaja junto al maestro Baltazar Hernández recibiendo el empuje artístico de éste para emigrar a Santiago, para luego, a finales de la década de los 70 llegar a Aysén.

Ahí en la localidad de Río Ibáñez, Isla crea la alfarería de la región junto a artesanas locales inspirándose fundamentalmente en el pueblo tehuelche y en la flora y fauna de aquel indómito lugar.

Alejandro Arros Aravena

Alejandro Arros Aravena Director Depto. de Comunicación Visual UBB

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