Película documental reconstruye la vida de un padre a quien se ve por última vez en medio de la crueldad del centro de tortura de Villa Grimaldi, en Santiago, narrando cómo su hijo recurre a la memoria como salvataje para conocerlo mediante testimonios y fotografías. Presentó el realizador audiovisual chillanejo, Raúl Venegas, con mediación de la guionista de la producción cinematográfica, Paulina Costa.
Por Álvaro Muñoz.
Las miradas no solo estuvieron puestas en la pantalla donde la historia de un detenido desaparecido volvió a remover la conciencia histórica de Chile, a 50 años del golpe militar de Estado de 1973; también, inevitablemente, volvieron sobre los seres queridos chillanejos a quienes, tras una detención forzosa, se les perdió todo rastro de existencia. Por ello, tras la exhibición de la película documental “Punto de encuentro”, donde se reconstruye la vida de un padre que pierde su existencia hasta hoy, luego de ser visto por última vez en el centro de tortura de Villa Grimaldi; se produjo una sentida entrega testimonial de mujeres asistentes en el auditorio de la Escuela de Cultura y Difusión Artística Claudio Arrau León de Chillán, donde tras el largometraje, la mediación realizada se convirtió en una emotiva reflexión y profundo llamado a que “nunca más” vuelva a ocurrir la violación a los derechos fundamentales de las personas.
Aun así, dada la contingencia política actual, a décadas del derrocamiento del gobierno democrático del Presidente, Salvador Allende (1970–1973) e instauración de la Junta Militar liderada de facto por el comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet (1973–1990), hubo opiniones y temor en la audiencia a que vuelva a suceder el uso de las fuerzas armadas para quebrantar el estado de derecho constitucional y el terror como medio de control público.
“Punto de encuentro”, con varios premios y reconocimientos nacionales y selecciones internacionales, se proyectó con la gestión de Plaza Cultural UBB Comunidad Bimodal Ñuble y Biobío, sumándose a la conmemoración que la Universidad del Bío-Bío (UBB), ha desarrollado en el marco de “Construyendo Memoria, Democracia y Futuro».
Mediación que conmovió en sala: cuerpos y vidas que no volvieron
Teresa Retamal, asistente, relató la desaparición de su compañero, en la conversación sostenida una vez culminada la proyección: “Él era profesor de biología acá en Chillán, de 27 años. Lo llevaron a Londres 38 y, después, a Cuatro Álamos, ahí desapareció. Es Ricardo Troncoso”. Sobre el documental, expresó, “trastocó mi historia que no es diferente a la que vi en el documenta. El tipo de tortura, seguimiento y secuestro, las consecuencias familiares de nosotros que perdimos un ser querido, no fue diferente al de la película. Me sentí traspapelada en las carencias, en el coraje y la lucha que hemos hecho durante 50 años. La memoria, a 50 años, la hemos establecido nosotros, no el Estado”.
En tanto, Patricia Paredes, abordó en la mediación, la desaparición de su esposo: “En la búsqueda de mi marido detenido desaparecido fui detenida muchas veces, al buscar a nuestros familiares nos amedrentaban, seguían y detenían. Mi marido es Ricardo Lagos, hijo del alcalde de Chillán que fue asesinado con toda su familia”. Luego de ver la película, apuntó que es “el primer documental tan testimonial, de un caso concreto, y nos ha llegado a todos acá, profundamente. Ojalá que se una tendencia en el trabajo de memoria el hablar de los dolores de la familia y su entorno, del daño generacional y transgeneracional”.
Cerrando, la guionista y productora de “Punto de encuentro”, Paulina Costa, comentó que cada vez que presentan el documental aparecen voces desde la comunidad que “hacen releer” la propia historia cinematográfica, “la mediación, el encuentro con el público de Chillán hacen evidente algo que compartimos ahora. Es una ‘suerte’ de silencio autoimpuesto o impuesto por el ‘sistema’, ¿quizás?, que no ha permitido alzar las historias de las familias y se compartan en las distintas generaciones, no con el fin de informarse sobre fechas o qué pasó, sino, cuáles son las emociones, las huellas, la dimensión humana para crecer en una conversación. Pasa que se escucha ‘yo no lo hablé’, y ese es el espacio del cine”.