Una tasa de desempleo que podría superar el 10% e incluso alcanzar el 15% en algunas comunas de la región del Biobío es la estimación que realiza el académico de la Facultad de Ciencias Empresariales y director del Observatorio Laboral del Biobío, Dr. Luis Méndez, al referirse a los efectos que generará la pandemia producida por el coronavirus en la zona.
De acuerdo a la última encuesta nacional de empleo, correspondiente al trimestre enero a marzo de 2020, los trabajadores de la región del Biobío son 58% hombres y 42 % mujeres, existiendo un alto porcentaje de trabajadores informales.
Para Luis Méndez la crisis que enfrentamos podría definirse como un «shock de oferta», es decir una contracción de la producción a consecuencia de una pandemia. “Como crisis es la más grave después de la Gran Depresión del año 1929. Para el caso de Chile los efectos son muy severos dada la condición de apertura del país al comercio internacional. Las estimaciones auguran una caída en la producción de -5% del PIB para el año 2020 y una tasa de desempleo del 10% y hasta 15% en algunas comunas más vulnerables”, asevera.
Asimismo, expresa que la región del Biobío se está viendo seriamente comprometida en su flujo de exportaciones, específicamente celulosa y productos forestales, ello se ha manifestado en la paralización parcial del proyecto MAPA en la provincia de Arauco, además de la detención de inversiones de infraestructura como el caso del proyecto Puente Industrial.
El Dr. Méndez afirma que, según información de la Dirección del Trabajo, en la región del Biobío las cartas de despido aumentaron en 51,6% a marzo de 2020 respecto del mismo mes del año 2019. “Las consecuencias de un desempleo prolongado podrían generar la salida definitiva de una parte de la fuerza de trabajo derivado de un cambio tecnológico o de la obsolescencia de las capacidades de los trabajadores. En economía laboral esto se denomina histéresis del desempleo«, sostiene.
Dado este escenario económico, el Dr. Luis Méndez explica que lo más urgente, más allá de lo sanitario, es cómo proteger a la fuerza de trabajo, el empleo, de modo que una vez pasada la crisis las empresas afectadas rápidamente vuelvan a sus actividades y puedan reincorporar a sus trabajadores. Esto supone un apoyo focalizado a las pymes, es decir, con un enfoque sectorial y regional o local, pues no todos los sectores han sido afectados por igual y la crisis tiene síntomas diversos según cada región. Otro apoyo importante debe darse hacia el sector informal, el que por su naturaleza involucra a actividades unipersonales o de pequeño tamaño (microempresas), pero cuyo impacto social es muy importante.
Igualmente, destaca que como en toda crisis, la de hoy está abriendo nuevas oportunidades, obligando con premura a nuestras empresas e instituciones públicas a asumir el cambio técnico. Las tecnologías 4,0 que hacen referencia a la internet de las cosas, la inteligencia artificial, la fabricación aditiva o impresión 3D y las cadenas de bloques, destruyen empleos tradicionales y rutinarios, pero abren nuevas oportunidades de trabajo, más creativos y más productivos.
El académico dirige el Observatorio Laboral del Biobío, proyecto Sence que va en apoyo programas de capacitación y responde a sus orientaciones regionales. Cuenta con financiamiento de Banotic, la OTIC de la banca.