Es la primera sesión en que interactúan sobrevivientes de la dictadura con jóvenes estudiantes. La segunda será el 21 de septiembre, también en el Campus La Castilla, de Chillán.
Por Catalina Garcés Rondanelli.
Emoción, dolor, respeto, atención y curiosidad caracterizaron la primera sesión del Encuentro Intergeneracional al que convocó el Programa “Conmemoración de los 50 años del Golpe Militar en Chile: UBB construyendo memoria, democracia y futuro”. Hasta el Campus La Castilla llegaron algunas víctimas de torturas, además de familiares de detenidos desaparecidos, así como también entusiastas universitarios, ávidos por conocer más de este período.
Palpitaba el interés de las nuevas generaciones por debatir distintos puntos del Golpe de Estado. Tras una ronda abierta de presentación, se organizaron cinco estaciones de memoria, con temas específicos a tratar: ¿Qué significa para ustedes la dictadura? ¿Cuál es la diferencia entre violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad? ¿Qué tipo de justicia se ha implementado en Chile en torno a las violaciones de los derechos humanos? ¿Qué creen que inició y puso término a la dictadura? ¿Qué podemos hacer para que nunca más (ocurra) en Chile?
Héctor Vidal compartió su experiencia. Fue prisionero de guerra desde el mismo día 11 de septiembre de 1973 en Tacna, desde donde fue trasladado al Estadio Chile (hoy Víctor Jara), de Santiago. Ahí recibió golpes de electricidad en distintas zonas muy sensibles de su cuerpo. Tenía apenas 24 años y era dirigente del Colegio de Profesores en esa época.
“Muchas heridas han cicatrizado, pero al tiempo uno se ve las cicatrices y recuerda. Más en estas fechas, que son complicadas para nosotros. Esos momentos fueron terribles y me hacen estar aquí para conversar con todos los jóvenes, porque hay una verdad relativa, que cambia según quien la quiera contar. Yo cuento lo que viví”, comparte.
Cada palabra de Héctor fue escuchada atentamente en la sala F4 del Campus La Castilla. Uno de los jóvenes presentes fue Diego Salazar, estudiante de primer año de Trabajo Social. En su familia no hubo casos cercanos de violaciones a los derechos humanos, sin embargo, asume responsablemente la consciencia por conocer la historia nacional.
“Se ha tratado este tema desde el aspecto humano para no olvidar lo que pasó, los abusos que se cometieron, porque hay que empatizar con las personas que sufrieron. Nunca se deberían olvidar estas cosas para que no se repitan. Queda mucho rencor aún, es una tarea pendiente como país”, acota.
Los organizadores
La estudiante Javiera Soto es alumna en práctica del Centro de Intervención e Investigación Social (CIISETS) de la Universidad del Bío-Bío, además de integrante del comité del Programa “Conmemoración de los 50 años del Golpe Militar en Chile: UBB construyendo memoria, democracia y futuro”. Participa activamente en cada detalle para el desarrollo expedito con que la Universidad releva este hecho histórico trascendental en la historia nacional.
“La gente siempre es muy abierta a contar sus experiencias, además he sentido a los estudiantes muy receptivos, quieren participar en las actividades. En mi caso específico, vengo de una familia de derecha, así que ha sido un cambio de chip en mi mente. Me han impactado historias que he escuchado aquí. Eso me estimula a seguir trabajando para que no vuelva a pasar esto en Chile y que los jóvenes sepan lo que pasó. Me encanta ver su interés”, confiesa.
UBB y aliados
A nivel institucional, la Universidad del Bío-Bío ha implementado este programa en sus sedes de Chillán y Concepción. Por lo mismo, el comité ejecutivo del Programa “Conmemoración de los 50 años del Golpe Militar en Chile: UBB construyendo memoria, democracia y futuro” se conforma de seis académicos del Departamento de Ciencias Sociales. Ellos se distribuyen equitativamente en sendas ciudades, para conformar sus equipos de colaboradores e implementar las diversas actividades.
Además, en cada una de ellas se han coordinado con el Programa Integral de Reparación en Salud y Derechos Humanos (PRAIS), así como también con el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).