En una interesante conferencia, denominada “La guerra en el siglo XXI. Rusia-Ucrania”, el historiador Fernando Wilson Lazo abordó dicho conflicto bélico que tuvo inicio el pasado 24 de febrero y que ha impactado al mundo. El experto en relaciones internacionales y defensa es doctor en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y actualmente es académico en la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Para presentar al invitado y dar la bienvenida a las autoridades, invitados/as, estudiantes y audiencia general, dio inicio a la conferencia el académico de la Universidad del Bío-Bío y docente asociado en la cátedra Historia Local, Dr. Cristian Leal Pino, quien además dio el contexto de la actividad y manifestó que instancias como estas nacen ya que “nuestro compromiso es con la historia, el patrimonio y con la educación”.
La jornada, que contó con una alta asistencia y participación, se realizó en el marco del ciclo de conferencias organizado por los académicos del Departamento de Ciencias Sociales, Dr. Cristian Leal y el Dr. Mauricio Rojas Gómez, con motivo de sus proyectos regulares UBB, «Tensiones culturales del Antiguo Régimen a la modernidad: El miedo entre los misioneros del colegio de Chillán» 2150331 IF/R, 2021-2022 y “Las voces del miedo en dictadura: Ñuble, 1973”. N°2050318 IF/R.
Ponencia
El invitado habló detalladamente del contexto histórico de Rusia y Ucrania, y explicó que este último se vio fuertemente golpeado por distintos eventos que se extienden desde 1917 hasta 1955, siendo “escena de uno de los más salvajes combates entre los rusos blancos contra las fuerzas bolcheviques o soviéticas que terminarán prevaleciendo a finales de 1921”. También ocurre el paso del Gran Terror estalinista y finalmente la invasión alemana durante la II Guerra Mundial, agregó, siendo acontecimientos con un nivel de daño feroz para la sociedad ucraniana.
Cuando termina la II Guerra Mundial las decisiones de Stalin generan alteraciones en las fronteras ucranianas como, por ejemplo, en la península de Crimea y en el lado occidental, donde recibe una porción de Polonia con el objetivo de diluir el nacionalismo en Ucrania, entre otros. Con la disolución de la Unión Soviética se despierta un fantasma geopolítico ruso y Vladimir Putin comienza su carrera en la KGV, siendo luego una de sus misiones el “poner en cintura a los chechenos”, encargada por Borís Yeltsin.
Ya el pasado 24 de febrero comenzó la invasión de Rusia a territorio ucraniano con la idea de que serían recibidos con los brazos abiertos, y donde “la mejor demostración de que no se esperaba una resistencia militar activa del ejército ucraniano es que se viola un principio cardinal de la conducción en operaciones militares como es el principio de concentración. Se asalta a través de prácticamente toda la frontera binacional y también desde Bielorrusia, es decir, se despliega un conjunto de fuerzas militares que no tienen realmente la capacidad de apoyarse mutuamente”.
Asimismo, y contra lo que se presenta tradicionalmente en los medios de comunicación, dijo el experto, “no se trata de territorio ocupado, sino la aplicación del concepto de espacio de batalla, es decir, esto es una guerra donde no existen líneas de frente continua, sino que más bien fuerzas militares que operan en el espacio interactuando entre sí sobre la base de enlaces digitales sin realmente ejercer control del territorio”.
Respecto a la actuación de Ucrania, el historiador sostuvo que desde el 2014 habían estudiado los procedimientos de asalto rusos y con apoyo británico, estadounidense y canadiense habían entrenado a sus mandos militares e implementado un sistema complejo de mando y control digital. “El resultado es que han evitado enfrentar a las fuerzas rusas en campo abierto donde estas pueden hacer pesar su superioridad numérica, y por el contrario se han concentrado en núcleos urbanos en los cuales la capacidad de maniobra y combate a distancia a las fuerzas blindadas se ve fuertemente comprometida por el ataque a corta distancia de partidas de infantería ligera con medios antiblindaje”.
Si bien el académico dijo que no se atreve a realizar una predicción sobre el tema, a un mes de la guerra y ante las interrogantes de por qué continúa o por qué los rusos continúan atacando ciudades o lanzando misiles, por ejemplo, “lo mejor que podemos ofrecer como alternativa a esto es que la decisión, comprendiendo que ya no será militar, se debe al hecho de que necesariamente Vladimir Putin hoy enfrenta un problema de poder interno”. El presidente ruso no puede cesar la guerra mientras no tenga resuelto el problema de su continuidad en el poder. En ese sentido, comentó Fernando Wilson, fracasando en la invasión ucraniana tenemos que recordar que Putin, teniendo cuotas personales de poder gigantesca, no es el dueño de Rusia, sino que más bien es el capataz de Rusia que tiene que responder ante una junta de accionistas de alto poder que son los conocidos oligarcas.
