«Trabajo Social y Territorio(s): diálogos entre caminos (inter)disciplinares y organizaciones territoriales» fue el tema que abordaron especialistas internacionales, nacionales y locales invitados por la Escuela de Trabajo Social, el 19 y 20 de abril, en el Paraninfo de la sede Concepción.
Las académicas Norma Vela y Sandra Varón, de la Universidad de Quindio, en Colombia, dieron a conocer su visión durante la primera jornada. Las condiciones acerca de la espacialidad en la intervención en trabajo social desarrolló la docente Norma Vela, quien destacó que el territorio es un actor que tiene la posibilidad de configurarse y de reconfigurar a los otros, que permite darnos cuenta como objetivamos de acuerdo al territorio, por ejemplo, cuando se hace alusión a territorios ganadores o perdedores, marginales o exitosos. “No es posible pensar el territorio como un actor si no somos conscientes del concepto y ambiente que nosotros manejamos para hacer el ejercicio de la intervención social”, señaló. También explicó la multiescalaridad en la producción territorial, enfocándose en las disputas territoriales, la estrategia metodológica y en cómo se negocia el poder.
Por su parte, Sandra Varón sostuvo que la universidad colombiana en el proceso de intervención profesional y en el trabajo social definió desde la perspectiva territorial y socio territorial y ha incorporado en la malla curricular un espacio a gestión social del riesgo, tema que trató con apoyo de material audiovisual que dio cuenta de las narrativas territoriales.
Una práctica teórica rizomática. Una cartografía con el campamento Felipe Camiroaga ubicado en Viña del Mar fue el tema que abordó el académico del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Alberto Hurtado, Rodrigo Cortés, quien dio a conocer la experiencia del proceso junto a profesionales y estudiantes de diversas disciplinas.
Durante su exposición aseveró que la intervención social desde esta experiencia “la entiendo inicialmente como una relación dialéctica de indagación, invención y creación, donde existe lo rizomático. Es también pensar la intervención social como un proceso de producción donde todos son materia prima, lo que significa que no existe un punto cero sino una acumulación social, familiar, económica, política que nos encontramos en un lugar y pasamos por medios de trabajo. Como agentes somos fuerza de trabajo que estamos en un aparato de llama trabajo social y por lo tanto generamos productos, contribuimos a la formación económico social”.
Al realizar un balance, el académico, Alexander Panez, manifestó que el objetivo de la actividad era el diálogo interdisciplinar para pensar la relación entre trabajo social y territorios. Para ello se contó con profesionales con estudios en psicología, geografía y territoriales, que nutren la discusión. También participaron en el encuentro las voces y experiencias de las organizaciones territoriales de la región del Biobío. En ese contexto, se exhibió el documental “Llamas del despojo: incendios del negocio forestal», que fue comentado por Nicole Friz, concejala de Arauco e integrante de la Coordinadora Nahuelbuta y la exposición de Diego Barrientos, integrante del Movimiento Autoconvocado de Santa Bárbara, que se opone a la Central Rucalhue. “Fueron importantes testimonios de la realidad socioambiental de la Región que realizaron interpelaciones sustantivas al involucramiento que las universidades realizan en este tipo de temáticas”.
Finalmente, expresó que el trabajo social y otras disciplinas de las Ciencias Sociales tienen bastante que discutir y contribuir. “La intervención social en particular se complejiza frente a las transformaciones territoriales en curso y experiencias como las presentadas por las/os colegas en relación a la gestión social del riesgo, el ordenamiento territorial y el trabajo con campamentos, son inspiraciones para avanzar en esas complejidades”. Por lo tanto, aseveró, como grupo de investigación «Espacio, territorio y cuestión ecosocial» pretendemos desplegar procesos de investigación que articulen estos ámbitos que suelen discutirse de manera aislada dentro del campo científico como la reflexión sobre las espacialidades en las ciencias sociales, los impactos de la crisis socio-ecológica y los conflictos ecoterritoriales que han surgido en América Latina y Chile, en particular.