El académico del Departamento de Ciencias Sociales Dr. Marco León León presentó su libro “Identidades abyectas: construcciones socioculturales y mediáticas de la anormalidad, Chile 1927-1973”, en la Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina, junto con participar como expositor en el Octavo Simposio Internacional de la Red de Historiadores e Historiadoras del Delito en las Américas, realizado en la Universidad Nacional de San Martín, en la provincia de Buenos Aires.
El Dr. Marco León presentó su libro en el Instituto de Ciencias de la Universidad Nacional de General Sarmiento en el contexto del proyecto liderado por el Dr. Jeremías Silva denominado “La reforma penal en el Cono Sur: expertos, redes y circulación de saberes (1900-1945)”, iniciativa financiada por FONCYT de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.
El Dr. Silva ha desarrollado investigaciones sobre el sistema penitenciario argentino en la segunda mitad del siglo XX, por lo que su invitación surge a propósito de la empatía temática entre nuestros trabajos. Presenté el libro ante un grupo de estudiantes de postgrado y miembros del grupo de investigación que él dirige. El Dr. Silva realizó una breve introducción, resumió los contenidos y ejes centrales del libro, formulando algunas preguntas que luego respondí, complementando a su vez algunas de sus ideas. Posteriormente, se abrió un espacio de diálogo con los y las estudiantes, quienes plantearon diversas interrogantes en torno a la obra”, señaló.
El Dr. León señaló que, si bien el libro se enfoca en el caso chileno, sus contenidos permitieron establecer comparaciones, similitudes y diferencias con procesos argentinos, particularmente en torno a la construcción de sujetos criminales desde distintas disciplinas como el derecho penal, la criminología, las policías y, por supuesto, la prensa de masas. Este último aspecto se vincula especialmente con el capítulo cuarto del libro del investigador UBB, y dialoga con las investigaciones que ha desarrollado en los últimos años el grupo de la Universidad de General Sarmiento sobre prensa y sociedad de masas en Argentina.
“Al finalizar la actividad, se generó una reflexión colectiva en torno a la obra, y dejé un ejemplar en la Universidad para su consulta. Mi intención fue que pudiera ser un insumo útil para futuras investigaciones, dado que, aunque se trata de una monografía centrada en la realidad chilena, permite establecer puntos de contacto, diálogo o incluso de contraste con otras realidades latinoamericanas. Ello resulta especialmente interesante cuando se considera la circulación de ideas, cómo estas son apropiadas, resignificadas y comunicadas a públicos diversos, algo muy propio de las sociedades de masas”, aseveró.
Uno de los temas más comentados durante la discusión -explicó el Dr. Marco León- fue cómo las disciplinas científicas construyen la figura del “sujeto peligroso” o “anormal”, y cómo dicha construcción no siempre se sincroniza con la que realiza la prensa de masas. “Mientras disciplinas como la psiquiatría, la psicología, el derecho penal o la criminología suelen avanzar en cambios paradigmáticos y renovar sus marcos teóricos con el tiempo, los medios masivos tienden a mantener representaciones heredadas del siglo XIX, con una fuerte influencia del pensamiento lombrosiano y del determinismo biológico. Estos modelos, aunque superados académicamente, siguen siendo atractivos para la prensa y el público lector”, ilustró.
El Dr. León comentó que este desfase entre el pensamiento disciplinar y la representación mediática abre una reflexión sobre la no linealidad del pensamiento criminológico. “Las ambigüedades y contradicciones en su evolución lo convierten, justamente, en un objeto de estudio relevante, sobre todo cuando se lo analiza a través de distintos soportes impresos: revistas científicas, policiales y de masas. Estos medios no solo replican, sino que también actualizan ciertos discursos, proyectándolos en el tiempo y dándoles una perdurabilidad que moldea las percepciones sociales”, argumentó.
En este sentido, el Dr. Marco León sostuvo que resulta interesante observar cómo ciertas asociaciones -como vincular la peligrosidad, la inmoralidad o la anormalidad a la apariencia física o a una determinada condición de clase- persisten en el imaginario colectivo, pese a ser ampliamente cuestionadas desde el ámbito académico.
Seminario internacional
Asimismo, el investigador UBB participó en el Octavo Simposio Internacional de la Red de Historiadores e Historiadoras del Delito en las Américas, realizado en la Universidad Nacional de San Martín, campus Miguelete, ubicado en la provincia de Buenos Aires.
En ese contexto, participó en la mesa titulada “Delito y cultura de masas en los siglos XIX y XXI: un vínculo de larga duración”, donde presentó la ponencia “Medios impresos y representaciones carcelarias: una aproximación a los espacios de encierro en el Chile contemporáneo”, centrándose en el período comprendido entre 1966 y 1996.
“Elegí este marco temporal porque me interesaba observar si existían transformaciones -y no sólo permanencias- en las representaciones que diversos medios escritos construyeron respecto de las cárceles, penitenciarías, presidios, colonias penales y la correccional de mujeres. Asimismo, porque quería analizar cómo estas construcciones culturales, es decir, las representaciones sociales, se adaptaban, modificaban o persistían a lo largo de distintos contextos políticos marcados por profundas rupturas históricas en Chile: desde el período democrático de los años 60, pasando por el golpe de Estado y la dictadura militar, hasta el retorno a la democracia”, describió.
La ponencia consideró como punto de partida el año 1966 debido a una serie de fugas carcelarias ocurridas en Santiago, tanto en la cárcel pública como en la penitenciaría, que fueron ampliamente cubiertas por la prensa. El año 1996 marcó el cierre del período analizado, por tratarse también de un momento mediáticamente significativo: la fuga de reos desde la Cárcel de Alta Seguridad en Santiago, utilizando un helicóptero, un hecho que también generó gran cobertura en medios escritos.
“Observé que si bien existe un ‘núcleo duro’ en las representaciones carcelarias -centrado en la precariedad, el hacinamiento, la violencia y la conflictividad interna-, estas representaciones también se ven fuertemente moldeadas por la coyuntura política. Por ejemplo, a fines de los años 60, aunque se destaca la miseria del espacio carcelario, hay una clara tendencia a centrar el interés mediático en los personajes que habitan esas prisiones: figuras como el Cabro Carrera, el Loco Pepe o Ignacio Scarpizzo (delincuente uruguayo implicado en múltiples fugas) son retratadas en extensos reportajes que, más allá de describir el entorno, resaltan sus historias de vida”, ilustró.
Durante el gobierno de la Unidad Popular, esta tendencia persiste parcialmente, pero tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, el foco comienza a desplazarse desde las figuras individuales hacia el espacio físico mismo: la cárcel como dispositivo de control y castigo.
“En las representaciones mediáticas del período dictatorial se observa una dualidad. Por un lado, las cárceles masculinas como la cárcel pública o la penitenciaría, son presentadas casi exclusivamente desde una lógica negativa: espacios de hacinamiento, violencia estructural, castigo y riesgo permanente. Por otro lado, ciertos espacios carcelarios aparecen retratados con una mirada más benévola o incluso idealizada: es el caso de la cárcel de mujeres (administrada en esa época por la Congregación del Buen Pastor) o las colonias penales agrícolas, que los medios definían como ‘cárceles sin rejas’, lugares donde supuestamente era posible la regeneración o rehabilitación”, indicó el Dr. Marco León.
Con el retorno a la democracia, según indica el Dr. León, la noción de crisis se mantiene, aunque emerge una dimensión que había sido silenciada durante la dictadura: la existencia de presos políticos. “Esta figura aparece con mayor fuerza tras la fuga de miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez desde la cárcel pública de Santiago en enero de 1990, poco antes del cambio de gobierno. A partir de ese momento, el preso político comienza a ocupar un lugar en las representaciones mediáticas. La fuga en helicóptero de 1996 también involucró a miembros de ese mismo grupo y tuvo lugar desde una sección de alta seguridad construida dentro de la penitenciaría”, destacó.
El investigador UBB sostiene que estas representaciones mediáticas conviven entre la imagen persistente de la cárcel como un espacio en crisis estructural y la presencia de ciertos “espacios de redención”, como las cárceles femeninas o las colonias penales. “Me pareció relevante analizar cómo estos elementos de permanencia y transformación operan a través de los medios escritos, y cómo logran adaptarse o resistir en distintos escenarios políticos de la historia reciente de Chile”, reflexionó.


