En el contexto del Día Mundial del Medio Ambiente que conmemoramos hoy 5 de junio, es triste advertir que Chile tiene el récord de ser un país que ya en mayo alcanzó su overshoot day o sobregiro ecológico. Un registro que indica que hemos sobrepasado lo que la tierra en que vivimos puede regenerar en un año. Es decir, en cinco meses el país agotó los elementos naturales que le debían alcanzar para vivir todo el año 2024.
En 1972, la Organización de las Naciones Unidas instauró el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente para motivar a los estados, instituciones, empresas y a la ciudadanía en general a asumir que la vida humana depende absolutamente del funcionamiento adecuado de los ecosistemas.
Es una constatación que los ecosistemas de todo el mundo están en peligro.
Señales de la naturaleza
Los informes científicos, muchos con aporte de especialistas de Chile, concluyen que océanos y mares, bosques y tierras agrícolas, ríos y lagos, es decir, los espacios naturales de los que depende la existencia de la humanidad, están llegando a un punto de no retorno. A esto, se agrega el incremento de la contaminación en los centros urbanos.
Muchas de estas situaciones las observamos en Chile desde hace ya varias décadas, lo que se ha agudizado con el impacto del cambio o emergencia climática y con la aguda y persistente sequía que nos golpea desde hace una década.
Por ello, más allá de celebrar este día, como también los del agua, de los bosques y otros, es la propia naturaleza la que nos da crecientes señales para detener los excesos que hemos cometido: el desplazamiento del desierto, la reducción de los caudales de ríos y del agua para riego, pesquerías amenazadas por sobrepesca, la invasión de micro plásticos en muchos ecosistemas, especialmente marino.
Todas las regiones del mundo y de Chile registran caóticos o inusuales comportamientos del clima, como ya lo vivimos en 2023 con inundaciones de ciudades y áreas agrícolas y, también, descontrolados incendios. Todo ello, destruyendo en pocos días lo que el país y las familias levantaron en años.
“Hacer la paz con las tierras”
Naciones Unidas propone que el Día Mundial del Medio Ambiente 2024 se centre en restaurar las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía bajo el lema «Nuestras tierras. Nuestro futuro. “Somos la #GeneraciónRestauración”. No podemos retroceder en el tiempo, pero sí podemos hacer crecer los bosques, revitalizar las fuentes de agua y restaurar los suelos. Somos la generación que puede hacer la paz con las tierras».
Chile -gracias, en gran parte, a la presión del mundo académico, la ciudadanía y los medios de comunicación- ha ido adoptando medidas, políticas y legislación, como la Ley Marco de Cambio Climático. Pero, sin duda nos falta mucho para lograr que la vida y nuestro desarrollo estén en armonía con el medio ambiente.
Sería largo enumerar las tareas que debemos enfrentar en todos los ámbitos. Desde la familia y nuestras prácticas de consumo, la valoración de los ecosistemas locales y regionales, asumidos como valiosos patrimonios, la búsqueda de un adecuado equilibrio entre desarrollo productivo y resguardo de la naturaleza.
Estos y otros desafíos dependen de la educación y la cultura de la comunidad. En este sentido, es fundamental la labor de las instituciones de educación superior que, a través de sus programas de pre y posgrado, forman personas con capacidades técnicas y profesionales, en sus centros científicos generan conocimientos vinculados a las realidades y potencialidades de su entorno y que se esmeran por informar, hacer educación ambiental e interactuar con los organismos públicos, privados, las empresas y la ciudadanía en temas de relevancia ambiental.
El rol de las universidades regionales
Asumiendo las especificidades de sus territorios, el quehacer de las universidades regionales se vincula a la agricultura, desarrollo forestal y ganadería, a la actividad minera, acuícola y generación de energías renovables, gestión del agua, aire, protección de humedales, por citar algunas áreas.
Estas instituciones han formado a miles de profesionales que, encarnando los principios de sustentabilidad que ellas relevan, los han trasladado a empresas grandes, medianas y pequeñas, así como a cientos de organismos públicos. Crean conocimientos para un desarrollo regional y nacional ambientalmente sustentable. Visualizando el futuro, investigan las energías renovables como la solar, hidrógeno verde, eólica o el litio. Asimismo, miran hacia el pasado, para estudiar la recuperación de ecosistemas deteriorados.
Convencidas de que la preservación y valoración del medio ambiente es un tema de todos y todas, tal como se enseña en los colegios, las universidades regionales informan a la comunidad, sensibilizan y crean una cultura ambiental. Además, impulsan proyectos que contienen un mensaje verde, color de la esperanza.
En el contexto del Día Mundial del Medio Ambiente que conmemoramos hoy 5 de junio, es triste advertir que Chile tiene el récord de ser un país que ya en mayo alcanzó su overshoot day o sobregiro ecológico. Un registro que indica que hemos sobrepasado lo que la tierra en que vivimos puede regenerar en un año. Es decir, en cinco meses el país agotó los elementos naturales que le debían alcanzar para vivir todo el año 2024.
Sin embargo, esto no impide reconocer -sino que más bien nos llama a destacar- a las distintas instituciones públicas y privadas que a diario con esmero y compromiso abordan los temas medioambientales. Entre ellas nuestras universidades regionales de la AUR.
biobiochile.cl, 5 de junio de 2024