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Publicado el 26 de septiembre del 2023

Los ojos, más que las puertas del alma

Por Alejandro Arros Aravena
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Los ojos son la puerta del alma, un habitual refrán que hace algunos años adquiere total sentido. Y señalo este hecho cronológico pues la penetración de las pantallas es un tema que da harto que hablar. Hace más de diez años, exactamente el año 2009 el filósofo francés Gilles  Lipovetsky publicaba un texto titulado “La Pantalla Global”, donde aborda la excesiva penetración de estos dispositivos no sólo en el área del entretenimiento o información, sino además, de cómo la pantalla se había tomado completamente nuestros espacios más íntimos, por ejemplo en el embarazo, casi el cien por ciento de las mujeres embarazadas recurren a la pantalla para conocer el bebé en camino, no sólo como un prurito de ansiedad, sino además como un acto preventivo en caso de alguna condición de cuidado. Las radiografías son otro acto de “pantallización” que apoya procedimientos de cuidado, en ambos casos nadie, o casi nadie se opondría respecto a los beneficios de transmitir imágenes a través de monitores.

Lipovetsky señala de modo casi anecdótico, que la pantalla ya no es un dispositivo que permitía democratizar el cine en las casas y compartir en familia el acto de ver, sino al contrario, ahora la multiplicación de estas ha generado una individualidad desmedida. Si en aquella época el iPhone de Steve Jobs había cumplido casi dos años de su lanzamiento, el gran mercado lo tenían los televisores y en segundo lugar los computadores. Lo anecdótico de esta situación es que se repiten las prácticas de fines del siglo XIX y principios del XX respecto al libro, en aquella época quienes sabían leer eran pocos, sumando además costo de los libros, por lo que prácticamente las familias estaban obligadas a la lectura en familia, con el correr del siglo XX, la disminución del analfabetismo, la reducción del proceso de edición de libros más la publicación de mayor cantidad de títulos, la lectura se tornó en un acto personal, leyendo en voz baja y a un ritmo marcado por cada persona, hoy vemos este mismo fenómeno pero el libro fue reemplazado por el dispositivo móvil, por lo que ya no sólo se puede leer, sino las posibilidades de aprendizaje o entretención se han multiplicado.

A mayor producción de pantallas, mayor cantidad de contenidos para esas pantallas, por lo que la comunicación unidireccional típica producida por la televisión o el cine se ha visto opacada por una comunicación donde este año 2023 hemos puesto a la “inteligencia artificial” como palabra de moda. En la pasada pandemia, (superada por el estado de Chile el 31 de agosto de este año 2023) la totalidad de la educación, entretenimiento fue mediada a través de pantallas, las universidades hicieron esfuerzos gigantescos en cubrir las necesidades de conectividad a través de computadores y de planes de internet, lo que conllevó además un desarrollo narrativo y un aprendizaje no sólo de estudiantes y profesores en este intercambio social. En constante cuestión está el binomio “análogo o digital” cuando nos referimos al aprendizaje, por mencionar un ejemplo es lo que asevera el físico e investigador de la Universidad Pompeu Fabra, el español Ricard Solé, él señala lo que muchos defendemos, refiriéndose a las ventajas del papel o los recursos análogos sobre los digitales respecto a la lectura o comprensión lectora. También interesante es lo propuesto por el investigador chileno, académico de la Universidad de Santiago de Chile quien ha desarrollado una amplia investigación respecto al aprendizaje y comprensión lectora a través de recursos digitales.

En este último punto es preciso señalar que la tecnología está de nuestro lado. Entre la década de los sesenta y setenta se desarrollaron amplias investigaciones respecto a la disposición de elementos visuales dentro de un formato establecido, estas disposiciones espaciales o más popularmente conocida como “diagramación” tenía el objetivo de cumplir metas básicas, como un buen ritmo de lectura, correcta visualización y lograr la atención y deseo de adquisición de los productos que ahí se publicitaban. Con el avance tecnológico y la incorporación de los softwares gráficos estas publicaciones incorporaron más y mejores imágenes con lo que el modelo semiológico o de los signos, se instala en la mayor parte de los medios y publicaciones escritas. El éxito de esta incorporación de la llamada “comunicación visual” estaba medida por una serie de instrumentos de investigación. Esto funcionó bien, o al menos eso creíamos hasta hoy, con la incorporación de la tecnología de monitorización ocular, tecnología que nos permite medir los movimientos sacádicos y de fijación de nuestros ojos. Mediante una tecnología de uso paramétrico no sólo conocemos en tiempo real lo que nuestros ojos ven en la pantalla, sino además es posible confirmar o refutar la teoría respecto a lo que refiere la configuración de la comunicación visual.

Este es un aspecto muy interesante ya que se abre exponencialmente un mundo hasta ahora poco explorado no lo suficiente en educación, como lo referido a la influencia de la tipografía, en la educación, cuanto influye por ejemplo un buen interlineado, o un espaciado entre letra y letra, e inclusive más aún, cuanto influye el uso del color o en los contrastes existentes entre figura y fondo en personas que tienen ciertas condiciones visuales como astigmatismo, miopía u otra patología ocular.

En la WOS (Web of Science) existe un amplio repositorio de investigaciones que han utilizado este tipo de tecnología, pero en comunicación visual y en educación este campo está aún en ciernes.

Alejandro Arros Aravena

Alejandro Arros Aravena Académico Depto. de Comunicación Visual UBB Director Escuela de Diseño Gráfico

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