“Trabajo Social y los desafíos para el desarrollo de la Región de Ñuble” se denominó la charla brindada por la prorrectora Mg. Julia Fawaz Yissi, en el marco del acto conmemorativo organizado por el Colegio de Trabajadoras/es Sociales de la Región de Ñuble, presidido por Marcela Ortiz Varas. Durante noviembre se festejan 98 años del Trabajo Social en Chile y Latinoamérica.
La Sala Claudio Arrau del Teatro Municipal de Chillán fue el marco del acto que congregó a trabajadoras y trabajadores sociales de la región, oportunidad en que se evocó la pionera decisión del destacado médico salubrista Alejandro del Río, quien impulsara la creación de la primera Escuela de Servicio Social en Chile, fundada el 4 de mayo de 1925 y reconocida como la primera unidad especializada de formación social en Latinoamérica.
En la oportunidad, la presidenta del colegio, profesional Marcela Ortiz, señaló que cada 11 de noviembre se conmemora en Chile el día de la trabajadora y del trabajador social, instaurado en atención a una jornada de debate profesional y disciplinar que acontece el año 1950. “En dicha actividad de análisis y de reflexión profesional, se concluyen dos hechos de suma trascendencia para nuestra profesión: se declara el 11 de noviembre como el Día del Asistente Social y se constituye, además, la Federación de Asistentes Sociales de Chile, la que perduró hasta la creación del Colegio de Asistentes Sociales en octubre de 1955”, ilustró.
Del mismo modo, la presidenta destacó que el Trabajo Social chileno surge a principios del siglo XX, en una época de profundas desigualdades, de agitación social y necesidad de cambios en las estructuras societales. “En este contexto se crean las primeras escuelas de Servicio Social en nuestro país: Alejandro del Río, al alero de la Universidad de Chile y Elvira Matte Cruchaga, al alero de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Desde este hito histórico, la rigurosidad de la formación llevó a expandir nuestra profesión en América Latina, en el marco de constantes revisiones del quehacer profesional y disciplinar, desde paradigmas epistemológicos, metodológicos y ético-políticos, mismos ejes, que siguen siendo los soportes fundamentales para nuestra asociación gremial”.
Asimismo, Marcela Ortiz destacó que la nueva definición Global del Trabajo Social fue aprobada en la Asamblea General de la Federación Internacional de Trabajo Social (FITS) el 6 de julio de 2014 en Melbourne, Australia. “El trabajo social es una profesión basada en la práctica y una disciplina académica que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social, y el fortalecimiento y la liberación de las personas. Los principios de la justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales para el trabajo social. Respaldada por las teorías del trabajo social, las ciencias sociales, las humanidades y los conocimientos indígenas, el trabajo social involucra a las personas y las estructuras para hacer frente a desafíos de la vida y aumentar el bienestar”, describió.
Desafíos para el desarrollo de la Región de Ñuble
La prorrectora UBB, Mg. Julia Fawaz, planteó que “el objeto de estudio del trabajo social es un constructo en constante movimiento que va desde la cuestión social a la intervención en lo social, y al estudio y reflexión sobre tales problemáticas, destacando la acción intencionada para provocar un cambio o transformación social en un territorio determinado. Los espacios locales/regionales constituyen dimensiones geográficas y sociohistóricas donde se materializan los fenómenos sociales y se crean las condiciones para diseñar y adoptar políticas públicas”.
“Al reflexionar sobre los desafíos del Trabajo Social en Chile, y particularmente en la Región de Ñuble, y desde una perspectiva situada básica, ineludiblemente nos debemos remitir a los contextos locales, regionales y nacionales, incluso más allá, que enmarcan las problemáticas y fenómenos que afectan nuestra región, considerando -además- que se trata de una estructura político-administrativa relativamente nueva”, reflexionó.
En esta línea, y al plantear la interrogante sobre los desafíos del Trabajo Social en Ñuble, la Prorrectora ilustró con algunos antecedentes relevantes que arroja CASEN 2022: “Ñuble presenta la mayor ruralidad del país (29%); la mayor pobreza del país (12,1%), la mayor población de 65 años y más (16,5%); el ingreso promedio mensual del trabajo por hogar más bajo del país ($597.624 unos 650,5 USD); y es la segunda región con el promedio de escolaridad más bajo del país, después de la región de Los Lagos”.
La académica Julia Fawaz argumentó que, junto con estos antecedentes, también emerge como una fuente de consulta para identificar los desafíos, la Estrategia Regional de Desarrollo, que está siendo actualizada por el consorcio de universidades conformado por las universidades de Concepción, del Bío-Bío y Católica de la Santísima Concepción, lo mismo que el proceso descentralizador del país.
La Prorrectora también refrendó lo expuesto por investigadoras del Trabajo Social chileno, quienes identifican como un desafío permanente “combinar y armonizar el ejercicio de la acción y la generación de nuevo conocimiento, no situándolos como desafíos disyuntivos, sino como dos caras de una misma moneda: la acción como fuente de conocimiento y el conocimiento como base para la acción, que ciertamente pueden tributar a las posibilidades de la transformación social, desafío con el cual todos y todas ustedes están comprometidos desde siempre”, concluyó.
Durante el acto conmemorativo se hizo entrega de reconocimientos a las nuevas y antiguas generaciones de trabajadoras y trabajadores sociales de Ñuble. Uno de los más significativos recayó en las trabajadoras sociales Iris García Quiroga, Ana Espinoza Contreras y Carmen Julia Castilla Cabrera, quienes cumplieron 50 años de ejercicio de la profesión.