Con una interesante clase magistral a cargo de la doctora en Educación por la University of Bristol (Reino Unido), y académica del Departamento de Artes y Letras de la Facultad de Educación y Humanidades, Margarita Ulloa, denominada Implementación de Inducción de Profesores en Chile, una mirada desde B. Bernstein, se dio inicio al nuevo año académico de la carrera de Pedagogía en Inglés.
La presentación y el saludo estuvo a cargo de la directora de Escuela, Sandra Molina, y el decano de la Facultad de Educación y Humanidades, Marco Aurelio Reyes.
Ante la presencia de estudiantes, académicos y autoridades universitarias, la académica explicó en qué consistió su investigación, la misma que le permitió obtener su grado académico de doctor.
La Dra. Margarita Ulloa describió los pasos que siguió para realizar su investigación, y donde utilizó un extracto de la teoría del sociólogo y lingüista, Basil Bernstein. “Tomé parte de su teoría y la utilicé en mi trabajo. Bernstein se hizo famoso en 1975 cuando se dedicó a estudiar lo que pasaba en las escuelas y se dio cuenta que el discurso pedagógico reproduce la inequidad. Se preguntó, ¿qué hay en el discurso pedagógico que algunos niños avanzan y otros no? Particularmente lo enfocó a un problema de clases, los niños que venían de clase media baja tenían más dificultades y la escuela no les ayudaba tanto a salir de esa situación. Fue muy criticado por eso, ya que lo atribuyó a un problema de clases, pero también creo que fue malentendido”, sostuvo Ulloa.
Su investigación fue cualitativa, y demuestra el interés que la académica siempre demostró por lo que ocurría luego que los estudiantes de pedagogía egresaban. “Me gustó que en la nueva Ley de Carrera Docente tuviera una etapa donde se atiende a los profesores principiantes, y básicamente porque todos sabemos lo difícil que es empezar. Lamentablemente, en todas las reformas educacionales desde 1928 los nuevos docentes son marginalizados. Eso hasta la Ley 20.903”, dijo.
Otro aspecto que la doctora consideró fue la alta deserción, donde un 9% de los profesores nuevos dejan el sistema al primer año, y ya a los cinco años ocurre con casi un 40%, según estudios de Ávalos y Valenzuela (2016). Las razones de la deserción serían la insatisfacción laboral, y porque no se les ofrece mayores perspectivas profesionales. Lo anterior, comentó Ulloa, es un problema ya que “se aumenta la población estudiantil, pero no tenemos profesores. Ello es muy coincidente con lo que decía Bersntein, sobre el qué hacemos para derrochar el potencial que tenemos de los niños que no tienen las mismas oportunidades. Y así me hice parte de esa pregunta, ¿cómo hacemos para aprovechar el potencial de los docentes y que no se vayan del sistema?”.
Al comenzar su investigación doctoral en 2015, y ya que la Ley se promulgó en 2016, la académica trabajó con borradores del proyecto, en medio de las manifestaciones, huelgas y discrepancias por la misma entre el Colegio de Profesores y el Ministerio de Educación.
En su indagación, la Dra Margarita Ulloa utilizó el enfoque en el estudio de casos, métodos de recopilación de datos, trabajando con los actores del proceso de inducción, el encargado del Sistema de Inducción, cuatro mentores, tres profesores nuevos, un director de colegio con proceso de inducción en su colegio, dirigentes del Colegio de Profesores, entre otros.
Finalmente, la académica obtuvo interesantes resultados respecto a lo que significó en la práctica el proceso de inducción. “Encontré en mi investigación que el profesor nuevo comenzó de manera inestable, con una identidad de que no son creativos, que están permeados por el sistema y que sólo repiten lo que se les dice en las universidades, por ejemplo. Los docentes a los que entrevisté también consideraron difícil el inicio”, dijo. No obstante, a través del apoyo de los mentores ello habría mejorado.
El profesor mentor, sin embargo, comenzó “apoyado en todo sentido, pero rápidamente se encontró con problemas. Primero, el conflicto de la huelga, ya que se les veía como colaboradores del Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (Cpeip) del Ministerio de Educación, para introducir la política docente que aún no estaba aprobada en ese momento”. Sumado a lo anterior, los mentores no se habrían sentido reconocidos al quedar sin alguna ceremonia local que validara su trabajo. Según la doctora, al realizar una síntesis del rol del mentor, considera que es un ente reparador y educador.
“Las consecuencias de mi investigación tienen que ver con la identidad del profesor principiante, donde creo que hay que confiar. La comunidad tiene que comenzar a creer que es una persona que sabe, un profesional y que le falta un poco de experiencia. Y también, el modelo me dice que habrá mucho más control en las universidades, porque los informes del proceso de inducción retroalimentarán la formación inicial, la cual tiene que cambiar”, expresó.