Una experiencia enriquecedora y extraordinaria. Así definen su participación en los Juegos Olímpicos de Tenis de Mesa de Sordos realizados en Samsun, Turquía, el estudiante de Pedagogía en Educación Física, Roberto Campos Hernández y Esteban Carrasco Quiroga, entrenador paralímpico de tenis de mesa UBB y entrenador de la Selección Chilena de Tenis de Mesa para Sordos.
Lo cierto es que ambos representantes de la Universidad del Bío-Bío quedarán en la historia del deporte nacional, pues se trató de la primera participación de Chile en estos encuentros que tienen su origen a mediados del siglo pasado. “Fue una experiencia nueva tanto para Roberto como jugador, como para mí en calidad de entrenador de la selección nacional de tenis de mesa para sordos”, reconoce Esteban Carrasco.
Esteban Carrasco y Roberto Campos manifestaron sus agradecimientos a la Universidad del Bío-Bío, a la Dirección General de Relaciones Institucionales, a la Dirección de Desarrollo Estudiantil y al Departamento de Actividad Física, Deportes y Recreación de la sede Chillán, por el apoyo entregado durante este tiempo, primero por abrir espacios al deporte inclusivo, además de los recursos comprometidos que hicieron posible la participación del deportista UBB en la justa olímpica.
El viaje implicó una travesía de 3 días y medio, considerando escalas en Miami, Londres, Estambul y finalmente Samsun, ciudad situada en las costas del Mar Negro. A ese importante esfuerzo debieron sumar el aclimatarse al cambio horario, pues en Turquía se consideran 7 horas más.
Los representantes de la UBB y de Chile arribaron a destino 6 días antes de la competencia mundial. Desde ese instante comenzaron a plasmar el trabajo planificado consistente en entrenamientos en doble jornada en el Centro de Entrenamiento de Tenis de Mesa de Samsun.
“Nos costó bastante ambientarnos. El gimnasio estaba a unos 70 metros de las costas del Mar Negro y jugar a nivel del mar vuelve la pelota más pesada. Las mesas también las sentíamos distintas debido al grosor de la cubierta, y eso también incide en el bote y la velocidad. Las instalaciones eran impresionantes; imagina que la cancha del gimnasio medía alrededor de 90 metros de largo…”, describió Esteban Carrasco.
Los rivales demostraron un nivel superlativo. Ahí estaban las selecciones de China, Japón, Alemania, Francia, Taiwán, Corea del Sur, entre otros, y prácticamente mostraban un nivel similar al de las selecciones convencionales.
“Las selecciones participaban con un amplio soporte. Por ejemplo, China concurrió con 6 deportistas más un staff técnico de 12 personas considerando 4 entrenadores, médico fisiatra, psicólogo deportivo, entre otros. Poseen un modelo, una estructura realmente impresionante, y por eso obtienen los resultados que todos conocemos”, comentó Carrasco.
Roberto Campos Hernández enfrentó la experiencia de la mejor manera que pudo. Ciertamente, experimentó la ansiedad propia de cualquier deportista que compite por primera vez en una justa internacional y en este caso mundial.
“Hay que comprender que Roberto saltó de ser el campeón nacional a participar en las Olimpiadas. Ahí enfrentó al jugador número 1 de Bulgaria, que está entre los 8 mejores del mundo, y después se batió con el número 1 de Turquía, que también exhibe un gran nivel. Debió jugar con el representante de Nigeria pero la delegación no se presentó. Roberto tenía que vivir esa experiencia y creo que los aprendizajes son múltiples”, aseveró el entrenador Carrasco Quiroga.
Esteban Carrasco también obtuvo un importante cúmulo de enseñanzas. Se relacionó con uno de los entrenadores de la selección de China, equipo que cosechó el 80% de las medallas en damas y varones. Asimismo, pudo conversar con el entrenador de la selección de Alemania. Ambos fueron generosos y compartieron algunas orientaciones que Esteban piensa aplicar en sus prácticas.
“Creo que adquirí cierta visión que pretendo plasmar en el trabajo aquí en Chile, y me refiero a aspectos deportivos así como de la estructura organizacional del deporte en general. Hay un tema muy importante y tiene que ver con el necesario cambio de mentalidad, es decir, debemos ponernos metas altas, ser más exigentes con nosotros mismos y no conformarnos, porque hay metas plenamente factibles de alcanzar”, comentó.
En el marco de las Olimpiadas, Roberto y Esteban recibieron invitaciones para participar en dos fechas del Circuito Mundial de Tenis de Mesa de Sordos, una en Austria en marzo del próximo año, y otra en Hungría durante el mes de mayo. “Esperamos gestionar los recursos postulando a diversos fondos o proyectos del Gobierno Regional, de la Universidad o de otras instituciones”, aseveró el entrenador.
Tras el periplo por Turquía, la carrera deportiva de Roberto Campos, según estima Esteban Carrasco, se vio fortalecida.
“Creemos que el próximo año Roberto debería ser medallista de plata o de bronce en los Juegos Olímpicos Sudamericanos de Sordos que se realizarán en Colombia, probablemente en Bogotá o en Cali. Hacia el 2019, Roberto debería asistir a los Juegos Panamericanos de Sordos que se realizarían tentativamente en Canadá, donde también podría alcanzar una medalla de plata o de bronce. Si Roberto evoluciona de la manera que espero, también podríamos pelear por el oro, pero eso dependerá del trabajo que él haga”, ilustró.
Sin embargo, para “pelear algo” a nivel mundial, habría que pensar en un horizonte mínimo de 8 años. El nivel observado en Turquía fue verdaderamente alto y habrá que trabajar muy duro para llegar a ese nivel de rendimiento, aunque no es una meta inalcanzable, aseguró Esteban.
“Hay que trabajar de manera estructurada, sistemática y seguir contando con el apoyo de la Universidad del Bío-Bío junto a otras organizaciones”, reconoció Carrasco Quiroga.
Fotografías: Cedidas por Roberto Campos y Esteban Carrasco.