En el libro “Escrituras para la comunidad diversa. Una sociedad aurismada en un miedo abismal”, publicado por Ediciones Universidad del Bío-Bío y prologado por el poeta Raúl Zurita, el académico del Departamento de Ciencias Sociales Dr. Miguel Alvarado Borgoño, plantea que en América Latina las Ciencias Sociales surgen incluso antes que en Europa o Norteamérica, junto con identificar a la literatura y las ciencias sociales como los tipos discursivos principales que narran la realidad del subcontinente.
El Dr. Miguel Alvarado precisó que “Un libro axial fundamental para entender las Ciencias Sociales en su surgimiento a nivel universal es ‘Facundo’ de Domingo Faustino Sarmiento, publicado en la década de 1830 del siglo XIX. Antes de El Capital de Marx, o de las Reglas del Método Sociológico de Durkheim, o de la obra de Max Weber, ya se hacía pensamiento social en América Latina a través de autores como el mismo Sarmiento, Andrés Bello, José Victorino Lastarria, Bilbao, Arcos, entre otros. En América Latina ya había pensamiento social sin necesidad de que aparecieran las Ciencias Sociales, ya sea en su orientación positivista, hermenéutica o marxista”, explicó.
Respecto del título de la obra, el Dr. Alvarado Borgoño precisa que si bien, el adjetivo “aurismada” no es reconocido por la RAE, sí corresponde a un término empleado por generaciones anteriores para dar cuenta de un estado de temor donde incluso el aura está comprometida con el miedo.
“¿Por qué un miedo aurismal? Porque frente a la diversidad que existe en nuestro país de tipo étnica, de género, de orientaciones sexuales, temas regionales, entre otros, el fracaso del proyecto constitucional demostró la incapacidad que tenemos para aceptar esa diversidad y poder convivir en un contexto diverso”, señaló.
En ese marco, y tal como expresan los pensadores de la Escuela de Frankfurt, da cuenta del concepto del “miedo al otro”. “Nos movemos en un miedo fundamental a la alteridad, la diferencia, al que es distinto a nosotros. Y cuando hablo de distinto a nosotros, no hablo solamente de lo diverso en el sentido étnico, incluso hay una dificultad de comunicación intergeneracional, hay tremendas dificultades de comunicación entre personas de distintos géneros… Por ejemplo, numerosas muchachas y muchachos han decidido asumir su orientación no heterosexual, lo que ha constituido un problema de comunicación con sus familias, es decir, la sociedad chilena está incomunicada particularmente”, ilustró.
Asimismo, el Dr. Alvarado comentó que, en términos de tipologías discursivas, mucho de la raigambre del pensamiento social latinoamericano proviene de la literatura, o de obras que hoy son consideradas literatura, pero que en su momento fueron asumidas como expresiones del pensamiento social -como ‘Facundo’ de Sarmiento- porque no existía aún el concepto de Ciencias Sociales. “En síntesis, adentrado el siglo XX, hay dos grandes modos para narrar América Latina y su diversidad, la literatura y las Ciencias Sociales, particularmente desde la década de 1950, cuando tenemos establecida la CEPAL y FLACSO”, acotó.
Exotización y esoterización
El Dr. Miguel Alvarado precisó que, en el ensayo medular de la obra, denominado “Literatura, epistemología y metodología de las ciencias humanas. De Cortázar y otros cronópios”, se trabaja el concepto de exotismo, que suele ser equiparado con esoterismo, aunque no son lo mismo. El autor advierte la necesidad de distinguir los conceptos, puesto que los autores europeos y norteamericanos han utilizado en demasía la esoterización para narrar América Latina.
“El tema es que los europeos y los norteamericanos tienden a esoterizarnos desde la exotización, nos consideran exóticos y de ahí esotéricos, y no se dan cuenta que los grandes problemas de la sociedad chilena son la injusticia social, o de la realidad latinoamericana la violencia política, la violencia social, las injusticias estructurales y que esas situaciones trascienden a América Latina incluso, son parte de la estructura de la relación, como decían los teóricos de la dependencia, de la relación centro-periferia”, argumentó.
Debido a ello, advierte el Dr. Alvarado, existe “un gran peligro en que nos constituyamos como sujetos exclusivamente exóticos, lo que no significa no reconocer la especificidad cultural latinoamericana, pero esa especificidad se da junto con una situación socioestructural que es de injusticia. No podemos -en pos de la exotización- olvidar la injusticia y la desigualdad social. Y eso no es solo un problema chileno sino latinoamericano, y está presente en el libro” reseñó.
América Latina, literatura y ciencias sociales
El libro también da cuenta de experiencias que se han realizado en América Latina y particularmente en Chile, que buscan fusionar Ciencias Sociales y el desarrollo de la Literatura. “En muchos casos son experiencias poco conocidas; el caso de los nuevos historiadores, numerosos filósofos, y el desarrollo de la antropología poética o antropología literaria con autores como Sonia Montecinos, Clemente Riedemann (antropólogo) y Andrés Recasens, que fue el formador de muchos de nosotros en el ámbito de la antropología en la Universidad de Chile, que además es escritor. Lo interesante es que surge una generación de más de una veintena de autores, que tienen la profesión de antropólogo, pero empiezan a escribir un tipo de textualidad antropológica que se vincula más con la literatura que con la forma tradicional de las Ciencias Sociales, y eso es la antropología literaria básicamente”, aseveró.
Al respecto, el Dr. Alvarado enfatizó la capacidad hermenéutica del lenguaje literario para contar y narrar América Latina. “Si a un extranjero le quiero contar qué es América Latina, más que entregarle las cifras de la CEPAL o del PNUD sobre desarrollo y calidad de vida, tendría que mostrarle ‘Cien años de Soledad’ o el ‘Canto General de Neruda’. Hay un concepto de Paul Ricoeur que hace mucho sentido; una metáfora tiene una capacidad de representar la realidad de una manera mucho más profunda y amplia que una ecuación; una ecuación lo que determina es la fusión de algunas variables que dan un resultado determinado, pero una metáfora, por su misma polisemia, por su diversidad de contenido, tiene más capacidad para representar un hecho social concreto, por lo tanto, no es raro que la literatura haya tenido esa capacidad para narrar América Latina”, ilustró.
El Dr. Alvarado Borgoño aseguró que el libro, en cierto sentido, posee un carácter reaccionario, pero no en un sentido político conservador, puesto que se plantea una perspectiva crítica respecto de la injusticia estructural de la sociedad chilena y latinoamericana.
“Es reaccionario a aquellas formas que tratan de imponer una ciencia social eurocentrada. Para hacer una ciencia social que dialogue con la literatura, no tenemos que irnos al posmodernismo o a las corrientes de pensamiento europeo o norteamericano deconstructiva, nos tenemos que retrotraer a las bases de nuestro pensamiento social, como mencionaba, Alberdi, Sarmiento, Bello, Rodó, Bilbao, Arcos… En el fondo, no estamos en un proceso de progreso en la construcción de nuestra narración de la diversidad y de la realidad latinoamericana socioculturalmente, históricamente, políticamente (…) Hay una tradición de pensamiento y de escritura de lo social entroncada con la literatura que no debe ser implantada como una novedad, debe ser continuada en función a una tradición que ya está dada”, comentó.