Para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), los sitios de memoria son todos aquellos lugares donde se cometieron graves violaciones de lesa humanidad, cuyo fin es recordar y honrar a las víctimas, promover la conciencia y la defensa de los derechos humanos. Lugares en que el arte y la arquitectura pueden jugar un papel crucial en la construcción de la identidad y narrativa de una comunidad, entrelazando historias sensibles y traumáticas con el devenir de la ciudad.
En Chile existen más de 1000 sitios de memoria catastrados que conmemoran y recuerdan los acontecimientos relacionados con violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura (1973-1990). Algunos de los más significativos son: Un lugar para la Memoria de Nattino, Parada y Guerrero, escultura de tres sillas de más de 10 metros de altura que recuerdan a las víctimas del caso Degollados (2016); Parque por la Paz Villa Grimaldi (1997), conjunto arquitectónico escultórico de gran simbolismo en el ex centro de detención y tortura Cuartel Terranova; y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos (2010), edificio que parece gravitar sobre la explanada del museo y donde además se encuentra la instalación permanente La Geometría de la Conciencia de Alfredo Jaar.
En Concepción, destacan entre otros, el Memorial de víctimas de la dictadura en el Cementerio General de Concepción (2015), cuatro muros de hormigón en el que se inscriben los nombres de 152 detenidos desaparecidos y ejecutados de la Provincia de Concepción; la Plaza de la Memoria y los Derechos Humanos en la Universidad de Concepción (2019), con la escultura Ronda de Unidad de Lautaro Labbe; y el Museo de la Memoria Biobío, proyecto que busca materializar un espacio de reparación moral a las víctimas y que visibilice las violaciones a los derechos humanos de la región para que estos hechos nunca más se repitan.
Sandra Santander, autora de varios sitios de memoria como el Memorial de los detenidos desaparecidos en la ciudad de Los Ángeles (2003); el Memorial del Puente El Ala (1996) en la Región de Ñuble, recientemente declarado Monumento Histórico; y el Memorial de Los Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos de la Región del Biobío en el Parque Bicentenario de Concepción. En la inauguración de este último, un conjunto escultórico en piedra de 7.50 x 15.00 x 15.00 metros, esta escultora planteó que “no es fácil inaugurar un memorial, no es fácil realizarlo, como tampoco traducir en un solo concepto toda la incertidumbre, la deshumanización o el dolor”, concluyendo que “indudablemente, como mujer, ciudadana y artista hubiese preferido nunca haber tenido que realizar este memorial” (2014).
El arte y la arquitectura debieran expresar valores fundamentales para una sociedad, en esto los sitios de memoria en cuanto espacios públicos, aunque incomoden, juegan un rol esencial en el reconocimiento a las víctimas, el respeto a la dignidad de las personas y el fortalecimiento de la democracia. Simplemente porque la memoria es frágil.