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Publicado el 13 de mayo del 2016

“Ciudadanía y Educación, imágenes sobre la formación para la ciudadanía en la escuela y sus procesos de configuración”: Nuevo libro de académico UBB

Por Cristian Villa Rodríguez
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El director del Departamento de Ciencias Sociales, Dr. Héctor Cárcamo Vásquez, publicó a través de Ediciones UBB, obra que da cuenta de buena parte de sus investigaciones realizadas durante los últimos años, con el propósito de dar a conocer cómo se aborda el concepto de ciudadanía en la formación inicial del profesorado. Si bien el análisis se refiere al contexto español, sienta las bases para una reflexión situada desde Chile.

Dar a conocer cómo se trabaja la ciudadanía en la formación inicial docente, particularmente de aquellos alumnos cuyos esfuerzos se orientan a obtener el título de maestro de educación primaria en universidades públicas y privadas de la ciudad de Madrid, España, asoma como el principal propósito del libro “Ciudadanía y Educación, imágenes sobre la formación para la ciudadanía en la escuela y sus procesos de configuración”, publicado recientemente por Ediciones UBB.

La obra, según explicó su autor, el Dr. Héctor Cárcamo Vásquez, supone un aporte fundamental situado en el plano de la política y de la formación del profesorado, espacios donde se presenta un gran desafío a las universidades en general. “Si hemos decidido formar profesores tenemos que formar profesores con una capacidad crítica, porque la ciudadanía no se enseña, la ciudadanía se aprende a partir de la experiencia de la vida. Entonces, el cómo nosotros abordamos el proceso de formación del profesorado es necesario reflexionarlo. Hay que problematizar la realidad; creo que esa es una de las cuestiones más urgente hoy en día”, aseveró el investigador.

El libro da cuenta de los estudios doctorales del académico Héctor Cárcamo, cuyo diseño de investigación para abordar las interrogantes trazadas fue de tipo cualitativo, con enfoque etnográfico. “La pertinencia del enfoque etnográfico radica en que da acceso a la matriz cultural inscrita en las prácticas sociales concretas de los agentes, de modo que permite conocer las fuentes que originan determinadas representaciones sociales y las formas que éstas adquieren. De modo más específico, la etnografía está orientada a la reconstrucción de la matriz cultural, a suministrar el contexto de prácticas que posibilite comprender la génesis de la realidad estudiada”, ilustró el docente.

Al respecto, el Dr. Cárcamo reconoce el importante aporte de la reconocida antropóloga española, María Isabel Jociles Rubio, quien le guio durante el proceso de su investigación doctoral.

“La información producida y que da origen a cada capítulo de este libro, se sustentó en el uso de diversas técnicas, tales como: la revisión documental, donde destaca la información institucional de cada universidad estudiada, el discurso público plasmado en la prensa escrita; por otra parte se hizo uso de la técnica de entrevista en profundidad, la cual estuvo dirigida a alumnos y docentes que intervienen en la formación inicial del profesorado; asimismo, se realizaron observaciones en aula, específicamente durante un semestre académico se trabajó en dos aulas universitarias”, detalla el Dr. Cárcamo Vásquez.

-¿Por qué estimó necesario investigar sobre esta materia?

-“Estimo que trabajar en la formación inicial del profesorado es un tema de mucha responsabilidad, y particularmente para nuestras universidades públicas y estatales, que tienen un rol clave en la formación de buen profesorado, con capacidad de crítica, de análisis… Hoy el Ministerio de Educación está exigiendo planes de formación ciudadana a todas las escuelas. Está exigiendo a los espacios formativos iniciales del profesorado, dedicar tiempo en los currículos a la formación ciudadana, a la relación familia-escuela. Tanto es así que tuve la suerte de participar como juicio de expertos para el Ministerio de Educación en la línea de formación ciudadana”.

-¿Por qué aparece como tan urgente abordar estos aspectos?

-“Hay una lógica causal y muy clásica de la forma de entender la educación. Por más que nos declaremos constructivistas, o planteemos que es necesario cambiar las formas de hacer educación, terminamos trabajando con los mismos dispositivos clásicos: las clases expositivas, el trabajo… No se cuestiona el para qué, el qué tampoco parece ser tema; nos hemos ido centrando mucho en el cómo, casi como si se tratara de un conjunto de herramientas técnicas. Y en realidad, los profesores deben ser concebidos y auto imaginarse como intelectuales”.

-¿En qué se evidencia esa mirada instrumental o utilitarista de la educación? ¿A qué se debería apuntar en la formación docente?

-“Es tal la instrumentalización de la educación que no hacemos sino reproducir los mismos modelos de antaño. Pensamos constructivistamente y actuamos conductistamente. Y lo que en realidad necesitamos es que esto nos lo apropiemos y lo aterricemos, porque si no se problematiza, si no se desnaturaliza la realidad, la desigualdad, la inequidad, se sigue reproduciendo a pesar de que uno considere que eso está mal. Si los profesores no forman a los niños para emanciparse desde el punto de vista cognitivo, actitudinal y valórico, vamos a seguir reproduciendo las mismas ataduras de las que somos tan críticos. Porque seguimos pensando que la gente no se preocupa del otro, seguimos pensando que la gente no quiere cambiar la realidad, o que se sienten muy cómodos reproduciendo ciertas lógicas de desigualdad. Pero no sacamos nada pensando que la gente lo hace, tenemos que actuar”.

-¿Cómo ve a las nuevas generaciones de estudiantes futuros profesores?

-“Desde que me inicié como académico en esta universidad me he enfocado en la formación inicial del profesorado. Y lo veo con cierta preocupación; hay modelos que han ido perpetuándose en el tiempo. Pero igual está la esperanza, porque en las últimas generaciones con las que he trabajado hay un afán, una intensión de valorizar el quehacer del profesorado, como un agente que piensa y que transforma, porque hay una responsabilidad política del profesorado enorme. No me refiero ni se trata de la política partidista, sino del hacer y del transformar”.

-¿Vienen más empoderados de su futuro rol?

-“Hay un desafío importante en tomar esa voluntad que tienen estos jóvenes que van incorporándose a sus carreras de Pedagogía, que vienen muy empoderados de lo que puede llegar a ser su rol como profesor, se lo proyectan, se lo imaginan. Claro, el tema es cómo nosotros trabajamos para que esa acción volitiva, esa intencionalidad del hacer, esté en la dirección y en el camino más adecuado… Problematizar, desnaturalizar, cuestionar, porque de lo contrario no tiene sentido seguir reproduciendo el mismo profesor que hemos venido formando durante los últimos 15, 20 o 30 años”.

¿Qué le llamó la atención respecto de las configuraciones que los estudiantes tenían sobre la Educación?

-“Me parece que los estudiantes van representando una forma de entender la educación, una forma de entender la escuela, una forma de entender la relación con la familia que es muy restringida. Me llama poderosamente la atención cómo se va restringiendo la imagen de la persona educada, o la de concebir un sujeto que se completa a través de la escuela, pareciera que la persona solo se completa como tal, si pasa exitosamente por la escuela, desechando otras formas de configurarnos como personas”.

-“Llama la atención igualmente, que restrinjan el quehacer del profesorado a dispositivos didácticos, y me refiero a la didáctica no como ciencia, sino como técnica. Hoy sabemos que la didáctica es un campo disciplinar emergente y con una potencia muy grande, pero los estudiantes que se están formando para ser profesores, por lo menos en el contexto de la investigación, e inclusive lo que muestran algunas exploraciones que he realizado acá en Chile, siguen viendo la didáctica como una ‘caja de herramientas para enseñar’ y esa representación también es muy reducida”.

-“Básicamente, asumen que el profesor debe enseñar un conjunto de conocimientos que otros seleccionaron para que él enseñe. Es decir, el profesor debe saber enseñar, pero el qué, el cómo, el cuándo, están fuera de la discusión. Ni siquiera se imaginan que ellos como profesores debieran cuestionar aquello. Entonces, finalmente el aula queda como un espacio donde el profesor toma lo que otros decidieron (conocimientos) para transmitirlo a los muchachos sin mayor cuestionamiento. Esas son representaciones que nos deben llamar a reflexionar un poco sobre lo que estamos haciendo. El libro se refiere al contexto español, pero en nuestro contexto no hay grandes diferencias, según las exploraciones que estoy realizando desde el año 2014”

¿Y qué ocurre respecto de la configuración que los futuros profesores tienen con relación a la familia?

-“Al confirmar junto con la antropóloga guía Maribel Jociles, lo que iba emergiendo de la investigación, nos recordamos de un antropólogo de la Educación que es Harry Wolcott, quien escribió una etnografía llamada “El maestro como enemigo”. En la etnografía que él realiza, los alumnos veían al profesor como un enemigo. Entonces, retomamos la lectura de Wolcott para discutir si la familia estaba siendo considerada como un enemigo. Y dio muy buenos frutos, porque el transparentar cómo el futuro profesor comienza a visualizar a la familia, y en este caso era de un modo negativo o como enemigo, la pregunta es qué ocurrirá cuando comience a concretar su carrera docente”.

-“Es sabido, de acuerdo a la literatura, que la relación familia-escuela es más importante para los aprendizajes significativos, que la cantidad de dinero que tiene el colegio. Pero si los futuros profesores están viendo de antemano a la familia como un enemigo, lo más probables es que se establezca una relación trunca, quebrada, porque se ve a la familia como algo intrusivo, o disruptivo, que más que apoyar genera tensión”.

-Además del libro, usted ha publicado recientemente un artículo sobre este tema…

-“Hace poco salió una publicación en torno a la idea de ‘la familia como enemigo’, pero situada exclusivamente en las universidades de Madrid, en donde estuve realizando las observaciones, dándole el contexto de la multiculturalidad. En dicho artículo comencé a trabajar fuertemente la idea de muticulturalidad, ¿por qué? porque en Chile hoy estamos en presencia de familias inmigrantes, registramos una migración internacional importante. Por lo tanto, la lógica de trabajo que hoy estoy desarrollando es precisamente sobre los temas de la relación familia-escuela, derivado de este trabajo de investigación del Doctorado. Estimo que el escenario en nuestro contexto nacional se ha ido transformando vertiginosamente, y la familia sigue quedando pareciera ser, del otro lado de la acera”.

Cristian Villa Rodríguez

Cristian Villa Rodríguez, Periodista. cvilla@ubiobio.cl 042-2463015

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