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Publicado el 11 de noviembre del 2014

Académico UBB aboga por revitalizar formas de conocimiento en Centros de Recursos para el Aprendizaje de las escuelas

Por Cristian Villa Rodríguez
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El Dr. en Antropología Héctor Cárcamo, brindó la conferencia sobre “Pasos para la investigación como apoyo a las prácticas pedagógicas”, en el encuentro “Recreando Redes Ñuble Lee” convocado por el Deproe, a propósito de la celebración de los 20 años de los Centros de Recursos para el Aprendizaje, CRA, identificadas usualmente como bibliotecas.SS

Los Centros de Recursos para el Aprendizaje, CRA, conocidos comúnmente como las bibliotecas, son espacios centrales en la tarea y desafío de revitalizar otras formas de generar conocimientos diferentes a las tradicionales.

Con este propósito y motivación, el Dr. Héctor Cárcamo, director del Departamento de Ciencias Sociales de la UBB, desarrolló la conferencia denominada “Pasos para la investigación como apoyo a las prácticas pedagógicas”, en el encuentro “Recreando Redes Ñuble Lee” convocado por el Deproe, a propósito de la celebración de los 20 años de los Centros de Recursos para el Aprendizaje, CRA.

El encuentro contó con la participación de más de un centenar de profesores, paradocentes y encargados de biblioteca, representantes de las 21 comunas de Ñuble.

“Se me invitó en lo específico para hablar de los pasos necesarios para la investigación. Sobre cómo la investigación puede contribuir al mejoramiento de las prácticas pedagógicas. En ese contexto expuse sobre los procesos de construcción de conocimiento, de cómo hacemos investigación”, ilustró el Dr. Cárcamo.

-¿Cuál fue la apuesta inicial de su presentación? ¿Qué buscaba generar en los encargados de los CRA?

IMG_20141008_124446_3-Lo que me interesó fue darle un giro a la forma en que podíamos entender las cosas. Lo pensé considerando a personas responsables de bibliotecas, es decir, cómo estas personas, que son los responsables de los CRA, pueden ayudar a sus propias escuelas y en sus propios contextos, a mejorar sus prácticas pedagógicas, pero no a partir de la sola intuición, sino que fundamentalmente, desde una observación más aguda, una relación de elementos de manera más sistemática.

Les insistí en que no me interesaban las formas tradicionales de hacer investigación. De hecho, lo que trabajé con ellos fue comentarles mi propia experiencia sobre los procesos de investigación, y cómo me he dado cuenta que los manuales sirven de orientación, pero que la realidad real, te invita a mirar más que un camino a seguir, una madeja que debes desenredar. La invitación, en ese sentido, estuvo dirigida a que ellos tienen que ser capaces de ver en sus propias unidades educativas, en sus propias comunidades, sean urbanas o rurales, elementos para la creación de conocimientos. Cada realidad es muy particular, y por tanto, cada niño, cada padre, familia y profesor que ahí está, es un mundo muy particular.

Entonces, les empecé a hablar de los procesos de construcción del conocimiento, las formas que tienen ellos de contribuir a que este conocimiento esté fundado en las propias realidades. Me centré en esa tarea y en desmontar la representación que hay en torno al método, que nos indica que uno empieza en la puerta A y termina en la puerta Z. La verdad es que esto no es tan simple, es mucho más complicado, es tomar una madeja y comenzar a ver desde donde se comienza a tirar la hebra para que se vayan desatando los nudos”.

-¿Qué pudo percibir al respecto?

-Hubo una retroalimentación muy interesante. Se empezaron a dar cuenta del aporte que ellos podían hacer. Asumieron que tenían una responsabilidad muy grande. Como Centros de Recursos para el Aprendizaje pueden ser un aporte para la escuela, y fomentar no sólo la lectura. Pueden ser una biblioteca no sólo en el sentido clásico de la palabra, sino como un centro para apoyar la creatividad y la inventiva.

Muchas veces se piensa que es mejor mantener el material guardado, para que se mantenga limpio, pero no, el tema es que el material tiene que estar a disposición y tenemos que entregar las herramientas para que esto suceda, para que las fronteras se diluyan.

La biblioteca, y esto es una cuestión que yo les insistí, no puede ser el espacio de castigo. El discurso de que si te portas mal, te vas a la biblioteca, no puede continuar más.

Ellos tienen que asumir que si envían a alguien castigado a la biblioteca, ese castigo debe ser un deleite, que lo disfruten, y eso lo consiguen sólo si son capaces de sistematizar lo que observan, porque para este proceso de investigación que les invitaba a pensar, la observación y el sentido común, se tienen que juntar. No es la visión clásica de la cientificidad, y ellos lo captaron de ese modo. Hubo muy buenas apreciaciones y comentarios, y de hecho me han enviado algunos correos solicitando visitas a sus escuelas. Si eso puede ser un aporte desde nuestro quehacer universitario, bienvenido sea.

El tema de cómo captaron el mensaje que quise transmitir fue el adecuado. Yo no iba a enseñarles a hacer investigación, sino que iba con la intención que ellos captaran que esto es más complejo de lo que parece, pero mucho más enriquecedor, y que ellos son protagonistas de un aprendizaje que se puede generar de manera situada. Cada escuela, cada centro es distinto y eso lo lograron captar. No todo es quejarse por falta de recursos, mucho falta de voluntad, y eso supone que debemos tener una actitud distinta frente a nuestro quehacer.

-¿Ellos realizan actividades que coinciden con lo que usted les proponía?

-Muy poco, por eso digo que esto les generó un remezón, y que ayudó a desmontar representaciones muy enquistadas, como que todo es malo, que faltan recursos, que no se puede hacer muchas cosas.

Estaban muy centrados en la tarea, pero muy pocos hacían algo en la línea que yo les planteaba. Entonces, fue atractivo para ellos el conocer una mirada distinta de alguien “ajeno” porque yo no soy profesor, soy sociólogo, antropólogo, vengo de otro mundo. Entonces, cuando desde otro mundo se les habla de lo que pasa en su propio mundo educativo, de la importancia de articular la familia, la importancia de articularse ellos mismos, de romper con la representación de la biblioteca como espacio de castigo, eso, les pareció muy útil, y creo que se generó cierta disposición a incorporar este mensaje a la reflexión del quehacer diario.

-¿Los encargados de los CRA son necesariamente profesores?

-Los encargados de los CRA no son necesariamente profesores. Hay paradocentes, algunos técnicos, o personas que se han ido capacitando, pero no necesariamente son profesores. Por lo tanto, ese es un desafío mayor, el cómo transmites un discurso a un público diverso pero que comparte una cuestión en común que es el desafío de reactivar y potenciar la lectura como algo entretenido y distinto.

Creo que el desafío en los CRA es ese: cómo los responsables de los CRA, comienzan a mirar el espacio de la biblioteca como un espacio de oportunidades, independientemente de la formación. Puede ser un profesor, paradocente, sociólogo, una mamá o padre voluntario que desee participar del CRA. Porque si hay voluntad, disposición, y esta idea de que no todo es un camino que va de la A a la Z, sino que tenemos que ir desatando nudos, yo creo que los CRA pueden ser una tremenda oportunidad para desarrollar la creatividad, que es tan necesaria.

Lo interesante es que los CRA, al ser una instancia formal, que está reconocida dentro de la orgánica del colegio, pueden ser parte de los Consejos Escolares. Entonces, se puede no ser profesor, pero se es el encargado del CRA, y en tanto que encargado de CRA, debo estar en el Consejo Escolar, donde se reúnen representantes del Consejo General de Padres, los profesores, los directivos. Todo lo que yo hago dentro de un CRA puede estar vinculado con los Programas de Mejoramiento Educativo (PME), es decir, tiene que haber una articulación directa, y ellos tienen que ocupar esos espacios.

-¿Qué experiencias se pueden desarrollar?

-Por ejemplo, como espacio orgánico dentro de la escuela, deben atreverse a invitar a los padres, a los abuelos a hablar de sus historias y experiencias. He conocido experiencias maravillosas en Chile y en el extranjero sobre cómo los padres y abuelos van a contar sus propias historias a las niñas y niños. No el libro o el cuento clásico, sino su historia, su vida. Y ahí hay un ejemplo súper claro de cómo podemos articular los mundos vividos dentro de la escuela y fuera de la escuela.

Les mencionaba que en el escenario de la Modernidad se ha generado, y les decía una palabra muy rara, un epistemicidio, es decir, algo se murió, a alguien han matado en la Modernidad, y a quién han matado en la Modernidad, a las diferentes formas de conocer. Pareciera que solo hay una forma válida de conocer, que es la ciencia, y hemos perdido de vista un montón de conocimiento que no circula en los circuitos científicos sino en la cotidianeidad.

Cuando yo invito a un abuelo a hablar sobre su historia o sobre la historia de su barrio a la escuela, abro las puertas del CRA y estoy generando una alianza más allá de la biblioteca, estoy generando una ruptura de fronteras y estoy convocando, invitando para que los padres, las familias, construyan un espacio en la escuela, y eso es muy útil, tiene un impacto muy importante en los niños, sobre todo en los primeros ciclos, o en educación preescolar.

Abuelos, familiares, amigos, vecinos del barrio contando las historias. Por ejemplo, aprovechar la invasión de Halloween para contar las historias chilenas, porque Chile está repleto de cuentos e historias en torno a fantasmas, y qué mejor que los abuelos lo hagan porque potencias, articulas, validas diferentes formas de hacer y de representar el mundo.

Los encargados de los CRA, dado que son parte del funcionamiento orgánico de la escuela, podrían abrir la escuela a la comunidad, tanto en espacios rurales como urbanos. Hay que revitalizar otras formas de conocimiento, y eso pasa por los CRA.

Cristian Villa Rodríguez

Cristian Villa Rodríguez, Periodista. cvilla@ubiobio.cl 042-2463015

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