Proyecto del Dr. Cristian Torres del Departamento de Ciencias Básicas, se orienta a estudiar la historia evolutiva de la planta conocida como clavel antártico, integrando aproximaciones de genética de poblaciones, filogeografía y ecología evolutiva. Para ello, obtuvo muestras en tres puntos de la Antártica.
“Historia evolutiva del clavel antártico Colobanthus quitensis: Genética de poblaciones, patrones filogeográficos y diferenciación adaptativa”, se denomina el proyecto que lidera el Dr. Cristian Torres, del Departamento de Ciencias Básicas de la UBB, y que fue seleccionado por el Instituto Antártico Chileno en el marco del XIX Concurso Nacional de Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica Antártica 2013.
“En el marco de la Expedición Científica Antártica número 50 (ECA-50), realizamos exitosamente los muestreos de tejido vegetal para el proyecto RT_11-13. De acuerdo a lo previsto muestreamos tres poblaciones antárticas del clavel antártico: Arctowski (62ºS, base polaca ubicada en las Shetland del Sur), Punta Brown (64ºS, cerca de la base chilena Gabriel González Videla) e Isla Lagotellerie (67ºS). Esta labor se realizó gracias al apoyo logístico de INACH y la Armada de Chile quienes nos trasladaron y pusieron a disposición su personal y medios de transportes (Rompehielos AP Viel, botes de goma y helicóptero), para acceder a los sitios de estudios correspondientes. Adicionalmente, muestreamos exitosamente otras dos poblaciones Magallánicas del clavel antártico, Isla Dawson y Fuerte Bulnes”, explicó el investigador Cristian Torres.
Según explicó el investigador, el proyecto se orienta a estudiar la historia evolutiva de la planta conocida como clavel antártico, en un sentido amplio, integrando aproximaciones de genética de poblaciones, filogeografía y ecología evolutiva. Una de sus particularidades, es que se trata de una de las dos plantas vasculares que crecen naturalmente en el continente antártico.
“Es una planta que tiene una distribución geográfica muy amplia, pues se puede encontrar en las montañas de México, a lo largo de los Andes, en Magallanes y también en la Antártica. En el caso de las plantas del continente, éstas crecen en zonas de mucha elevación como vegas y bofedales de alta montaña. Hoy han llegado más especies de plantas a la Antártica como consecuencia de la visita de turistas que llevan semillas, sin querer, en sus zapatos y ropas, pero resulta enigmático el hecho que sólo dos plantas vasculares crezcan naturalmente en la Antártica, el clavel antártico o Colobanthus quitensis, y el pasto antártico o Deschampsia antarctica. Queremos develar por qué razones el clavel antártico crece ahí en forma natural”, comentó el académico.
“Es importante destacar el grado de profesionalismo y compromiso del INACH y de la Armada de Chile para apoyar la labor científica en la Antártica. Este compromiso se ve reflejado en la excelente disposición para compatibilizar nuestros muestreos con las distintas tareas que la marina debe realizar tales como entrega de víveres, combustible y transporte de basura desde las distintas bases chilenas hasta Punta Arenas. Este proyecto se enmarca entre los estudios que evalúan las relaciones entre la Antártica y Sudamérica. El estudio nos permitirá tener una mejor idea de cómo, a través de la historia, han evolucionado las plantas para adaptarse a uno de los ambientes más hostiles del planeta”, aseveró.
Las interrogantes sobre Colobanthus quitensis son variadas, y es por ello que entre los objetivos más específicos de la investigación, se buscará determinar la diversidad genética de la planta, cómo se distribuye en el espacio, y evaluar si los procesos históricos han influenciado el rango de distribución de la especie, de manera que se pueda averiguar si la planta ha sobrevivido por largo tiempo en dicho continente o más bien su presencia obedece a migraciones sucesivas desde el continente. También se podrían identificar y evaluar las evidencias de adaptación local de la planta a las condiciones tan adversas de la Antártica.
“No sabemos desde cuando está ahí; tampoco si es una planta que llegó hace 50 mil años, si ha pasado por los últimos periodos glaciares refugiada en la Antártica, o si siempre ha estado ahí. Lo interesante es que muchos estudios han descubierto que otros grupos de organismos, animales sobre todo, han pasado periodos de frío muy intenso y aún así han sobrevivido y evolucionado en la Antártica. Generalmente, se tiene la idea que este continente está completamente cubierto por hielo y, por tanto, nada podría crecer ahí, menos una planta que necesita suelo. Para ello vamos a emplear herramientas moleculares, trabajaremos con frecuencias de ADN”, explica el investigador.
El Dr. Cristian Torres asevera que el evaluar las condiciones de la planta implica serias consecuencias. “A partir de ello podríamos vislumbrar lo que pueda ocurrir en el futuro o bien dar el primer paso para evaluar qué características particulares tienen estas plantas que les permiten resistir ambientes tan estresantes. También, podemos preguntarnos qué tan diferentes son los Andes de la Antártica, pues probablemente nos encontremos con que tenemos ambientes tan adversos como la Antártica, aquí en la cordillera de los Andes. Si averiguamos que la planta vive en la Antártica desde hace varios miles de años, uno podría pensar que ésta debería ser diferente en su capacidad de responder al cambio climático en comparación a las plantas de la misma especie que se encuentran en los Andes a la latitud de Santiago o Punta Arenas, pues estas últimas en teoría, han pasado filtros menos intensos”, detalló el académico.
El investigador Cristian Torres destacó que en el contexto internacional, “Chile es clave en la investigación antártica ya que constituye un puente entre la Antártica y el resto del mundo. Este liderazgo se ve reflejado en el hecho que Chile es el país que presta más apoyo logístico, colaborando con investigadores de más de 20 países”, comentó.