Los destacados historiadores Dr. Joaquín Fermandois Huerta y Dr. Gabriel Salazar Vergara fueron los encargados de dictar las charlas enmarcadas en el ciclo «Pensando el Chile actual desde la historia», el cual se realizó en dos jornadas. Las actividades, con motivo del Proyecto Regular UBB “Las voces del miedo en dictadura: Ñuble, 1973”, fueron presentadas por el académico del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad del Bío-Bío y docente de la Cátedra de Chile Contemporáneo, Dr. Mauricio Rojas Gómez.
«El octubre chileno, una rebelión socio-cultural» se denominó la conferencia impartida por el Dr. Joaquín Fermandois, quien además de historiador es columnista y presidente de la Academia Chilena de la Historia. En tanto, la charla titulada «Luces y sombras del proyecto de la Unidad Popular. Una reflexión» estuvo a cargo del Dr. Gabriel Salazar, doctor en Historia Económica y Premio Nacional de Historia.
Respecto al estallido social, el historiador Joaquín Fermandois formuló un amplio análisis y afirmó que no cabe duda que es un hecho inédito, “el cual no tiene siquiera comparación con el 2 de abril de 1957 (Batalla de Santiago) …todo esto tiene que ver naturalmente con la fragilidad de nuestras repúblicas. Creo que esta recurrencia hace que repensemos siempre esto de que ha habido un problema estructural en el mundo y culpamos al imperialismo como una retórica manida. Doscientos años de repúblicas incompletas, fracasadas en el sentido de lo que debió ser, no un fracaso absoluto ni que no haya habido mejoras, sobre todo en la calidad de la democracia”.
El columnista destacó que en “el mundo donde hay democracias… estas se están volviendo crecientemente ingobernables en algunos aspectos, donde hay como una crisis de confianza entre la ciudadanía y las instituciones”. Asimismo, en su análisis resaltó la debilidad política de las dos administraciones del presidente Sebastián Piñera, y “una cierta evolución entre los pingüinos en 2006, el movimiento estudiantil de 2011 y el 2019. Creo que aquí puede haber una mayor lógica, pero en el sentido que los movimientos juveniles han sido un motor de las crisis políticas en la modernidad”.
Llamo “sociocultural a este estallido”, agregó el Dr. Joaquín Fermandois, “y más cultural que social. Es cierto que lo social desempeña un papel, pero hay un elemento cultural expresado en lo generacional…una gran grieta entre las nuevas generaciones y las mayores”. También mencionó que las revoluciones han triunfado porque han tenido la ayuda decisiva de pequeños grupos de la juventud dorada.
En la conferencia «Luces y sombras del proyecto de la Unidad Popular. Una reflexión» el historiador Dr. Gabriel Salazar sostuvo que examinar la situación que enfrentó la Unidad Popular en esos años, y particularmente en la figura del presidente Salvador Allende, es extremadamente ilustrativa, no sólo como un ejercicio historiográfico.
“Ese periodo histórico no ha muerto porque los problemas históricos que intentó resolver Salvador Allende no fueron resueltos por él y, al contrario, después de él se agravaron, se complicaron…Por tanto, su intento por resolverlos tenía que ver con muchos de estos problemas que hoy estamos enfrentando, más otros nuevos. Entonces, un ejercicio de reflexión sobre por qué Allende fracasó en resolverlos es todavía muy útil para nosotros”, manifestó Gabriel Salazar.
El historiador abordó la transformación histórica previa al gobierno de la Unidad Popular y comentó que el proceso político de la izquierda en Chile surgió en la entraña de dos tendencias históricas potentes, el estatismo y el liberalismo. Además, explicó que Allende, o el allendismo, se constituyó en un peligro no tanto para la derecha chilena, sino para Estados Unidos, “recordemos que Europa era socialdemócrata, la Unión Soviética era socialismo de Estado, China y el Sudeste Asiático compartían el estatismo como máquina motriz del desarrollo, en África se luchaba por la liberación de los pueblos y del imperialismo, en América Latina lo mismo. Hacia 1970 Estados Unidos era el único país liberal del mundo, estaba aislado en su liberalismo. Si Allende triunfaba con su modelito de Estado liberal, ´pero igual vamos a hacer la revolución socialista`, si él triunfaba con esa fórmula era evidentemente un ejemplo para que los regímenes socialdemócratas se radicalizaran en Europa, Sudeste Asiático, África y en América Latina”.
Por ende, la operación más profunda para Estados Unidos, agregó, era sacar el populismo político que estaba en la mente de los chilenos y la única manera de hacerlo era instaurando el miedo a la muerte, “por eso hablaron de guerra y mataron sin asco, el objetivo de eso era crear un miedo a la muerte a lo largo de Chile, y cuando hay miedo usted se porta bien… Eso explica la ferocidad del Golpe, la extensión de la muerte y la tortura, la violencia del exilio”. Allende, añadió, era una figura gigantesca moralmente hablando “porque se entregó por entero a una causa, se suicida por esa causa, pero dentro de coordenadas históricas que hacían imposible que él triunfara y no triunfó, perdió. Ahí queda la gran pregunta entonces ¿qué hace el pueblo sin Allende, sin partido? Y esa es la respuesta que tenemos que encontrar nosotros en la historia actual, la respuesta que nosotros mismos tenemos que dar, no vamos a esperar que los políticos nos digan hagan tal cosa. Allende justamente enseña eso, yo no podré, pero ustedes sí, y en eso estamos”, concluyó.